Ese es el tiempo que ha
transcurrido desde que vimos el “Alysio” por primera vez en Chios. Exactamente
un año después volvemos a embarcar, esta vez en Souda (Creta), para un par de
semanitas de navegación.
De Creta poco podemos hablar.
Tras llegar al Aeropuerto de Iraklion a las 01:30 del Sábado, rápida
presentación de la tripulación saliente y dos horitas de viaje hasta Souda
donde estaba fondeado el barco. Sueño reparador, compras, comida y siesta. Por
la tarde, casi anocheciendo, a Xania en autobús de linea para visitar su
agradable y acogedor puerto y calles adyacentes, vuelta al barcco, y a dormir,
que mañana nos espera una larga travesía.
Y tan larga. Salimos los tres
(El Patrón, de todos conocido, Conchi y yo) con no muy buena previsión de
viento, pues el augurio era que nos iba a dar en la nariz con cierta
intensidad. No comenzó mal la cosa y avanzamos a buén ritmo, dentro del horario
previsto para llegar a las 20:00 a Cythera.Cuando ya nos quedaba Anticythera
por la aleta de babor comenzaron las calamidades. Lo que debrían haber sido
solamente dos horas de viaje restante, merced al incremento de viento y mar, se
alarga considerablemente para nuestro “disfrute”. A cambio tenemos ocasión de
ver una guapa puesta de sol antes de llegar a las 22:30 a nuestro destino.
Llegamos a Cythera dispuestos
a descansar, con suerte en el atraque nocturno, pues la única pareja que
paseaba por el muelle nos echó una manita con las amarras. La forma de hacer
firme el cabo al noray provocó un gesto conocido por algunos, que consiste en
bajar la cabeza, apretar los labios y farfullar por lo bajo (¿De quién
hablamos?).
No presagiaba nada bueno y se confirmó a las cuatro de la mañana. Levantar el fondeo, saltar al muelle, soltar amarras y fondear en medio del puerto a luz de la linterna.
De mañana y con un mar
incómodo para estar en el puerto, pero bueno para lo que pretendíamos, vamos
para Monemvasia. Este destino no estaba en los planes. De hecho, la idea
inicial era subir el Peloponeso por el Oeste, pero la previsión de viento para
toda la semana nos hizo modificar la
ruta.
La jornada aunque algo larga,
comenzó bien. A vela casi todo el trayecto hasta tener claramente cerca la
ciudad vieja de Monemvasía. Esta vez, al
mar y el cambio de viento se sumó un inesperado chubasco que obligó al patrón a
hacerse el remolón a la hora de fondear hasta que dejó de llover.
Otra vez disfrutamos de una
bonita puesta de sol, antes de bajar a tierra a recoger al cuarto tripulante,
Félix que llegaba de Bilbao (perdón, Plencia) vía Atenas y bus al destino.
Y hasta aquí nuestra primera
parte de la crónica. Ahora será mi “plimo” el Félix el que continúe narrando
las vicisitudes de la “tropilla” en esta tiranía compartida del Patrón y la
cocinera “paya”, mientras tratamos de que nos den el aprobado en los módulos de
marmitón y grumete.
Nos vemos en Galaxidi!!!!!.
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