Tras la comida y los baños, seguimos nuestra travesía… rumbo a Creta, isla cuya fama en el mundo de la navegación no se corresponde con la terrestre. Pero al Alysio no le valen los rumores, requiere de certezas.
Y llegamos, si, al impresionante y espectacular golfo: cimas de altura, dunas rampantes, piedras con barcos encallados, arenas doradas y rosas, aguas cristalinas color turquesa… lugar idílico donde cualquiera quisiera fondear. Pero ya se sabe, deseo y realidad no todas las veces se alinean.
Por tanto, tras varias vueltas al ruedo, pusimos rumbo al este para fondear en Kissamos. La noche fue de las de recordar. Rachas y más rachas de viento, mientras la lámina de agua se convertía en un verdadero balancé.
El 29 doblamos el cabo de la península de Rodopou, cabo con forma de proa de buque mercante, tan bello como amenazador. A primera hora de la tarde llegamos a Kolimvari (L 35º 32’ 9N ; l 23º 46’ 9E), a puerto. Nada más ver el dique exterior del puerto, nos embriagó una felicidad inusitada: oh que bien, dormimos en puerto!!
El 30 navegamos hasta Chania, al sureste del mismo golfo. Chania, antigua capital de Creta, ciudad culta y con vida propia más allá de los turistas, nos recibió en su encantador puerto veneciano. Atracar aquí es como acampar en plena Plaza del Sol en Madrid: lujo e indiscreción a partes iguales. Paseo por el casco viejo, cena al aire libre en el recodo de una calleja, gin-tonic en cubierta y farra.
El 31, sábado, cambio de tripulación y lo que conlleva: papeleo, lavandería, compra, limpieza, gasoil y agua. Llegaban Pili, Carlos y Tudi de Iraklion en coche alquilado, mientras Amaia partía tras 2 meses de navegación. Comida y cena en restaurante, bueno y muy barato.
El 1 de septiembre saltamos a Rethymno, siempre rumbo al este, doblando la península de Akrotiri: base de la OTAN y escenografía de la peli Zorba, el griego. La navegación dura, con mucho mar de fondo y un atraque un tanto complicado: la proa que cae a babor, el muerto que tira que jode, gritos y locura general. Finalmente volvemos a repetir la maniobra en el atraque de al lado… todo OK. La travesía nos ofreció un espectáculo de delfines juguetones que levanta el ánimo a cualquiera… había incluso los que nos aplaudían en proa.
Tras los clásicos gin-tonic en cubierta a la puesta del sol, nos vamos de exploración al bello pueblo turístico de Rethymno. Reminiscencias venecianas (faro, fortaleza, loggia) y turcas (celosías, fuentes, mezquitas) sobre una cartografía de calles estrechas, sombreadas y retorcidas.
El 2 de septiembre el Zybrig no nos trae buenas noticias: viento y mar de fondo, tanto que estuve cogiendo champas (coger olas) en la playa; por tanto, alquilamos coche y moto para explorar la parte suroeste de la isla.
Nuestros objetivos: monasterios, desfiladeros, la playa de Preveli y el mar de Libia. Joseba se hizo con la moto, en solitario, mientras los 5 restantes nos apretujábamos en un Skoda Fabia, pero Eolo se cobró su venganza y nadie quería comprobar el efecto Venturi en el ventoso desfiladero.
Llegamos tarde al monasterio, pero siguiendo las recomendaciones de la guía nos fuimos a comer al pueblo de Myrthios. Buenas vistas, buena comida y larga sobremesa… tanto, que casi nos vuelven a cerrar el monasterio a la tarde. El monasterio proporcionó agua fresca y poco más, así que fuimos en busca de la playa de Preveli por un camino de cabras. La playa tiene la característica de tener un río con caudal durante todo el año y alberga un palmeral entre sus paredes.
A la vuelta paramos en el pueblo de Spili cuya fuente veneziana tiene caños de leones.
