sábado, 22 de agosto de 2009

De cómo sobrevivimos a la vida marítima y otras zarandajas

Al final no hubo atraque en Lípari, pero Juanjo descubrió una calita muy mona al otro lado de la isla donde estuvimos un par de noches. El fondo marino estaba cubierto por piedra pómez y tenía un color particular, que descubrió nuestras submarinistas particulares (Begoña y Laura).

Otro acontecimiento fue la preparación de sushi a bordo, que tuvo tanto éxito que hemos decidido repetirlo en breve (cuando nos den los estómagos después del empacho).

Partimos hacia Cefalú con viento fresco y llegamos al mediodía. En esos momentos te alegras de ir en barco, porque el pueblo es espectacular desde el mar y la playa está que no cabe ni una pulga. Por la tarde, nos arriesgamos a acercarnos en gomona y pronto nos dimos cuenta de que es el último reducto pirata de Sicilia: hasta los niños nos miran calculando nuestro peso en oro. Nos dimos unos cuantos codazos con los turistas para tomar una pizza y una birra y regresamos al barco (en gomona) con 3 helados (idea de Miguel). Imaginaros cómo llegamos todos y el helado….

No quiero aburriros mucho con nuestras desventuras aventuradas, pero es necesario que conozcáis los refranes que nos han acompañado toda la travesía, fruto de la sabiduría popular y de la experiencia acumulada: “el asco da confianza”, “Miguel todavía no lo sabe pero va a ir al pueblo”, “donde hay pelo, hay alegría” (como podéis ver, lo del pelo es un recurrente).

Nos habían asegurado que San Vito lo Capo (último reducto de la Mafia siciliana) era bonito, bueno y barato. Y fue un fiasco, no obstante, tras ver las reliquias del santo en una cripta de la iglesia (normanda y reconstruida) y repostar gasoil y provisiones, partimos esta vez sí que con viento fresco hacia las Egades, un archipiélago en la parte más occidental de la isla.

Pasamos de largo por la isla Formiga (privada y mínima) y recalamos en Levanza, la más al norte, en frente del cementerio, cortesía de nuestro patrón Joseba, alias capitán, alias almirante (si no le denominamos por todos sus epítetos -suponemos justamente merecidos- nos amenaza con lanzarnos por la borda). Después de la comida (frugal y nutritiva, mal que les pese a unos cuantos), desplegamos vela y nos dispusimos a recibir la primera (y única) clase teórico-práctica de navegación a vela, después de lo cual somos todos marineros con nuestros apellidos (marinero de primera Cristobal, marinero Sanchez y capitán de la gomona, marinera Alcaide y marinera Hidalgo, la que suscribe).

Por lo demás, la mar acompañó en la navegación a vela, gracias también a la sin par y polivalente Amaya, que siempre nos sorprende con nuevas habilidades y recetillas (consultar el blog para platos históricos).

Al día siguiente visitamos Favignana, la isla con forma de mariposa, tanto su castillo aragonés (la infantería subió con la fresca, a las 12 del mediodía) mientras que el grupo de caballería alquiló unas bicicletas y recorrió buena parte de la isla, siendo los pioneros en acercarse a la cala Rosa, antigua cantera y testigo de las disputas navales entre romanos y cartaginenses.

Nos recogieron en el puerto (habíamos buscado sin éxito hielo por todo el pueblo para los martinis) y luego recalamos todo el día en la calita inicial, ya que soplaba mucho viento (no me preguntéis qué viento, que la clase recibida no dio para tanto).

Al día siguiente partimos hacia la isla que nos quedaba por ver (Marittimo), montañosa y agreste, para luego iniciar la travesía hacia Cerdeña. La puesta de sol (adjuntamos foto, que no le hace justicia) una maravilla y de las mejores que todos recordábamos. Tanto es así que ha sido lo único en lo que hemos conseguido ponernos de acuerdo en todo el viaje.

