viernes, 23 de septiembre de 2011
Más del suceso
martes, 20 de septiembre de 2011
Ultima hora: Edición Especial
Solo una breve nota para explicaros el último incidente del Alysio de este verano. Tan solo un par de horas después del que pensaba sería mi último blog
Imaginaros, en especie de ria de muchos Km, al lado del varadero, balsa total y abarloados a dos barcos destartalados. El primero más pequeño que el Alysio y en estado de ruina y el segundo muy grande, pero especie de caja vieja de zapatos con familia en su interior y aparentemente usado como vivienda habitual. Preparándonos para coger coche de alquiler e ir a cenar al pueblo, para al día siguiente visitar Meteora.
El Capi afeitándose… todo el día de lluvias intermitentes. Pero…
En pocos momentos se montó la de Dios. Espesura de nubes total, la lluvia arreciando y vientos “in crescendo” que creo llegaron a los 90 o
Nuestros desperfectos en esos escasos 15 minutos de furia huracanada: El balcón de babor desecho, al golpearse con el barco de babor, las dos capotas destrozadas (estaban plegadas). Tan solo eso, pero, creedme, en algún momento pensé en la posibilidad de tenernos que tirar al mar y ganar las rocas a nado.
Al final todo funcionó bien, ganamos el centro de la bahía y en pocos minutos el viento calmó. Aquí nos encontramos ahora, fondeados, hemos tomado unos espaguetis y hemos recordado los momentos y las sensaciones de esos escasos minutos. Empapados pero contentos de que hemos salido “a flote” sin mayores problemas que esos desperfectos en el barco. Ahora todo es calma.
El futuro, incierto, el varadero está destrozado y hasta mañana no sabremos las intenciones de su gente. No sabemos si se podrá varar el jueves como estaba pensado. Por supuesto adiós a Meteora… otro año será. Nos consolamos pensando que todo esto podría haber sido peor. ¿Qué hubiese sido del Alysio una hora después y nosotros cenando en el pueblo?
Os adjunto algunas fotos que muestran el estado de algunos barcos y de varadero, después de estos 15 minutos de destrucción.
Ángel
Ya s'ta ya s'acabó
Aquí el gran Ulises, a su vuelta al hogar
Es mi cuarta, y última, entrega. Esto se acaba.
Desde la última entrega los cuatro tripulantes actuales del Alysio hemos hecho montón de cosas: Visitado Olimpia, en trenecito curioso, ido a Itaka, a Kastos (nombre muy apropiado para la tripu del Alysio – quizás algún día habría que escribir un articulo “ad-hoc” relativo a la vida sexual en el Alysio -), Porto Leone, Scorpios ("ellos" no estaban y, por tanto, no nos recibieron como es debido) y al final en Vlikos en donde estamos en plena faena de limpieza, prestos a varar el Alysio y en donde invernará hasta la próxima temporada. Tenemos a nuestro lado una familia que aparentemente vive aquí de fijo, del varadero tenemos al punky que nos soluciona temas (Rabit gusta llamarse – famoso DJ en el pueblo -), su padre, que es un pasota de cuidado con coleta; en fin, un mundo aparte para los que habitualmente vivimos de urbanitas. El final del verano nos ha sido anunciado con tremenda tormenta nocturna y hoy todo el día semilluvioso.
Personalmente he conseguido un montón de objetivos. En este, mi tercer curso de aspirante a aprobar el primer curso de grumete, he aprendido mogollón. El formar parte de la realeza como tripulación (la armadora - que manda de la hostia -, el Capi y el contramaestre), me ha hecho aprender mucho sobre los valores de la humildad.
En muchas ocasiones he tenido que navegar en las divergencias entre armadora y capitán (que siempre se dan en un barco y más aún si, como es el caso, son pareja) y hacer como que yo no estaba ni con uno ni con otro, pero con los dos, por las terribles consecuencias que el tomar partido me podría acarrear en el futuro de mi “carrera” en este barco. Es lo que se llama habitualmente como nadar y guardar la ropa o nadar entre dos aguas (que ya he aprendido mucho de nuestros queridos políticos).
