viernes, 22 de julio de 2011

RION BRIDGE - LEPANTO








Martes 12 Julio, Dado que nuestro destino es alcanzar las islas jónicas cuanto antes, a prontas horas nos avituallamos en la pequeña tienda del pueblo de la isla de Trizonia, que es regentada por una abuelita, cuyas técnicas de venta ya quisieran para si tenerlas recogidas en sus manuales los excelsos consultores del mundo moderno y partimos a vela hacía el Oeste con (para los cánones del Alysio) frugal desayuno en ruta. A mitad de camino y separando el Canal de Corinto del Canal de Patrás, se atisba en el horizonte el espectacular puente colgante Rion con sus cuatro moles de columnas, que permiten unir por carretera el Peloponeso al Continente o al revés según las reivindicaciones nacionalistas que embarguen a cada cual.

Antes de atravesarlo y como hombre de cultura que es nuestro capitán, se acerca a la cercana y costera población de Lepanto. Lugar aparentemente recoleto desde el Mar y que si bien, en esta singladura no podemos visitar peatonalmente hablando, el comandante toma nota para hacerlo en una próxima incursión ya que ha reconsiderado que sería oportuno y merecerá la pena fondear en el sitio.

Recuperado nuestro rumbo inicial y tras advertir de nuestra presencia al gestor de tráfico del puente Rion, pasamos bajo la inmensa mole del mismo y cual imaginaria línea fronteriza, alcanzamos el Golfo de Patrás. Inmensa ciudad si la comparamos con la no distante Lepanto.

Dirigiéndonos a las Jónicas, a la derecha (perdón, estribor) dejamos la desembocadura del mayor río de Grecia y antes de llegar a nuestro destino del día, se impone un baño “a la boya”, entiéndase por tal un cabo que parte de la popa del barco, con una boya atada a su final, y como vulgar y típica ristra de ajos, varios tripulantes cogidos a la misma supuestamente paladeando las mieles de poder desplazarse en el mar sin el menor esfuerzo cual gráciles sirenas mientras el barco a velocidad reducida (afortunadamente) continua su rumbo.

Arribada a nuestro destino cercano a Itaca (a unas 3 horas) y fondeamos después de que sutilmente nuestro comandante se apartara discretamente de un nutrido grupo de barcos abarloados (7 barcos en realidad) suponiendo, como así fue, que al caer la noche, se dispondrían a celebrar cualquier tipo de festejo.

De nuevo cena a la luz de una Luna que cada noche es más brillante y que nos impide recrearnos con las fascinantes reverberaciones de las estrellas, que damos por supuesto siguen estando allí arriba.

Thierry

No hay comentarios:

Alysio 2014