viernes, 23 de septiembre de 2011

Más del suceso

"Diez minutos son suficientes para poner todo del revés", o algo así, es como comenzaba el artículo de un medio local. Yo creo que fueron menos minutos, pero eso sí, de una fuerza inusitada. El nombre que le han dado al fenómeno varía, pero he visto en otro medio hoy que lo llamaban como hizo Joseba nada más acabar, aunque el resto le mirásemos con cara de incrédulos: squall en inglés, chubasco en castellano.
El resultado, ya lo mencionaba Angel, lo más triste es una persona fallecida, en uno de los barcos que estaba en la bahía; y numerosos daños materiales en barcos tanto en el agua como varados. Como anécdota, un español que estaba dentro de su velero , varado pocos días antes, cuando vio venir la tormenta, se alegró de estar en tierra...y le cayó encima un barco de 50 pies que le rompió el palo. Como apunta Maiko, ahora es tiempo de de los seguros.
Ah, y el Aldebarán, uno de los barcos que navega junto al Alysio y varado aquí, con mucha suerte quedó indemne. Se desplazó un poquito y sólo tiene un rasguño en el casco.

Queremos agradecer a quienes, a través de comentarios en este blog, e-mail, SMS..., nos habéis dirigido unas palabras de apoyo.

Aquí va un reportaje gráfico:

Un vídeo encontrado en internet:

Y nuestras fotos:


El catamarán volcado que ya salía en una foto del post anterior. Sus dos tripulantes salieron ilesos; la mujer, rescatada desde el interior por un buzo según nos han contado





Diversas vistas del varadero


Trabajos de recolocación


Nuestra visión desde popa durante unos días. Aquí ya muchos barcos habían sido recolocados


Joseba asombrado ante tamaña flexión de palo


Posición del Alisio en el momento del desastre




Comparado con todo eso, los daños del Alisio han sido moderados
:

Daños producidos por el Alisio al vecino, que es de acero

En fin, los tres que quedamos estamos empeñados en las labores de limpieza, ordenar, guardar, preparando el barco para la invernada mientras acaban de colocar los barcos y reanudan el izado a tierra de los que estamos a la espera.
Para mí es algo nuevo estar tantos días a bordo y en el mismo sitio. Tenemos vecinos en el barco al que estamos abarloados, viven en él; ya nos conocen en tiendas y restaurante, y varios gatos nos hacen compañía en la bañera.




martes, 20 de septiembre de 2011

Ultima hora: Edición Especial





Solo una breve nota para explicaros el último incidente del Alysio de este verano. Tan solo un par de horas después del que pensaba sería mi último blog

Imaginaros, en especie de ria de muchos Km, al lado del varadero, balsa total y abarloados a dos barcos destartalados. El primero más pequeño que el Alysio y en estado de ruina y el segundo muy grande, pero especie de caja vieja de zapatos con familia en su interior y aparentemente usado como vivienda habitual. Preparándonos para coger coche de alquiler e ir a cenar al pueblo, para al día siguiente visitar Meteora.

El Capi afeitándose… todo el día de lluvias intermitentes. Pero…

En pocos momentos se montó la de Dios. Espesura de nubes total, la lluvia arreciando y vientos “in crescendo” que creo llegaron a los 90 o 100 Km/h (o algo así). Las rocas en popa a pocos metros, las amarras tensándose y destensándose amenazantes y el barco escorando de babor a estribor en ángulo infernal que difícilmente me permitían tenerme en pié. Imaginad: cacharrería en el interior por los suelos, movimiento y furia huracanada que nos hacían temblar y la amarra de popa que se rompe debido a la fuerza del viento y las olas. Yo no supe que pensar cuando el Alysio se abalanzaba hacia el otro barco rompiendo el balcón de babor y las defensas por los aires. Yo asomado y ellos dentro (recordad, el afeitado del Capi en curso).. ¡Estamos sueltos de popa! – grito desesperado -. Tan solo en unos minutos la balsa de aceite se convirtió en mar embravecido. El Capi que sale aún untada la cara de espuma, Juanjo y Begoña que se lanzan a proa para soltar amarras e izar ancla, siguiendo las ordenes del Capi, que ya pone en marcha el motor, nos vamos a estrellar contra el otro barco o contra las rocas. Por fin el ancla arriba, dudas con el motor, el muerto y amarra de proa sueltas, nos lanzamos contra las olas y un barco en frente de nosotros, sin aparente control, contra el que casi nos estrellamos. Mirada al varadero, la mayoría de los barcos en tierra en el varadero por los suelos, tumbados unos sobre otros, Multitud de barcos con las velas desgarradas (¿cómo las sacó el viento de los mástiles?), barcos desarbolados y un catamarán boca abajo y la policía y los bomberos del mar auxiliando a sus tripulantes, ambulancias en tierra.