El 3, Juanjo nos abandona al mediodía y la tripu restante (Joseba, Maria, Pili, Carlos, Tudi y yo) ponemos el barco rumbo a la isla Dhía, enfrente de la capital de Creta, Iraklion. La travesía, fundamentalmente a motor.
El fondeo con cabo a tierra en Nisís Dhía se lo debemos agradecer a Pili, que había hallado un pilot casero en un foro. Nos ha sido de gran ayuda, aquí y a lo largo de nuestra singladura cretense. La cala preciosa, ideal para el snorkel, pero justita en términos marítimos, abierta al suroeste nos ofrecía el espectáculo luminoso de la capital.
Al día siguiente saltamos al Golfo de Merambéllou, nuestra esperanza blanca. La travesía por fin fue fundamentalmente a vela, con un través, amurados a babor,pero en sus 35 millas no quiso picar ningún atún.
El golfo tiene varios fondeaderos y el puerto más seguro de la isla, el de Agios Nikolaos.
4 de septiembre, ya fondeados a la gira en Elounda, celebramos el cumple de María con arroz caldoso de calamares y gambas y pasteles!!!
El 5 de septiembre tiene la particularidad de cuántos incidentes y accidentes pueden ocurrir en una sola milla de navegación:
- Se atasca el morse (control del motor).
- La gomona se da la vuelta y pierde el banco. Maniobra de hombre al agua.
- Sale el ancla del molinete y se va al fondo del mar, mientras Tudi intenta frenarla con la mano y Joseba grita como un descosido (malpensados… pensando en la integridad de nuestro jefe de mantenimiento).
- Al intentar desembarcar se rompe el motor de la gomona...lo reparamos.
- A la hora de comer, recién refondeados, se nos voló toda la vajilla. Por suerte, no hubo bajas entre la porcelana.
A la tarde visitamos la isla-piedra de Spinalonga: fortaleza veneciana (S. XVII y XVIII), turca (S. XIX) leprosería griega (S.XX) y spot turístico (S. XXI) de la zona.
El 6 fue un día bien intenso. Madrugamos y desayunamos en marcha, a las 10 entrábamos en el puerto de Agios Nikolaos (punto más al sureste al que llegará el Alysio en su singladura cretense L 35º 11’ 10N; l 25º 42’ 99E) y a las 12 recogíamos el coche, previa visita a capitanía, lavandería… Rosa del Tomtom y el eficiente equipo terrestre, Pili y Carlos, nos llevaron directamente al restaurante seleccionado en la Lonely Planet sobre Iraklion. A la tarde visitamos Knossos, sin comentarios. Volvimos a Iraklion a echarle un ojo al puerto y al capi le dio por callejear descalzo, convirtiéndose en capitán pies negros. Cenamos en una plaza muy animada y nos fuimos todos al coche, a escuchar documentos radiofónicos que María tenía guardados: la vida de Walt Disney… Pasadas unas cuantas horas muertas en el aeropuerto, dejamos a María en la puerta de embarque y recibimos a la tripulación entrante: Nunci y Esteban. A las 2 de la madrugada, iniciábamos el regreso al Alysio con las consabidas instrucciones de Rosa.
Y así Creta nos ha enseñado su doble cara. Una tierra llena de cultura, de historia, de referencias mitológicas, de civilizaciones muertas y vivas, de olivos milenarios, de sierras que superan los 2.000m de altitud (Los Lefka Ori al Oeste, Mount Idi en el Centro y Oros Dikti al Este), cuna de Zeus (Mount Idi, Psiloritis), en cuyas gargantas se forman rachas de viento de 30, 40 o + nudos. Y unos mares (el de Creta al N y el de Libia al S) con pocos abrigos, escasos y abiertos fondeaderos, con mucho mar de fondo, sin vientos térmicos y con rachas de viento nocturno que te alertan sobre el garreo… o te invitan a perderte en el Egeo como Ulises.