He sido sumiso y he tratado de encontrar mi espacio de utilidad en algunos menesteres (lo encontré, por ejemplo, con el Ajoblanco que a todos pareció gustar, aunque no tanto con los carbonara que me salieron un poco salados).
En las comidas lo he tenido un poco jodido, pues si bien me permitían comer con ellos, el Capi me cortaba todo intento de echarme sal en los alimentos, explicando que era por el bien de mi salud, pero yo sabiendo que era un claro intento de ahorrar "pelas" en lo que se llama “el chocolate del loro” y que tan bien están aplicando ahora nuestros - nuevamente – políticos, a causa de las paupérrimas cuentas heredadas de los anteriores gobernantes - del otro partido, claro -.
También he encontrado mi pequeño espacio, últimamente, en el manejo de la gomona, puesto que se me encomendaron importantes misiones cuando debíamos echar cabo a tierra. Pero eso sí, a remo. El Capi me dice que, tal vez, en cuarto de primero de grumete – o sea el año próximo- se me permita llevar la gomona con motor y, después de pasado un examen, incluso con gente a bordo (1 o máximo 2 tripulantes)
Bueno, pues ahora nos encontramos en varadero maravilloso (???), rodeados de barcos "apalancaos" unos a otros y algunos semihundidos, y realizando las actividades propias de la preparación de la sacada a tierra. En estas actividades… ¿de qué se ha encargado este aspirante a grumete?... os lo podréis imaginar… de los baños. Me he currado todo el día los espejos de los baños (quitándolos y rascando la pared – espero una placa con mi nombre en los nuevos espejos -), mientras los otros se dedicaban a tareas más elevadas (en la bañera y cubierta). Bueno, también me ha llamado la atención el que la armadora se ha currado la cocina como una leona, lo que muestra el estado de democracia de este Alysio, al que todos queremos tanto. Esto no es una democracia… pero casi
Os adjunto fotos del lugar en que nos encontramos… para que veáis que no es oro todo lo que reluce, y que hay cosas que hay que hacer por que sí y además porque sí.
Besos a todos y… ¡empecemos a preparar la nueva temporada!
Ángel
miércoles, 14 de septiembre de 2011
El Efecto de las Olas
13 Septiembre 2011
Ayer comenzamos el 13 Martes navegando de madrugada (embarcados). Véase como fue.
Después de noche del día 11 (nuevas excursiones por la costa) en cena muy agradable con Raimon y Noe (sepia y, cómo no, Ajoblanco), al día siguiente, después de repostar en Pilos, nos dirigimos a las islas Stamfáni (a
En ese momento, y durante todo el trayecto, el viento, y las olas, nos golpearon en perfecta dirección de la proa (o sea de frente en nuestros cuerpos), provocando el consabido “vaiven” del barco durante ese tiempo (en sentido longitudinal - importante por lo que luego describiré -) y la consecuente reducción en la velocidad del barco.
En lugar de 7 horas fueron 9 y llegamos a las 21.30, con luna llena, al supuesto fondeo (todos con ganas locas de reposo de tamaño movimiento)
El lugar, en cuanto a meneos y algarabía, recordaba el movimiento, visto desde la altura, de patio de colegio de infantil en hora de recreo, por lo que se decidió que allí no habría quién durmiese, y por lo que nos dirigimos de nuevo a la costa hacia Katakolon. Eso significaba otras 5 horas de meneos, pero ahora con viento y olas “en traversa” (de babor a estribor)
Así fue que nos metimos en el martes 13 navegando en medio de la nada, en compañía de la luna y con “vaiven” ahora lateral. Como os imaginareis, con tamaño meneo, lo único que probamos en todo el día fueron trozos de queso y alguna vianda más que, entre gran alboroto en la cocina de platos y cacharros, nos preparó Begoña (la única con el cuerpo en condiciones en aquel momento).