Nuestros desperfectos en esos escasos 15 minutos de furia huracanada: El balcón de babor desecho, al golpearse con el barco de babor, las dos capotas destrozadas (estaban plegadas). Tan solo eso, pero, creedme, en algún momento pensé en la posibilidad de tenernos que tirar al mar y ganar las rocas a nado.

Al final todo funcionó bien, ganamos el centro de la bahía y en pocos minutos el viento calmó. Aquí nos encontramos ahora, fondeados, hemos tomado unos espaguetis y hemos recordado los momentos y las sensaciones de esos escasos minutos. Empapados pero contentos de que hemos salido “a flote” sin mayores problemas que esos desperfectos en el barco. Ahora todo es calma.

El futuro, incierto, el varadero está destrozado y hasta mañana no sabremos las intenciones de su gente. No sabemos si se podrá varar el jueves como estaba pensado. Por supuesto adiós a Meteora… otro año será. Nos consolamos pensando que todo esto podría haber sido peor. ¿Qué hubiese sido del Alysio una hora después y nosotros cenando en el pueblo?

Os adjunto algunas fotos que muestran el estado de algunos barcos y de varadero, después de estos 15 minutos de destrucción.

Ángel

Ya s'ta ya s'acabó




En posición previa a la anterior. Ojo!, estamos atracados, no aparcados, aunque no lo parezca

Puesta de sol de alucine (os prometo que no es una postal)

Aquí el gran Ulises, a su vuelta al hogar


Es mi cuarta, y última, entrega. Esto se acaba.

Desde la última entrega los cuatro tripulantes actuales del Alysio hemos hecho montón de cosas: Visitado Olimpia, en trenecito curioso, ido a Itaka, a Kastos (nombre muy apropiado para la tripu del Alysio – quizás algún día habría que escribir un articulo “ad-hoc” relativo a la vida sexual en el Alysio -), Porto Leone, Scorpios ("ellos" no estaban y, por tanto, no nos recibieron como es debido) y al final en Vlikos en donde estamos en plena faena de limpieza, prestos a varar el Alysio y en donde invernará hasta la próxima temporada. Tenemos a nuestro lado una familia que aparentemente vive aquí de fijo, del varadero tenemos al punky que nos soluciona temas (Rabit gusta llamarse – famoso DJ en el pueblo -), su padre, que es un pasota de cuidado con coleta; en fin, un mundo aparte para los que habitualmente vivimos de urbanitas. El final del verano nos ha sido anunciado con tremenda tormenta nocturna y hoy todo el día semilluvioso.

Personalmente he conseguido un montón de objetivos. En este, mi tercer curso de aspirante a aprobar el primer curso de grumete, he aprendido mogollón. El formar parte de la realeza como tripulación (la armadora - que manda de la hostia -, el Capi y el contramaestre), me ha hecho aprender mucho sobre los valores de la humildad.

En muchas ocasiones he tenido que navegar en las divergencias entre armadora y capitán (que siempre se dan en un barco y más aún si, como es el caso, son pareja) y hacer como que yo no estaba ni con uno ni con otro, pero con los dos, por las terribles consecuencias que el tomar partido me podría acarrear en el futuro de mi “carrera” en este barco. Es lo que se llama habitualmente como nadar y guardar la ropa o nadar entre dos aguas (que ya he aprendido mucho de nuestros queridos políticos).

He sido sumiso y he tratado de encontrar mi espacio de utilidad en algunos menesteres (lo encontré, por ejemplo, con el Ajoblanco que a todos pareció gustar, aunque no tanto con los carbonara que me salieron un poco salados).

En las comidas lo he tenido un poco jodido, pues si bien me permitían comer con ellos, el Capi me cortaba todo intento de echarme sal en los alimentos, explicando que era por el bien de mi salud, pero yo sabiendo que era un claro intento de ahorrar "pelas" en lo que se llama “el chocolate del loro” y que tan bien están aplicando ahora nuestros - nuevamente – políticos, a causa de las paupérrimas cuentas heredadas de los anteriores gobernantes - del otro partido, claro -.

