viernes, 26 de agosto de 2011

Al compás de Eolo





Así podría resumirse esta extraña semana que toca a su fin. Role para aquí, allá que nos vamos, role para allá, sin cenar el pollo al curry, allá que nos vamos con la cazuela a otra plaza con nocturnidad y total desconocimiento del lugar que habría de ampararnos. Por la mañana comprobaríamos que era más bonito de lo que parecía.

Improvisación tras improvisación hemos deambulado por el golfo Sarónico y algunas de sus islas.

Ayer probamos suerte con el SW de Hidra. Dicen que Hidra es una isla de turismo bien, poco poblada y cuya capital mantiene la arquitectura de sus edificios estilo finales del XIX. Por sus calles está prohibido el tráfico rodado y los desplazamientos se hacen en burro, así, como suena. No pudimos comprobarlo porque una vez más nuestro caprichoso dios del viento no nos ofrecía buena cara para recalar en el abarrotado puerto de la isla. Pero, oh pero, nuestras exploraciones iban a tener un merecido premio. Nos acercamos al SW de Hidra a través de un paso entre la isla y una piedra, a vela, dando un poco de emoción al paseo. Es que el capi nos veía un poco amuermados y quiso darnos marchita.

Encontramos un fondeadero pequeño, entre rocas, con una playa al fondo, precioso. A la playa, llegan barcos que van trayendo y llevando guiris, todo muy comedido y poco ruidoso.

Fondeo y cabos a tierra metiditos entre las rocas. “Por fin tendremos una noche tranquila” Aquello prometía, vaya que sí. La playa quedó desierta, el mar bañaba tu piel (oh Alysio) no cantamos con la guitarra pero chupito en ristre, dimos un repaso a fondo del cosmos y aledaños, no se nos escapó ni una estrella. Todos a dormir, algunos intentaron la romántica aventura de dormir en cubierta, el resto bajo ella (los abuelitos no estamos para dejar nuestros huesos al raso) Después del primer sueño, empieza la cantinela habitual: clin, clin, clin… Fuiiiiiii, fuuuuuuiiiiii, fuuuiiiiiii, crack, clonk, cotoclonk y todo así. Ningún capitán es capaz de escuchar toda esta serenata sin saltar de la litera como si le llevaran los demonios y la tripulación, oficialidad en primer lugar, poco después se encontraba en cubierta dispuesta a cumplir el más importante axioma de la marinería “Todo por el barco” Capi dice: “Hay que poner otro cabo amarrado a las rocas porque este se puede romper” Neumática, linternas, cabos… maniobra ejecutada sin mayores problemas. Creemos ver Orion que indica el fin del verano (snif) aunque Juanjo que con tanto trajín se ha desvelado, lo ha visto más tarde, el auténtico con toda su constelación justo debajo de las Pléyades.

Esta mañana en esta encantadora cala, nos hemos bañado, buceado y disfrutado del que para algunas/os es el último día que pasé contigo, oh Alisio, por este verano.

Desde Puerto Kheli y a punto de hacer la maleta, besos para quienes seguís estas crónicas. Ha sido un placer volver a encontrar al Alysio, su capi, sus tripulaciones y el mare nostrum.

Maiko

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Alysio 2014