El siguiente tema fueron las guardias: elegir pareja (bastante fácil), determinar los turnos (más complicado) y elegir turno (dificultad extrema… resuelto gracias a los ases de la baraja de cartas). Afortunadamente no llegó la sangre a alta mar y todo transcurrió con total normalidad…

Lo bonito fue despertarse y ¡tierra a la vista!, otra calita muy mona con vecinos interesantes que nos han tenido ocupados todo el día (somos asín de cotillas). Nos visitó un delfín y unas cuantas mantas con su prole a cuestas y para celebrar nuestra última noche a bordo hicimos sushi, regado con vino blanco y mistela (¡qué alimañas!).

Hoy ya estamos en Cagliari, hemos atracado en puerto, donde nuevamente tenemos numerosos vecinos para saciar nuestra sed de voyeurismo y una ciudad que pensamos quemar con la excusa del cumpleaños del marinero de primera Cristobal (alias Juanjo).
A partir de aquí se escribe una nueva historia……

Nueva tripulación en el Alysio (¡pobrecillos!)



Tras varios días de silencio y de adaptación a este medio acuático, los nuevos tripulantes y los antiguos ya somos como uña y carne (o, mejor dicho, como uña en-carnada). Pelillos a la mar, que diría aquel.

En suma, que tras varios aviones, autobuses y tranvía incluido, llegamos a Messina, nos presentamos en el barco, nos miraron de arriba abajo, no vieron nada raro (Miguel llevaba un alternador y eso ayudó un poco) y nos dejaron subir.

Al día siguiente y tras disfrutar de la última ducha con agua dulce (los que hayáis estado por aquí sabéis a qué me refiero), partimos rumbo a las Eólicas. Cómo podréis imaginar, hacen honor a su nombre y aunque el viento sopla de cara (o sea, de velas nada de nada), llevamos unos días donde los fondeos parecen una montaña rusa.

Llegamos a Vulcano que se caracteriza por dos cosas: el olor a azufre y por una extraña distribución de tiempos: 40 minutos en recorrer la isla en bicicleta y 3 horas para subir y bajar del volcan. Por cierto, todavía suelta fumarolas y pensamos que puede ser porque Vulcano, dios de los infiernos, todavía lleva mal lo de los cuernos de su ex, a saber, Venus o Afrodita. En fin, que los italianos son muy suyos para eso de la esposa.

De ayer destacar dos eventos, uno la sugerencia tierna y obsequiosa de Begoña al almirante: ¿Qué te parece si cojo las tijeras y te corto un poco la cabeza? (ella luego adujo que quería decir las patillas.... una vez más, pelillos a la mar). Y el otro ha sido llegar a Stromboli y reunirnos con una parejita de catalanes (Alex y Mirella) a los que el capitán, digo Almirante, invitó a cenar y que habíamos conocido en el fondeo de Vulcano (como no podía ser de otra manera, su barco se llama Cava....).

El volcán, o sea, el Strómboli, sigue activo en cierta medida y ayer noche como postre a la estupenda cena preparada por la tribulacion antigua, vimos fuegos artificiales y alguna pedorreta rojiza del volcán.

Hoy hemos partido para Lípari, estamos discutiendo si puerto (ducha, compra, cena) o fondeo (libertad, mar abierto y olas) y mientras el Almirante se ha dejado por fin cortar... el pelo y no sólo las patillas (en próximas ediciones ajuntaremos foto testimonial de su nuevo look).

Si más que contar, salvo que es el primer día que no me he mareado y feliz por tener un camarote para mí sola, me despido temporalmente. Acabamos de llegar a Lípari y voy a ver si me entero de algo de eso de las maniobras de atraque.

