miércoles, 31 de agosto de 2011
La inmobiliaria del Alysio
Desde que cambiamos de tripulación el sábado y nos incorporamos Mailaen y servidor el Alysio ha estado realizando gestiones para invertir de manera adecuada los pingües beneficios que van a reportar a la armadora los ingentes extras con los que vamos a ser bendecidos allá por octubre (a saber: delfines, cala cuca, cena de lujo de Amaia, …)
Salimos de Porto Heli y ya divisamos en la bocana unas propiedades inmobiliarias que podrían estar a la altura de las expectativas. Recorrimos el Peloponeso en dirección NW (con el viento soplando en dirección NW) en dirección a Navplion, precioso pueblo, antigua capital de Grecia con una fortaleza que lamentablemente está fuera de nuestro alcance presupuestario. Paramos en una calita estupenda, con playa, sin urbanizar en absoluto y con muchas posibilidades de hacer grandes negocios conociendo a la gente adecuada. Salimos de la cala, parece que hay un viento estupendo, 10 nudos del NW, “saca el foque que vamos a ir en una empopada genial” y de repente encalmada y el infierno: en menos de 10 segundos salta un viento de 25 nudos del SE (obviamente en la dirección hacia la que íbamos) que monta un pequeño temporal de olas en un momento.
Dormimos en una cala cerca del puerto de Nikólaos a la que llegamos con el horario habitual (ya de noche porque durante el día nuestras innumerables obligaciones no nos han permitido llegar antes) y ¡oh sorpresa!: por la mañana nos encontramos rodeados de varias propiedades que creemos harán las delicias de la armadora (ver fotos adjuntas).
El martes nos dirigimos a las propiedades a las que habíamos echado el ojo en Porto Heli (SE con viento del SE, claro) y nos acercamos a una pequeña cala al sur en la que parecía haber soluciones habitacionales adecuadas a nuestro caché. Cuando más enfrascados estábamos en la selección de los inmuebles, vemos a un buceador intentando acercarse a un barco desde el que nos hacen señas pidiendo socorro a gritos. El comandante se acerca al objetivo con viento racheado del SE, Carlos y Pili lanzan cabo por el través de estribor, Maialen coge el salvavidas, servidora baja la escala de popa, se acerca el buceador, le subo, “are you OK?” pregunto con mi mejor acento inglés. “Sí, sí, si soy de Gerona” me dice. Es que hay mucha corriente y me había cansado de nadar.
Después de tan notable evento, cruzamos al lado oeste de este “dedo” del Peloponeso, por fin a vela, en dirección a Kiparíssi. Fondeamos en uno de los lugares más alucinantes que hemos visto, en una pequeña ermita, rodeados de montañas de 1.000 m de altura, con un pueblecito azul y blanco al fondo, con un agua cristalina y por la mañana nos damos un baño de los que se recuerdan para siempre. Llegamos a la evidencia de que la mejor propiedad inmobiliaria es una mobiliaria: el Aysio.
Juan
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