Cena en Bilbao

Y como todos los años tras el verano, de vuelta en Bilbao, después de tantas y tantas singladuras una cena para recordar y para hacer planes (¡quién sabe! ¿por qué no, el Pacífico?: un reto) Pero antes habrá que revisar ¡el molinete! Y de la cena surgió la idea de introducir alguna modificación en el blog, consecuencia de lo cuál estrenamos "Páginas"

Otro plano

    Distintos estudios sociológicos demuestran que las reacciones ante la lectura de los artículos de este blog, sean expresadas en los comentarios o calladas, son del tipo: "qué bien se lo pasan, a ver si llega el día de incorporarme", o bien "qué suerte tienen, a mí se me acabó, hasta el año que viene"; o si no: "con el calor que hace aquí, qué fresquito se estará a bordo" o al revés, "jo, aquí ya ha llegado el otoño y ellos aún bañándose en aguas templadas".
    Es decir el común denominador es evidente: LA ENVIDIA. Y la envidia, ¡ay!, como casi todos sabemos (y quienes no, enhorabuena, que lo dejen estar) es uno de los siete pecados capitales.
    Así que para no provocar más la comisión de tal falta, o para que el personal se pueda entregar a otro pecado de los seis restantes, allá cada cual, he aquí este artículo nada seductor, en el que se muestra la cara B del Alysio, o como diría Victoria García, "otro plano".

¡Atención!

El visionado de estas imágenes puede herir la sensibilidad del lector habitual de este blog

El paisaje desde cubierta: bello "bosque" de palos

Fregado de la sentina

 

 Emjuagado,...

...secado,...

...y plegado de velas

Eliminación de las capas de patente con rasqueta, lija...

...y agua a presión

    Falta enjuagado de cabullería, lavado de tapicería, limpieza a fondo de armarios, etc, etc..del que no hay material gráfico.

    Pero no es mi intención personalizarlo en quienes hemos colaborado este año, aparte de que Joseba se lleva la parte del león. Sirva este artículo como reconocimiento a quienes año tras año, en el invierno, antes de zarpar, durante la travesía o al final, han aportado su conocimiento, su esfuerzo, su habilidad, su imaginación, para que el Alysio esté siempre en las mejores condiciones de seguridad y confortabilidad.

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   Finalmente, y cambiando de tono, no me resisto a poner esta imagen del barco, que tampoco sale muchas veces entero en el blog, fondeado en una idílica cala de Itaca, pocos días antes de llegar al varadero.

    Nuestro querido Alysio, al que por habernos llevado por todos los rincones del Mediterráneo, salvos y felices, le hemos condecorado de esta forma:

¡Hasta la próxima!

Y, desengañémosnos: "Los marineros, también tienen una suegra en cada puerto" (Accidents polipoetics)