Maite

miércoles, 19 de agosto de 2009

Adiós al Adriático





Tras desembarcar Marga y Jose, dejamos el río Krka para dirigirnos a la isla de Solta, donde se subieron a bordo Ana, Ignacio y Nacho. No sin antes degustar un delicioso arroz meloso preparado por los Pineda.
En los últimos días de navegación por Croacia el Alysio conoció nuevos lugares como el SW de la isla de Bra, las islas Pakleni, la ciudad de Hvar desde fuera, (imposible atracar o fondear), la bahía de Vela Luka en la isla de Korcula y revisitó la ciudad de Korcula, Polace en el P.N. de Mljet, y, claro, Dubrovnik.
En esta ciudad nos despedimos con una cena de la tripulación del Luna, y del marinero López, que pasó unos malos días al quedarse sin viaje de vuelta por quiebra de la compañía aérea, hasta que encontró una alternativa.
La burocracia croata nos volvió a sorprender enviándonos a hacer la emigración a una pequeña localidad, Cavtat, que al menos tenía su encanto e hizo más agradable la espera.
Tras unas pocas millas más costeando, entramos en la bahía de Kotor (Montenegro), a cuya fortaleza, para continuar la costumbre, ascendió de buena mañana la nueva tripulación.
Ya era momento de partir, Sicilia nos llamaba, y de nuevo nuestro amigo el alternador busca el protagonismo. Después de llevar días trabajando mal dice que hasta aquí, y que no hay más amperios. Establecido el plan de emergencia (traer el alternador antiguo desde Valencia) y las medidas de restricción: sin piloto automático, sin nevera, sin ordenador, con luces portátiles…, emprendimos la larga travesía que tras 3 noches de mar en calma nos llevó a Messina.
Allí el bueno de Miguel llegó con el alternador, y sin facturar equipaje; a cambio de dejar todos sus modelitos de verano en casa y tener que estar casi todo el tiempo en gayumbos. ¡Gracias!

martes, 11 de agosto de 2009

La isla de Skorpios puede ser suya

Una de las islas que mas me gustó de las que ví este año en Grecia, fue la de Skorpios. Pequeña pero muy bonita. Y con mucho glamour. Onassis la adquirió al estado griego en 1963. Allí vivió con Maria Callas, se casó con Jackie Kennedy y enterró a su hija Cristina.
Pues bien, la nieta de Onassis e hija de Cristina, Athina, ha puesto Skorpios en venta por 110 millones de euros, al parecer cansada de los gastos de su mantenimiento que cada año rondan el millón y medio de euros.
Así que si se animan podemos abrir un escote para ver hasta donde llegamos. Seria una estupenda base para el Alysio en el Mediterraneo.

sábado, 1 de agosto de 2009

Split-Skradin, 5º día (Del agua dulce, del agua salada y del agua salobre)