También he encontrado mi pequeño espacio, últimamente, en el manejo de la gomona, puesto que se me encomendaron importantes misiones cuando debíamos echar cabo a tierra. Pero eso sí, a remo. El Capi me dice que, tal vez, en cuarto de primero de grumete – o sea el año próximo- se me permita llevar la gomona con motor y, después de pasado un examen, incluso con gente a bordo (1 o máximo 2 tripulantes)

Bueno, pues ahora nos encontramos en varadero maravilloso (???), rodeados de barcos "apalancaos" unos a otros y algunos semihundidos, y realizando las actividades propias de la preparación de la sacada a tierra. En estas actividades… ¿de qué se ha encargado este aspirante a grumete?... os lo podréis imaginar… de los baños. Me he currado todo el día los espejos de los baños (quitándolos y rascando la pared – espero una placa con mi nombre en los nuevos espejos -), mientras los otros se dedicaban a tareas más elevadas (en la bañera y cubierta). Bueno, también me ha llamado la atención el que la armadora se ha currado la cocina como una leona, lo que muestra el estado de democracia de este Alysio, al que todos queremos tanto. Esto no es una democracia… pero casi

Os adjunto fotos del lugar en que nos encontramos… para que veáis que no es oro todo lo que reluce, y que hay cosas que hay que hacer por que sí y además porque sí.

Besos a todos y… ¡empecemos a preparar la nueva temporada!

Ángel

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El Efecto de las Olas





13 Septiembre 2011

Ayer pude comprobar en mí mismo – como cuerpo material - el efecto físico de las olas. También pude ver que el refrán: “En trece y martes ni te cases ni te embarques”, tiene su sentido.

Ayer comenzamos el 13 Martes navegando de madrugada (embarcados). Véase como fue.

Después de noche del día 11 (nuevas excursiones por la costa) en cena muy agradable con Raimon y Noe (sepia y, cómo no, Ajoblanco), al día siguiente, después de repostar en Pilos, nos dirigimos a las islas Stamfáni (a 30 millas de la costa). La idea era llegar en 7 horas de navegación y encontrar allí cobijo en agradable fondeo.

En ese momento, y durante todo el trayecto, el viento, y las olas, nos golpearon en perfecta dirección de la proa (o sea de frente en nuestros cuerpos), provocando el consabido “vaiven” del barco durante ese tiempo (en sentido longitudinal - importante por lo que luego describiré -) y la consecuente reducción en la velocidad del barco.

En lugar de 7 horas fueron 9 y llegamos a las 21.30, con luna llena, al supuesto fondeo (todos con ganas locas de reposo de tamaño movimiento)

El lugar, en cuanto a meneos y algarabía, recordaba el movimiento, visto desde la altura, de patio de colegio de infantil en hora de recreo, por lo que se decidió que allí no habría quién durmiese, y por lo que nos dirigimos de nuevo a la costa hacia Katakolon. Eso significaba otras 5 horas de meneos, pero ahora con viento y olas “en traversa” (de babor a estribor)

Así fue que nos metimos en el martes 13 navegando en medio de la nada, en compañía de la luna y con “vaiven” ahora lateral. Como os imaginareis, con tamaño meneo, lo único que probamos en todo el día fueron trozos de queso y alguna vianda más que, entre gran alboroto en la cocina de platos y cacharros, nos preparó Begoña (la única con el cuerpo en condiciones en aquel momento).

Este movimiento de 12 horas, primero a la isla, y luego de nuevo a la costa, algo más al norte del punto de partida, también en la costa (30 millas), es lo que se denomina (o al menos yo lo llamo así) un “Gran bordo” de 30 millas y hace discutible lo de que la distancia más corta entre dos punto es la línea recta, porque nosotros hicimos ese trayecto en más de 60.

Finalmente arribamos a Katakólo a las 2.30 a.m, momento en que el que escribe, malamente pudo ayudar a Joseba en el fondeo (los colorcitos de la cadena, aún con linterna, eran difícilmente visibles)

Hoy, hemos aprovechado el descanso en Katakolon puerto para visitar Olimpia (el capi de nuevo con nosotros)

Hay una gran conclusión física para los cuerpos (o al menos del mío) del experimento anterior y que debería incluirse en algún tratado de física de los homínidos, y esta es la siguiente::