Este movimiento de 12 horas, primero a la isla, y luego de nuevo a la costa, algo más al norte del punto de partida, también en la costa (
Finalmente arribamos a Katakólo a las
Hoy, hemos aprovechado el descanso en Katakolon puerto para visitar Olimpia (el capi de nuevo con nosotros)
Hay una gran conclusión física para los cuerpos (o al menos del mío) del experimento anterior y que debería incluirse en algún tratado de física de los homínidos, y esta es la siguiente::
- La suma del primer trayecto con “meneo” longitudinal y del segundo trayecto en transversal (de babor a estribor en el barco – pero, sin embargo, izquierda y derecha en nosotros como personas -) ha provocado en nuestros cuerpos el que la combinación de ambos vaivenes, durante 7 y 5 horas respectivamente, hayan ejercido una fuerza centrífuga sobre lo interno de nuestros cuerpos hacia el exterior en ambos ejes, es decir hacia nuestra periferia (dado que el barco no se desplazaba verticalmente y por tanto nuestro propio eje Z no sufrió lo mismo).
- Como consecuencia de ambas fuerzas centrífugas durante ese tiempo, en el exterior de nuestro cuerpo (la piel) se han acumulado multitud de partes de nuestro interior (células, glándulas y otras asquerosidades), provocando un vacío en el mismo (unido a la falta de alimentos durante esas 12 horas)
- Esto ha provocado que en el día de hoy los cuatro tuviéramos un hambre atroz y que, para rellenar el vacío – después de la excursión a Olimpia (también sin comer), nos hayamos zampado esta noche (cuando nos lo han permitido unos españoles que nos han visitado amablemente) unos espaguetis, con mucha sal, que han sido delicia de los cuatro de a bordo.
Moralejas: 1)En trece y martes ni te cases ni, sobre todo, te embarques 2) Vigila que los bordos no tengan más de, digamos,
(No os asustéis, aunque lo veáis en la foto y a pesar de nuestra situación física en ese momento, no tomamos posada en el Hotel Letrina. Está solo como curiosidad)
Ángel
domingo, 11 de septiembre de 2011
El ronroneo del motor
Run, run, run… el ronroneo del motor se ha convertido en el ruido de fondo que nos acompaña en nuestros desplazamientos por estos mares: En estos días: no-viento o viento de cara, como el de hoy… la vida misma. No siempre el viento nos empuja y es nuestro aliado, muchas veces hay que adaptarse a otra situación y el viento parece querer impedir que las cosas se muevan en la dirección que queremos, o que nos apetece… ¡hay que adaptarse y luchar contra ello!
No obstante estamos felices de cómo va la semana. Yo ya llevo una semana aquí y el ritmo es más lento que otras veces, pero me encanta. Hacemos menos millas, pero nos estamos hartando de visitar ruinas de castillos y monasterios… y lo más espectacular: El capi se ha descubierto como un experto investigador en castillos y baja con el resto de la tripu. Hemos parado en muchos pueblos y nos los hemos pateado todos. Hemos cenado en restaurantes griegos, de terrazas tranquilas, agradables y gente amable que nos han servido una comida típica a precios que a veces no creíamos.
Hemos descubierto, con la gomona, playas que nada tiene que envidiar a las del Caribe con agua de azul-turquesa
Hemos conocido a otros españoles (Raimon y Noé) que pululan varios meses por aquí todos los años, totalmente entregados a la belleza y tranquilidad de estas tierras; y es que, conociéndoles, uno se imagina cómo sufrirían en lugares como Benidorm o cosas así. Esta noche nos van a preparar una sepia con patatas y yo, ¡cómo no!, voy a repetir con el ajoblanco (fresquito y con mucho ajo) que tanto juego nos está dando estos días.
Hemos conocido la ciudad de Mystra, Patrimonio de la Humanidad, en donde nos chupamos el diluvio del año (con pantaloncito y camisa corta). Hemos estado en Koroni (castillo y monasterio de monjas y latin-lover para turistas), Methoni (otro castillo) y ahora (dos dias) en Pilos con bahía espectacular en donde las tropas aliadas se cepillaron a los turcos (¿os suena de algo?) propiciando la independencia de Grecia en 1823. Hoy nos hemos bañado en playa espectacular a la que hemos accedido en gomona.