Bien amigos, esto llega a su fin. Mañana nos desembarcamos de este periplo. Voy a ir terminando porque al final no he visto ni una cala, ni una catedral, ni un museo, ni nada. Todo el día pegándole a la tecla.
Mi resumen iba a ser breve y he terminado al estilo Joseba. Todo se pega.
El lugar del fondeo es precioso a la luz del sol. Hemos ido de menos a más, seguro que es una táctica habitual (preguntaré a otros tripulantes que nos hayan precedido) Hoy la flota Adriática se dirige rumbo a Sibenik que está en la desembocadura de un río (concretamente el Krak, lo acabo de ver en el Adriatic Pilot) La idea es remontar río arriba hasta donde se pueda (hasta el último puente que dé de sí) Exactamente hasta la localidad Skradin (que bueno que es esto de tener el Pilot)
Lo más extraño del día va ser el contaste entre bañarse en el mar y en el río. Sobre todo porque hoy toca ducha-ducha para toda la tripulación (salvo, tal vez, el almirante) Vamos a aprovechar que estaremos en el río para lavarnos la cabeza y pegarnos un enjabonadita. El aclarado, directamente en el río. Quien nos ha visto y quién nos ve…
Antes, hay que desembarcar en Sibenik para aprovisionar y hacer alguna gestión. También para ver la catedral y sacarle una foto. Porque, la verdad, una foto tiene. Hasta es bonita por dentro. Además, hay pocos turistas (creo que sólo nosotros y otra pandilla de españoles) y casi tenemos sensación de descubridores de las Américas.
Lo de meter la compra en el barco sin que el almirante atraque es de ver. Ahora me hago una idea de cómo fue el embarque de Juanjo. Consiste, básicamente, en que el capi va haciendo pasadas cerca de un muelle, a marcha semi-lenta, y los tripulantes nos dedicamos a encestar las bolsas de la compra sobre la cubierta. Hay que evitar que ninguna se caiga al mar (puro garantizado), que los huevos lleguen enteros (extra bonus) y ser lo suficientemente ágil para subirte sin pegarte un morrazo. Las razones por las cuales el almirante no atraca como es debido no las sé, ni las cuestionaré. Si que lanzo al ciberespacio esta reflexión: Como se le caiga alguien en una de éstas, yo le metería un paquete…
Este va a ser el último párrafo de mi relato. Creo que he sido un poco injusta con el marinero López y le he juzgado un tanto a la ligera, pero ya no me da tiempo a re-escribirlo todo de nuevo. Lo que creí peloteo al almirante no es más que su natural buena disposición con la humanidad mundial. Es un tipo que piensa que el ser humano es bueno por naturaleza y él un claro ejemplo de esta afirmación. Un pastor de almas. Choca eso cinco, López y al pasado, pasado. Al resto de la tripulación, a los que han venido y a los que vendrán, que los vientos os sean propicios. Ha sido un placer.