  • La suma del primer trayecto con “meneo” longitudinal y del segundo trayecto en transversal (de babor a estribor en el barco – pero, sin embargo, izquierda y derecha en nosotros como personas -) ha provocado en nuestros cuerpos el que la combinación de ambos vaivenes, durante 7 y 5 horas respectivamente, hayan ejercido una fuerza centrífuga sobre lo interno de nuestros cuerpos hacia el exterior en ambos ejes, es decir hacia nuestra periferia (dado que el barco no se desplazaba verticalmente y por tanto nuestro propio eje Z no sufrió lo mismo).
  • Como consecuencia de ambas fuerzas centrífugas durante ese tiempo, en el exterior de nuestro cuerpo (la piel) se han acumulado multitud de partes de nuestro interior (células, glándulas y otras asquerosidades), provocando un vacío en el mismo (unido a la falta de alimentos durante esas 12 horas)
  • Esto ha provocado que en el día de hoy los cuatro tuviéramos un hambre atroz y que, para rellenar el vacío – después de la excursión a Olimpia (también sin comer), nos hayamos zampado esta noche (cuando nos lo han permitido unos españoles que nos han visitado amablemente) unos espaguetis, con mucha sal, que han sido delicia de los cuatro de a bordo.

Moralejas: 1)En trece y martes ni te cases ni, sobre todo, te embarques 2) Vigila que los bordos no tengan más de, digamos, 10 millas – o algo así –

(No os asustéis, aunque lo veáis en la foto y a pesar de nuestra situación física en ese momento, no tomamos posada en el Hotel Letrina. Está solo como curiosidad)

Ángel

domingo, 11 de septiembre de 2011

El ronroneo del motor





Run, run, run… el ronroneo del motor se ha convertido en el ruido de fondo que nos acompaña en nuestros desplazamientos por estos mares: En estos días: no-viento o viento de cara, como el de hoy… la vida misma. No siempre el viento nos empuja y es nuestro aliado, muchas veces hay que adaptarse a otra situación y el viento parece querer impedir que las cosas se muevan en la dirección que queremos, o que nos apetece… ¡hay que adaptarse y luchar contra ello!

No obstante estamos felices de cómo va la semana. Yo ya llevo una semana aquí y el ritmo es más lento que otras veces, pero me encanta. Hacemos menos millas, pero nos estamos hartando de visitar ruinas de castillos y monasterios… y lo más espectacular: El capi se ha descubierto como un experto investigador en castillos y baja con el resto de la tripu. Hemos parado en muchos pueblos y nos los hemos pateado todos. Hemos cenado en restaurantes griegos, de terrazas tranquilas, agradables y gente amable que nos han servido una comida típica a precios que a veces no creíamos.

Hemos descubierto, con la gomona, playas que nada tiene que envidiar a las del Caribe con agua de azul-turquesa

Hemos conocido a otros españoles (Raimon y Noé) que pululan varios meses por aquí todos los años, totalmente entregados a la belleza y tranquilidad de estas tierras; y es que, conociéndoles, uno se imagina cómo sufrirían en lugares como Benidorm o cosas así. Esta noche nos van a preparar una sepia con patatas y yo, ¡cómo no!, voy a repetir con el ajoblanco (fresquito y con mucho ajo) que tanto juego nos está dando estos días.

Hemos conocido la ciudad de Mystra, Patrimonio de la Humanidad, en donde nos chupamos el diluvio del año (con pantaloncito y camisa corta). Hemos estado en Koroni (castillo y monasterio de monjas y latin-lover para turistas), Methoni (otro castillo) y ahora (dos dias) en Pilos con bahía espectacular en donde las tropas aliadas se cepillaron a los turcos (¿os suena de algo?) propiciando la independencia de Grecia en 1823. Hoy nos hemos bañado en playa espectacular a la que hemos accedido en gomona.

Hoy hay nuevo cambio de tripu. Acaba de llegar Juanjo y nos dejan Ana y Chaume. Y mañana tiramos hacia arriba

De aquí al final, Bego, Joseba, Juanjo y un servidor serán la tripulación del Alysio… ¡el verano se nos está yendo paso a paso!

Ángel

martes, 6 de septiembre de 2011

Maldito iPhone en la semana del ajo





5 Septiembre 2011



Y yo allí, como un jili…, con mi maldito iPhone, recién adquirido, en el bolsillo de la camisa, y del que hasta ese momento me sentía orgulloso, parado delante de una cabina de teléfonos del aeropuerto de Atenas e intentando conectar con el Alysio, para saber a qué atenerme y a dónde ir. Porque esa era la triste y cruda realidad: Mi iPhone en combinación con el roaming de MoviStar no funcionaba y estaba totalmente perdido, sin saber a donde dirigirme y qué hacer. Estas son también las aventuras del Alysio, las que también se tejen fuera del barco, intentando llegar a él. La Itaca difícil de alcanzar.
Había esperado en el aeropuerto, con mi mochila a la espalda – pesadota ella-, la llegada de Begoña para ir juntos en el coche alquilado al Alysio, pero pasados 40 min del anunciado aterrizaje ya me dí cuenta de que nunca llegaría, algo había pasado, y por supuesto nadie había podido localizarme en mi maravilloso iPhone. A continuación me llegó un mensaje de Joseba (no sé como narices llegó), diciendo que el vuelo de Valencia había vuelto a tierra y que por tanto Begoña había perdido la conexión a Atenas. Después de alguna llamada por cabina, me aconsejaron no esperar al siguiente vuelo y tirar hacia el barco… 280 Km de carretera de las cuales los últimos 100 por carreteras infames. Y al final llegué, pero… ¡maldito iPhone y maldito MoviStar!
Al final, allí me estaban esperando todos para cenar, tarde, pero buena cena en buena compañía, con los que se quedaban (Joseba y Maialen) y los que ya se iban al día siguiente (Pili, Carlos y Juan).