Hoy hay nuevo cambio de tripu. Acaba de llegar Juanjo y nos dejan Ana y Chaume. Y mañana tiramos hacia arriba
De aquí al final, Bego, Joseba, Juanjo y un servidor serán la tripulación del Alysio… ¡el verano se nos está yendo paso a paso!
Ángel
martes, 6 de septiembre de 2011
Maldito iPhone en la semana del ajo
5 Septiembre 2011
Y yo allí, como un jili…, con mi maldito iPhone, recién adquirido, en el bolsillo de la camisa, y del que hasta ese momento me sentía orgulloso, parado delante de una cabina de teléfonos del aeropuerto de Atenas e intentando conectar con el Alysio, para saber a qué atenerme y a dónde ir. Porque esa era la triste y cruda realidad: Mi iPhone en combinación con el roaming de MoviStar no funcionaba y estaba totalmente perdido, sin saber a donde dirigirme y qué hacer. Estas son también las aventuras del Alysio, las que también se tejen fuera del barco, intentando llegar a él. La Itaca difícil de alcanzar.
Había esperado en el aeropuerto, con mi mochila a la espalda – pesadota ella-, la llegada de Begoña para ir juntos en el coche alquilado al Alysio, pero pasados 40 min del anunciado aterrizaje ya me dí cuenta de que nunca llegaría, algo había pasado, y por supuesto nadie había podido localizarme en mi maravilloso iPhone. A continuación me llegó un mensaje de Joseba (no sé como narices llegó), diciendo que el vuelo de Valencia había vuelto a tierra y que por tanto Begoña había perdido la conexión a Atenas. Después de alguna llamada por cabina, me aconsejaron no esperar al siguiente vuelo y tirar hacia el barco… 280 Km de carretera de las cuales los últimos 100 por carreteras infames. Y al final llegué, pero… ¡maldito iPhone y maldito MoviStar!
Al final, allí me estaban esperando todos para cenar, tarde, pero buena cena en buena compañía, con los que se quedaban (Joseba y Maialen) y los que ya se iban al día siguiente (Pili, Carlos y Juan).
Al día siguiente los cambios de la tripulación hechos, los que se iban y los que llegan (Begoña, Ana, Jaume y el que escribe esto), con algún retraso. Tiramos hacia el sur y trato de olvidarme del iPhone y demás zarandajas de la civilización… ¡ya estoy en el mundo del Alysio y esas cosillas dejan de tener importancia aquí!
La nueva tripulación, hemos tenido nuestra primera noche en el barco hablando del bien y del mal y de nuestros “queridos” políticos y demás gente de bien, y del paro, y de las angustias de la gente que se ve sin trabajo de un día para otro, sobre todo los más jóvenes, y de los que no pueden pagar sus hipotecas con tanta mierda envuelta, y del 15-M y de más cosas… , como el uso de las bicis en las ciudades. Realmente este grupo tiene pinta de estar muy enrollado con las cosas que se mastican en el día a día de la calle, y eso a mí me gusta y me siento muy a gusto con ellos también. Tendremos mas momentos como este. En las noches alrededor del chupito es verdaderamente facil dedicarse a estas filosofeces, que en el ajetreo de la ciudad son más difíciles
Y es que esto es lo bonito del Alysio, y esta es la suerte de Joseba y de los que pasan más tiempo aquí: La cantidad de sensaciones y de gente similar, pero distinta al mismo tiempo, que comparten sus vidas con ellos en el tiempo que están aquí, incluidos los niños que, aunque a veces le hacen refunfuñar al capi, cambian el ritmo del viaje de una semana a otra.
Y de los que, como en esta semana, apreciamos en gran manera cada puesta de sol y cada relajo en la tarde leyendo un libro y bostezando, en sensaciones que son difíciles de encontrar en otro lugar. Y el sonido del agua golpeando mientras te vas durmiendo en una arrulladora somnolencia, y el vaivén del barco que te acuna y que, quizás, abre en tu interior recuerdos de tiempos muy, muy remotos, y sabiendo que al día siguiente, antes del desayuno, te espera un baño purificador que te abrirá el apetito para saborear el maravilloso pan con tomate y orégano, especialidad de la casa. Todos habéis disfrutado de esos placeres y por eso a buen seguro que me entenderéis. Esto no tiene precio.