Marga

Split-Skradin, 4º día (El almirante se baña. Por mis…)






Ya estamos totalmente acoplados a la rutina marinera: salimos del sobe para tirarnos de cabeza al mar (un sistema rápido para quitarse las legañas), usamos agua dulce sólo para lavarnos los dientes (1 vez al día y sin que nos pille el almirante), nos ponemos algo de ropa cuando tenemos a los del Luna a la vista (para no dar mala imagen) y otras pequeñas normas no escritas que rigen el día a día del Alisio y que es mejor aprender cuanto antes, si no quieres recibir collejas y escarnios.

Esta noche me ha costado conciliar el sueño, no porque me hubiera pasado el día haciendo el perro entre siesta y siesta, sino porque trataba de urdir un plan infalible para que se bañara el almirante. Sabía que no podía contar con nadie más: José no se mete en líos (total, por 5 días que más me da, no me siento junto al alerón y ya está), el marinero López, no sé, sin ánimo de cotillear, me parece un poco trepa y no me fío del todo de él (es sólo una impresión, pero…) Desde que lo degradaron (la historia de porqué, ni la sé, ni me interesa) para mí que sólo tiene un objetivo: recuperar su viejo status. Begoña, está en una posición muy incómoda: ser armadora y almirante consorte a la vez la obliga a ser muy hábil y a nadar entre 2 aguas. La admiro mucho. Y también me da pena, la verdad. Amaya, es parte del mando y nunca formaría parte de un motín, salvo en caso de absoluta fuerza mayor. Creo que lo del baño no entra en esa categoría, por desgracia. Así que estoy totalmente sola para esta empresa. A mí, la verdad, que me degraden y todo eso, me la sopla. Además, me quedan de estar aquí sólo un par de días. Pero lo que olor a sobaco es que me puede…
He llegado a la conclusión que lo mejor es la acción directa y el ataque por sorpresa. A pesar de todas sus taras y chaladuras, Joseba tiene alguna virtud: es un oficial a la antigua y seguro que no permitirá que una pobre chica desvalida (yo) sufra ningún daño. Mi plan es simple y decido entrar en combate sin más: Me tiro al agua con unas cangrejeras y, súbitamente, una se me sale y se va hundiendo lentamente. Intento recuperarla desesperadamente, pero, mi capacidad pulmonar es tan escasa que no bajo ni medio metro. Joseba me ve tan desvalida que, ni corto ni perezoso, se quita el bañador (con esta parte no contaba yo, es un daño colateral menor) y se lanza al rescate. Misión cumplida. Cangrejera recuperada. Almirante al agua. Bien.
De todo, lo mejor ha sido la mirada que me ha dedicado Begoña. No ha hecho falta hablar. Entre nosotras debemos ayudarnos. Solidaridad femenina.
El resto del día lo pasamos navegando por las Pataki (islas de) Nada que ver con su tocaya la famosa actriz-pibón: sin glamour, sin paparazzi, sin chiringuitos marchosos. No es que sean feas, ni nada. Tienen, también, una foto, sobre todo desde el aire. Pero sí dan un poco en secas y áridas. Lo que más nos alucina es que a pesar ser unos secanos tremendos, llenos de piedra y poco más alguien se ha dedicado a hacer miles de lindes con pedruscos. Yo creo que Iker Jiménez o Jiménez del Oso tendrán alguna explicación lógica a tan extraño fenómeno, pero a nosotros no nos acaba de cuadrar. Igual es la forma que los paisanos tienen de pasar el rato, porque mucho más que hacer tampoco hay.
La guía Michelín recomienda hoy: Cordero moruno estilo Amaya.
Ya he hecho algunas breves referencias al tema culinario que se lleva en el Alisio. Los que me hayan precedido saben que el nivel es alto. A los que están por venir, sólo les diré que lo de la manduca es cosa seria. La encargada de que esto funcione como un reloj suizo es la sin par Amaya. Es verdad que (casi) todos colaboramos en tareas de pinche o labores auxiliares, pero el alma mater de la intendencia y todo lo que conlleva es, sin duda alguna, Amaya.
Sin extenderme (más) quiero dejar constancia del cordero moruno estilo Amaya que nos ventilamos en medio del parque natural de las Pataki. 2 palabras: IM PRESIONANTE. (Hay un tuper en la nevera, para el que quiera constatar mis afirmaciones)
El día transcurre plácidamente entre baños de mar y de sol, vermuses, birras, siestas…
Después de nueva bronca con los guardabosques del parque (y pagar ½ entrada tras el regateo de rigor) nos dirigimos a nuestro fondeo nocturno, pasando antes a recoger a Juanjo que venía a re-engancharse a la tripulación, tras unas merecidas vacaciones. Me cuentan que la maniobra para subirlo a bordo ha sido digna de una peli de James Bond. Pero como me tienen aquí, castigada dándole a la tecla sin descanso, me la he perdido.
Después de una frugal cena, copas, chocolate, otros vicios varios, contemplación de los astros celestes y charla distendida, nos vamos al sobe. La noche es joven, pero nosotros, no.
El Joseba se ha bañado. No me deis las gracias, ha sido por pura super-vivencia. Pobre Begoña.

Marga

Split-Skradin, 3º día (De cómo la tecnología punta es inútil si falla lo principal: Sentido Común)