Al día siguiente los cambios de la tripulación hechos, los que se iban y los que llegan (Begoña, Ana, Jaume y el que escribe esto), con algún retraso. Tiramos hacia el sur y trato de olvidarme del iPhone y demás zarandajas de la civilización… ¡ya estoy en el mundo del Alysio y esas cosillas dejan de tener importancia aquí!

La nueva tripulación, hemos tenido nuestra primera noche en el barco hablando del bien y del mal y de nuestros “queridos” políticos y demás gente de bien, y del paro, y de las angustias de la gente que se ve sin trabajo de un día para otro, sobre todo los más jóvenes, y de los que no pueden pagar sus hipotecas con tanta mierda envuelta, y del 15-M y de más cosas… , como el uso de las bicis en las ciudades. Realmente este grupo tiene pinta de estar muy enrollado con las cosas que se mastican en el día a día de la calle, y eso a mí me gusta y me siento muy a gusto con ellos también. Tendremos mas momentos como este. En las noches alrededor del chupito es verdaderamente facil dedicarse a estas filosofeces, que en el ajetreo de la ciudad son más difíciles
Y es que esto es lo bonito del Alysio, y esta es la suerte de Joseba y de los que pasan más tiempo aquí: La cantidad de sensaciones y de gente similar, pero distinta al mismo tiempo, que comparten sus vidas con ellos en el tiempo que están aquí, incluidos los niños que, aunque a veces le hacen refunfuñar al capi, cambian el ritmo del viaje de una semana a otra.
Y de los que, como en esta semana, apreciamos en gran manera cada puesta de sol y cada relajo en la tarde leyendo un libro y bostezando, en sensaciones que son difíciles de encontrar en otro lugar. Y el sonido del agua golpeando mientras te vas durmiendo en una arrulladora somnolencia, y el vaivén del barco que te acuna y que, quizás, abre en tu interior recuerdos de tiempos muy, muy remotos, y sabiendo que al día siguiente, antes del desayuno, te espera un baño purificador que te abrirá el apetito para saborear el maravilloso pan con tomate y orégano, especialidad de la casa. Todos habéis disfrutado de esos placeres y por eso a buen seguro que me entenderéis. Esto no tiene precio.
Y hablando de sensaciones me “huelo” (nunca mejor dicho) que esta va a ser la semana del ajo. En dos días hemos agotado todas las provisiones de tal elemento. Y es que hemos descubierto el gusto por el Ajoblanco de un servidor y el ajo-aceite de nuestro valenciano Chaume. Ansiamos llegar a puerto para comprar más y más ajos… y por supuesto el Bombay Safire que se está agotando.

He disfrutado de mi primer día en Grecia y de la calidez y simpatía de los griegos. Y también de su originalidad para resolver problemas a los que les obliga las nuevas normas y reglas de nuestra Comunidad Europea. Me recuerda un poco a la España de hace muchos años.
Aquí adjunto, en la foto, una muestra que explica esto. Seguro que les ha llegado una normativa a los bares y restaurantes para habilitar facilidades para minusválidos en los servicios de los mismos… pero… ¡horror! (valga la paradoja por la rivalidad existente) lo que ellos tienen en muchos de esto espacios son tazas TURCAS, de las de sin taza… ¿cómo solucionar tamaño problema sin grandes inversiones?... pues véase la foto adjunta… No, no es una silla de las de electrificar “people” en los USA, no, la solución es simple: es una silla de ruedas a la que se le ha practicado un agujerito en el centro y que se coloca en posición adecuada encima del plato turco… sencillo ¿verdad?... originales y prácticos que son los chicos. Ya puede decirse que tienen servicios adaptados a discapacitados, adaptado a las normas de la CE… ¡No problem!
Otro día, más

Ángel

Alysio 2014