Y hablando de sensaciones me “huelo” (nunca mejor dicho) que esta va a ser la semana del ajo. En dos días hemos agotado todas las provisiones de tal elemento. Y es que hemos descubierto el gusto por el Ajoblanco de un servidor y el ajo-aceite de nuestro valenciano Chaume. Ansiamos llegar a puerto para comprar más y más ajos… y por supuesto el Bombay Safire que se está agotando.
He disfrutado de mi primer día en Grecia y de la calidez y simpatía de los griegos. Y también de su originalidad para resolver problemas a los que les obliga las nuevas normas y reglas de nuestra Comunidad Europea. Me recuerda un poco a la España de hace muchos años.
Aquí adjunto, en la foto, una muestra que explica esto. Seguro que les ha llegado una normativa a los bares y restaurantes para habilitar facilidades para minusválidos en los servicios de los mismos… pero… ¡horror! (valga la paradoja por la rivalidad existente) lo que ellos tienen en muchos de esto espacios son tazas TURCAS, de las de sin taza… ¿cómo solucionar tamaño problema sin grandes inversiones?... pues véase la foto adjunta… No, no es una silla de las de electrificar “people” en los USA, no, la solución es simple: es una silla de ruedas a la que se le ha practicado un agujerito en el centro y que se coloca en posición adecuada encima del plato turco… sencillo ¿verdad?... originales y prácticos que son los chicos. Ya puede decirse que tienen servicios adaptados a discapacitados, adaptado a las normas de la CE… ¡No problem!
Otro día, más
Ángel
miércoles, 31 de agosto de 2011
La inmobiliaria del Alysio
Desde que cambiamos de tripulación el sábado y nos incorporamos Mailaen y servidor el Alysio ha estado realizando gestiones para invertir de manera adecuada los pingües beneficios que van a reportar a la armadora los ingentes extras con los que vamos a ser bendecidos allá por octubre (a saber: delfines, cala cuca, cena de lujo de Amaia, …)
Salimos de Porto Heli y ya divisamos en la bocana unas propiedades inmobiliarias que podrían estar a la altura de las expectativas. Recorrimos el Peloponeso en dirección NW (con el viento soplando en dirección NW) en dirección a Navplion, precioso pueblo, antigua capital de Grecia con una fortaleza que lamentablemente está fuera de nuestro alcance presupuestario. Paramos en una calita estupenda, con playa, sin urbanizar en absoluto y con muchas posibilidades de hacer grandes negocios conociendo a la gente adecuada. Salimos de la cala, parece que hay un viento estupendo, 10 nudos del NW, “saca el foque que vamos a ir en una empopada genial” y de repente encalmada y el infierno: en menos de 10 segundos salta un viento de 25 nudos del SE (obviamente en la dirección hacia la que íbamos) que monta un pequeño temporal de olas en un momento.
Dormimos en una cala cerca del puerto de Nikólaos a la que llegamos con el horario habitual (ya de noche porque durante el día nuestras innumerables obligaciones no nos han permitido llegar antes) y ¡oh sorpresa!: por la mañana nos encontramos rodeados de varias propiedades que creemos harán las delicias de la armadora (ver fotos adjuntas).
El martes nos dirigimos a las propiedades a las que habíamos echado el ojo en Porto Heli (SE con viento del SE, claro) y nos acercamos a una pequeña cala al sur en la que parecía haber soluciones habitacionales adecuadas a nuestro caché. Cuando más enfrascados estábamos en la selección de los inmuebles, vemos a un buceador intentando acercarse a un barco desde el que nos hacen señas pidiendo socorro a gritos. El comandante se acerca al objetivo con viento racheado del SE, Carlos y Pili lanzan cabo por el través de estribor, Maialen coge el salvavidas, servidora baja la escala de popa, se acerca el buceador, le subo, “are you OK?” pregunto con mi mejor acento inglés. “Sí, sí, si soy de Gerona” me dice. Es que hay mucha corriente y me había cansado de nadar.