Esta mañana he abierto sólo medio ojo cuando me ha parecido que levábamos anclas y movíamos. Poco a poco soy capaz de aguantar en el sobe aunque entre el sol por la escotilla. Creo que el haber descubierto que hay una especie de persiana que tapa el tambucho también ayuda.
Después de un rato muy cortito, hemos vuelto a parar. Qué raro. Venga, voy a levantarme a ver qué se está tramando. Acabáramos! Nos hemos ido por patas de nuestro fondeadero nocturno para evitar pagar el impuesto revolucionario que exigían los piratas de la marina de Trogir. Se me olvidó comentar que ayer ya intentaron pegarnos el sablazo, cosa que muy hábilmente consiguió evitar el marinero López (se le nota que está haciendo méritos para recuperar el puesto que tenía antes de su humillante degradación y no pierde ocasión para colgarse alguna medallita ante el almirante)(Y parece que no le va del todo mal, de hecho, ya ha vuelto a comer con todos nosotros)(Aunque, en el fondo, me da la impresión de que el almirante lo está utilizando)(Voy a dejarme de incisos sobre este tema. Cierro los paréntesis)
El caso es que parecía que estaba clarísimo que acabado el desayuno saldríamos en formación las 2 naves rumbo a las Pataki, pero después de un buen rato esperando a los hermanos Pineda, por aquí no ha pasado nadie conocido. Y digo yo ¿para qué tanta tecnología si después, para algo tan simple como quedar para salir, hay que saber física cuántica? A bordo hay 2 ordenadores, un GPS, antenas, varios móviles de última generación, radio, todos los programas informáticos inimaginables… un arsenal de cachivaches con los que se podría montar una red de alto espionaje… y luego va, y se olvidan de quedar (o peor, quedan pero no se entera ninguna de las 2 partes de cómo) y ya no hay forma de arreglar el entuerto.
¡Qué me aspen si lo entiendo! Es más, durante un buen rato no ha habido forma de comunicarnos, cuando uno lo intentaba por radio, el otro estaba en una frecuencia diferente y cuando lo intentaba por móvil, no había cobertura, o saldo, o no nadie lo oía.
Visto lo visto, alzamos el vuelo y nos lanzamos a la persecución de nuestro querido compañero de viaje. Ellos, por su parte han puesto la directa para alcanzarnos a nosotros, pensando que les llevamos ventaja y varias horas de navegación.
Menos mal que el rumbo estaba claro y ambos íbamos en la misma dirección, sino ya me veía peinando isla a isla la costa buscándoles.
Arreglado finalmente el malentendido, hemos llegado al fondeadero de la isla de Zirje donde el Luna llevaba ya unas cuantas horas. Un lugar idílico y más acorde a lo que esperábamos encontrar por estas latitudes: una bahía en forma de rodaja de sandía, un pequeño puerto, árboles hasta el borde del mar, aguas transparentes y las ruinas de un pequeña fortificación en lo alto de un montículo que nos han lanzado su irresistible grito para que fuéramos a su conquista.
El baño ha sido espectacular y la comida, muy acertada, equilibrada y riquísima. Esta Amaya vale su peso en oro.
Tras la siesta reparadora, algunos hemos querido bajar a estirar las piernas (la llamada de las alturas, ya sabéis) En tierra, lo que parecía un islote semi-desierto desde el barco se ha convertido en una islilla con algo más de entidad, con su Konoba en el puerto y todo.
José y yo nos hemos lanzado a la exploración terrestre recorriendo caminos que se alejaban, al menos, 3 ó 4 kilómetros hacia el interior (lo hemos visto en un cartel explicativo) Nosotros nos quedamos como a medio camino. Luego, hemos andado sobre nuestros pasos, como los navajos, para no dejar huellas y regresado al Konoba que, por cierto, tenía bastantes parroquianos. Un camino parecía subir hacia las ruinas y en un punto, no lo hemos visto claro y hemos vuelto sobre nuestros pasos. Hemos perdido la senda. En el Konoba hemos encontrado a las chicas del Luna que nos han convencido para volverlo a intentar y hacer cumbre, por las vistas. A la 2ª ha sido la buena y objetivo cumplido. Valía la pena (y el camino, para embarazadas y casi imposible de perder)
De vuelta al Konoba, nos encontramos con el marinero López y la armadora Begoña que también quieren dar una vueltita (corta, en 10’ se hace de noche) y les aconsejamos ir hasta las ruinas. Pasan educadamente y se dirigen, atraídos magnéticamente por el olor de unas brasas, a echarle un ojo al ya famoso Konoba. Regresan con los ojos iluminados por lo que han visto y tentándonos para cenar a la fresca una parrillada. Nosotros somos fáciles y nos dejamos tentar. A los que hay que convencer es a la sobrecargo Amaya y el almirante Joseba y son duros de pelar. Vamos, que no lo consiguen.
La cena consiste en un hervido (bollit valencià de bajoqueta i credeilles, sense seba) O en unas vainas al estilo almirante. Según quien lo coma y quien lo cocine. Se ve que sobre este tema ya ha habido polémica y no entraré al trapo.
Después de un rato de sobremesa, copas, vicios varios, conversación inteligente y un cielo espectacular (vemos, al menos, 2 estrellas fugaces) al sobe. La noche es joven pero nosotros, no.
El guarro de Joseba sigue sin ducharse ni tirarse al agua. Yo no quiero hacer sangre, pero este tema me preocupa. Eeeehhh,hay alguien en el ciberespacio??? Decid algo, joder. Pobre Begoña.

