El Alisio ya está navegando un año más.
El martes después de
un larguísimo periplo por carreteras griegas Carmen, Susana, Blanca, Emilio y
quien escribe llegamos a Vliho donde nos esperaba papá. El miércoles por la
tarde teníamos todo listo para zarpar. Hasta ahora hemos estado en Skorpio,
Atokos, Porto Leone y Kastos. Hoy hacemos noche en una cala al noreste de
Itaca.
La vida a bordo transcurre como siempre, sol, baños,
cervezas y el alternador dando por saco.
Papá insiste en que os cuente la historia de las botas de
Emilio que ha desatado una guerra de bandos abordo. Os pongo en antecedentes,
Emilio tiene unas botas como único calzado para la travesía y un alzheimer
galopante, Susana, Blanca y Carmen tienen ganas de pelea. Esto ha provocado que
las botas hayan estado rotando de cofre en cofre durante día y medio hasta que
Emilio las ha necesitado y ha empezado a preguntar por ellas. Es entonces
cuando han comenzado las amenazas, el acoso psicológico y las agresiones
físicas. Papá y yo nos hemos visto forzosamente posicionados en el bando de las
chicas, ya que sabíamos donde estaban las botas y antes muertos que chivatos.
El caso es que las siestas a bordo ya no son posibles porque después de comer
comienzan las maquinaciones: que si te echo agua por la escotilla, que si te
tiro de los pelos de las piernas, que si te despierto con la trompeta, y otras
formas de molestar.
Las maniobras me reclaman, asi que por hoy lo dejamos aquí.
En cuanto pueda os iré contando más cosas.
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