Después de tan notable evento, cruzamos al lado oeste de este “dedo” del Peloponeso, por fin a vela, en dirección a Kiparíssi. Fondeamos en uno de los lugares más alucinantes que hemos visto, en una pequeña ermita, rodeados de montañas de 1.000 m de altura, con un pueblecito azul y blanco al fondo, con un agua cristalina y por la mañana nos damos un baño de los que se recuerdan para siempre. Llegamos a la evidencia de que la mejor propiedad inmobiliaria es una mobiliaria: el Aysio.
Juan
El Amperio contraataca
Martes 30 Agosto
En los últimos días hemos vivido una nueva epopeya en la que nuevamente, guiados por la sabiduría de nuestro guía y líder Joseba hemos salido victoriosos.
Los amperios del alternador se rebelaron contra la oficialidad y la chusma del Alysio negándose a salir del alternador, como es su obligación y quedarse en la batería.
Tras innumerables intentos de negociación con el alternador y el regulador, las partes parecían haber alcanzado un acuerdo el domingo por la mañana; sin embargo, el lunes se volvieron a torcer las cosas.
Ante esta situación, nuestro el comandante tomó una valiente decisión: “desconectemos el regulador para que el alternador vea que vamos en serio”. Desde ese momento el alternador entendió quién mandaba a bordo y a partir de ese momento los amperios fluyen con asombrosa continuidad con lo que conseguimos uno de los más importantes objetivos del Alysio: beber cervezas frías.
En paralelo hemos tenido conatos de revueltas menores por parte de la sonda, de la corredera, del WC, el ordenador de navegación, el de internet y un largo etcétera que gracias al buen hacer de Carlos, al apoyo incondicional del Pili y a la guía de nuestro líder han podido ser sofocadas satisfactoriamente.
Juan
viernes, 26 de agosto de 2011
Al compás de Eolo
Así podría resumirse esta extraña semana que toca a su fin. Role para aquí, allá que nos vamos, role para allá, sin cenar el pollo al curry, allá que nos vamos con la cazuela a otra plaza con nocturnidad y total desconocimiento del lugar que habría de ampararnos. Por la mañana comprobaríamos que era más bonito de lo que parecía.
Improvisación tras improvisación hemos deambulado por el golfo Sarónico y algunas de sus islas.
Ayer probamos suerte con el SW de Hidra. Dicen que Hidra es una isla de turismo bien, poco poblada y cuya capital mantiene la arquitectura de sus edificios estilo finales del XIX. Por sus calles está prohibido el tráfico rodado y los desplazamientos se hacen en burro, así, como suena. No pudimos comprobarlo porque una vez más nuestro caprichoso dios del viento no nos ofrecía buena cara para recalar en el abarrotado puerto de la isla. Pero, oh pero, nuestras exploraciones iban a tener un merecido premio. Nos acercamos al SW de Hidra a través de un paso entre la isla y una piedra, a vela, dando un poco de emoción al paseo. Es que el capi nos veía un poco amuermados y quiso darnos marchita.
Encontramos un fondeadero pequeño, entre rocas, con una playa al fondo, precioso. A la playa, llegan barcos que van trayendo y llevando guiris, todo muy comedido y poco ruidoso.
