lunes, 20 de septiembre de 2010

Dhokos, Poros y Egina





12/9/2010

A primera hora de la mañana la cabuyera Mari José y el oficial Thierry abandonan el buque. Joseba les acerca hasta el muelle del ferri en el dingui. Los abrazos y parabienes se produjeron la noche anterior dada la tendencia de la chusma a tener mal talante cuando se les hace madrugar. Lo cierto es que sin un aspirante a guardiamarina de confianza, la disciplina a bordo se esta yendo al carajo.

La desconfianza del capitán hacia su tripulación, viéndose cada vez mas rodeado por la chusma a medida que sus oficiales van desertando del buque se hace patente en pequeños detalles como que empieza a contar de manera exhaustiva las raciones de chocolate que quedan a bordo. Para ayudar a calmar sus nervios se sugiere hagamos una colecta y le compremos unas ciertas bolitas, tres en concreto, que he oído calman mucho los nervios al juguetear con ellas en una mano. Las venden en el tele-tienda.

Una vez la chusma se va desperezando, partimos hacia Dhokós, donde desayunamos. Navegamos hasta Idhra para ejecutar la típica maniobra de aproximación y despiste en el puerto, por otra parte, impracticable pues estaba atestado de barcos.

Es volviendo a Dhokós a dormir que pescamos 3 caballas que cocinaríamos al papillon (O como se escriba) para la cena. No te voy a decir que sea el pescado mas sabroso que he probado en mi vida, estamos hablando de caballas. Pero sin duda dimos buena cuenta de ellas. Y me alegro en todo caso, de que mi compañero de fatigas, segundo engrasador, Natxo, se haya quitado por fin el maleficio del pescador. Maleficio por el que los peces ni se acercan a los anzuelos del pobre desgraciado sobre quien recae, lacra que sin duda se había cernido sobre él, dado que en dos semanas aún no había pescado nada. A partir de ahora lo mas probable es que tampoco pesque nada, pero ya, sin maleficio, la cuestión cambia significativamente.

13/9/2010

Parada de reavituallamiento en Poros. Naturalmente, atracamos en medio del muelle en mitad del pueblo, situación esta que no tiene nada que ver con: “Espera que me arrimo al muelle salta rápido, no me mates y cuando hayas acabado con las compras me haces una perdida y ya buscare a donde me arrimo”. Las cosas que tiene Grecia. Le pedimos limones al del ultramarinos que, por cierto, nos surtiría de un excelente vino blanco casero de a 2 euros el litro, el tipo dice que no tiene limones. Vale, pues nada. Estamos allí tranquilamente en el barco y el tipo, que viene con la moto a traernos una bolsa de limones que, lógicamente, nos regala. Las cosas que tiene Grecia.

Paramos también Egina. Estas paradas táctico-turísticas del Alysio cada vez se me parecen mas unas a otras. Los chicos en avanzadilla buscando un bar en el que refrescarse y las chicas en retaguardia mirando tiendas. Y hasta que conseguimos (los varones) adelantarnos lo suficiente para darles esquinazo y refugiarnos en un antro adecuadamente lúdico, se nos pasa la hora del Ángelus. Y, claro, eso no esta bien, que la devoción es la devoción. Gracias a Dios en Egina la oferta comercial no era fuera de lo común, con lo que este juego del gato y el ratón no se alargo demasiado y rápidamente encontramos una tasca en que explayar nuestra devoción.

Fdo. Ignacio. 1er Engrasador.

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Alysio 2014