sábado, 29 de septiembre de 2012

Crónica de una mujer de 50 en el Alysio


Cuando decidí viajar en el Alysio nunca pensé que descubriría un mundo totalmente distinto de palabras y sensaciones. Es la primera vez que subo en un barco, yo soy de las que llaman al cabo cuerda, eso por poner solo un ejemplo, así que ya podéis imaginar la paciencia que estas almas de  Dios han tenido conmigo.

 El barco me recogió en Poros, es una pequeña isla muy pintoresca y bonita. Me alegró ver que había dos chicas más, Paula y Conchi, tanto ellas como los chicos Joseba, capitán del barco, Juanjo, lugarteniente, Ángel marinero de a bordo y Pedro, nada más y nada menos que marido de Conchi, me recibieron muy bien. A pesar de todo yo estaba bastante intimidada, y comencé a dudar de que este viaje hubiese sido una buena idea vista la pericia y desenvolvimiento que tenían los demás. Intenté tranquilizarme y pensé, bueno Victoria, todo lo más que te puede pasar es que te tiren por la borda, así que tracé un plan y al día siguiente me puse a fregar como una loca  que era lo único que sabía hacer.

Al día siguiente atravesamos el famoso canal de Corinto, una obra casi faraónica que según mis cultos compañeros fue hecha a golpe de pico y barreno a finales del siglo XIX para que los barcos no tuviesen que rodear el Peloponeso.  En el  canal, Paula, una preciosa sirena de tierra firme, decidió darse un baño. Suponemos que es una de las pocas personas que se han atrevido a bañarse en este canal.
 Día tras día hemos ido atravesando el golfo de Corinto, Galaxidi, Itea, Delfos, donde visitamos el Templo de Apolo.


 Consultamos a su Oráculo, que nos predijo una larga y próspera vida, tanto para nosotros como para el Alysio, pero al parecer el Oráculo quiso ponernos a prueba porque al salir de Delfos con el mar en calma y 20 millas por delante, apareció salida de la nada una borrasca con fuertes vientos racheados, situación que a mi me pareció realmente peligrosa, sin embargo el Alysio avanzaba firmemente, contra viento y marea, gracias a su experimentada  tripulación, Joseba, Juanjo y Ángel, verdaderos lobos de mar donde los haya. Conseguimos fondear cuando ya había anochecido sin ningún contratiempo, estamos en Trizonia.

Llegamos a Ítaca desde Messolongi, hemos hecho 40 millas y nos adentramos en el mar Jónico. Itaca, con su capital Vathi, el Alysio navega poderoso hacia su imponente macizo montañoso. Itaca, la isla de Ulises, donde esperaba Penélope, su amada, y donde, según la leyenda, todos los sueños se cumplen, solo hace falta esperar, como Penélope, a que ellos te alcancen.
Fondeamos en una pequeña cala de aguas limpias y transparentes, mientras nadamos los peces nos rodean, realmente esto es el Paraíso, o como dicen los esotéricos, hemos llegado al Nirvana.


EL ALYSIO, UN BARCO TERAPEUTICO.
Esta crónica está especialmente dirigida a todas las mujeres de cualquier edad y condición, que estén atravesando una etapa difícil en su vida.
El Alysio es un barco terapéutico. Cuando llegué a él, traía una pena de amor muy grande, de esas que las mujeres nos empeñamos en sentir mejor que nadie, y conforme han ido pasando los días, la pena, se ha ido haciendo más y más pequeña, hasta que ayer por la noche la eché al mar para que se la comieran los peces. Y es que este barco es muy grande, surcando el mar va superando todas las dificultades hasta llegar a su destino. Unas veces a favor de los vientos y otras con el viento en contra, pero el caso es llegar, igual que en la vida, exactamente igual.
Gracias Ángel, Joseba y Juanjo, habéis hecho que mi estancia en el barco no solamente haya sido agradable, sino toda una experiencia, gracias por aguantarme y haberme hecho sentir integrada, gracias de corazón.


P.D.  Así que ya sabéis chicas, no os lo penséis, ¡ah!, otra cosa, les he oído decir en conversación privada, que prefieren personal sanitario a partir de los 50, sobre todo enfermeras.
Hasta el año que viene Alysio.

Victoria

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Alysio 2014