Fondeo y cabos a tierra metiditos entre las rocas. “Por fin tendremos una noche tranquila” Aquello prometía, vaya que sí. La playa quedó desierta, el mar bañaba tu piel (oh Alysio) no cantamos con la guitarra pero chupito en ristre, dimos un repaso a fondo del cosmos y aledaños, no se nos escapó ni una estrella. Todos a dormir, algunos intentaron la romántica aventura de dormir en cubierta, el resto bajo ella (los abuelitos no estamos para dejar nuestros huesos al raso) Después del primer sueño, empieza la cantinela habitual: clin, clin, clin… Fuiiiiiii, fuuuuuuiiiiii, fuuuiiiiiii, crack, clonk, cotoclonk y todo así. Ningún capitán es capaz de escuchar toda esta serenata sin saltar de la litera como si le llevaran los demonios y la tripulación, oficialidad en primer lugar, poco después se encontraba en cubierta dispuesta a cumplir el más importante axioma de la marinería “Todo por el barco” Capi dice: “Hay que poner otro cabo amarrado a las rocas porque este se puede romper” Neumática, linternas, cabos… maniobra ejecutada sin mayores problemas. Creemos ver Orion que indica el fin del verano (snif) aunque Juanjo que con tanto trajín se ha desvelado, lo ha visto más tarde, el auténtico con toda su constelación justo debajo de las Pléyades.
Esta mañana en esta encantadora cala, nos hemos bañado, buceado y disfrutado del que para algunas/os es el último día que pasé contigo, oh Alisio, por este verano.
Desde Puerto Kheli y a punto de hacer la maleta, besos para quienes seguís estas crónicas. Ha sido un placer volver a encontrar al Alysio, su capi, sus tripulaciones y el mare nostrum.
Maiko
Experiencias de una neófita
25 Agosto 2011
Aprendí una lección, aquí no hay nada seguro y manda la mar y el Capi con su Pilot water y no siempre por este orden.
Pero a Maiko no fue la memoria lo que le reclamó Poseidón, sino la cuchara de servicio por no brindar por los numerosos Dioses.
lunes, 22 de agosto de 2011
Atrapados por Eolo
Desde nuestra llegada al Egeo a través del Canal, el viento no nos ha faltado. Nos permitió llegar a Atenas con relativa comodidad, viento moderado con rachas fuertes entre el través y descuartelar, Eolo ya mostraba sus intenciones futuras.
El Alysio llegó a Atenas cual patera: tripulación entrante y saliente además del primero y segunda de a bordo habituales. Teniendo en cuenta la intensidad del viento, el capi se temía un atraque de esos que dan espectáculo, pero no, la tripulación siempre tan esforzada y atenta (ejem, ejem…) se coordinó a las mil maravillas y ejecutó las órdenes con destreza marinera. Se resisten un poco los “ballestrinques”, hay quien tiene dificultades en pasar la ISO en las tareas de limpieza, a veces los cabos (de tierra) se mueven allá donde el/la timonela de turno no desean… nimiedades. Del Alysio las tripulaciones noveles desembarcan convertidas en “brazos de mar”, en sus casas se asomarán a la ventana para olfatear el viento, cuidarán de no tirar nada hacia barlovento y cualquier cosilla que hayan de atar, lo harán practicando los dichosos nudos que tanto costó aprender.
Resumiendo, unos que llegan, otros que se van y algunos que se quedan, limpieza, supercompra (se nos olvidó la ginebra…qué tragedia) y cenorrio en tierra.
El domingo, partimos de Atenas con intención de llegar hasta una bahía que se sitúa antes del Cabo Sounion. Este cabo es conocido por hallarse en su cima el templo a Poseidón, muy popular por un anuncio de yogour que daban en la tele, la grandeza de Poseidón degradada por la multinacional de turno… Viento del NE muy racheado y fuerte, con dos “pañuelicos” hacíamos 7 nudos. Con la bahía en cuestión por la banda de babor, el capi propuso seguir un poco más, remontar el referido cabo y buscar abrigo en alguno de los puertos que se sitúan más al norte. Pero, oh pero… Eolo quería mostrarnos su poderío, el viento llegaba a 40 nudos, rociones para todos, el capi dijo que aquello era temporal, suerte que venía de tierra y la fuerza de la mar no alcanzaba las cotas que corresponden a tal viento.
Amaia: “¡Allííí veo una bahía con muchos velerooos!” Nuestra salvación, fondeamos con
Y aquí seguimos, el viento sigue soplando todo el día, rugiendo más bien y escoltados por Poseidón, esperamos a que mañana amaine un poco y podamos seguir nuestra ruta hacia Evia no sin antes pasar ante Maratón.
¡Cuánta historia!
Maiko