Marta

Split-Skradin 2º día (En marcha!!!!)








En la marina ACI no se duerme mal, es tranquila y no hace mucho calor. Pero, en cuanto que el sol se mete a plomo por la escotilla de nuestro camarote (como a las 7 o cosa así), imposible seguir en el “sobe”. Arriba. Eso de madrugar tanto en vacaciones no está nada claro. Me lo prohíbe mi religión y mis principios. La cruda realidad siempre se impone: con tanta luz yo no consigo seguir en brazos de Morfeo. Manda huevos!!!
Eco de sociedad:
Ayer se unió un buque amigo para andar por estos mares haciendo pandilla. Se trata de un velero alquilado para un par de semanas por Pere y Vicent y sus chicas. Para detalles técnicos sobre la nave alquilada, consultar con un entendido.
Yo os hablaré de su tribulación.: Pere y Vicent Pineda, hermanos y capitanes al alimón, Vicenta y Albertina sus mujeres (no estoy segura si respectivamente) y dos amigas de éstas, Carmen y Tere. Los hermanos Pineda son, según nos cuentan, 2 avezados marinos con muchas millas sobre sus espaldas. Al parecer este año han convencido a sus encantadoras esposas para que les acompañen en su periplo adriático (algo que no ha sido nada fácil y que ha requerido grandes dotes de persuasión)
Fuentes bien informadas nos han proporcionado una copia del plan de viaje. A saber: ellos 2 y sólo ellos 2, compran, cocinan, friegan, recogen, llevan el barco, limpian, preparan los aperitivos y los canapés, organizan el show nocturno, tocando la armónica y la pandereta… Bueno, tal vez exagere un poco (lo del show nocturno no está contrastado)
Algunas pasajeras del Alisio nos estamos planteando el cambiarnos, pero ahora justo hay overbooking. Tal vez el año que viene.

Fin del eco de sociedad
Democráticamente se decide que el primer destino de la flota va a ser Trogir. Joseba insiste que es un escenario de cartón piedra sin interés etc, etc… pero pasamos de él.
Después de reponer de ricas viandas nuestros navíos (por cierto, el mercado de verdura de Split está muy bien y tiene un montón de paradas de frutas y verduras) partimos rumbo al norte (creo)
A eso de la hora de comer (hambre ya empieza a hacer) el alto mando tiene a bien recompensarnos con un fondeo para el baño refrescante. Chof, qué rica! Y nada más nos subimos y en cuanto que apenas nos secamos, ya está la comida lista. A esto le llamo yo organización. Se nota la experta mano de Amaya. Tal vez la capitanía del Alisio no esté a la altura de la del Luna, nuestro hermano marinero (cuyo sobrenombre es Les Reines de l’Adriatic) pero se come de narices. Y cuando toca.

Partimos y nos dirigimos a Trogir, no sé dar detalles de rumbo ni distancia. Pa’eso soy negada.

La entrada de la bahía de Trogir tiene un astillero cochambroso más feo que pegarle un padre. El pueblito es mono. Mono de feria o de circo, quiero decir. A pesar de que Joseba nos lo había advertido (esto negaré haberlo dicho) puedo decir ahora que su posible encanto queda totalmente eliminado por las hordas de turistas comiendo helados que no hacen más que dar vueltas sobre un eje imaginario. Un agobio. Un coñazo.

Aún así, fondeamos en la bocana para hacer noche. Otra ya no nos cabe. Mañana nos dirigiremos al parque natural de las islas Pataki, o algo así, y no va del todo mal.
Cenita a bordo, copa, charla distendida y sobe. La noche es joven (y estrellada) Pero nosotros, no.
Que yo sepa, el capitán tampoco se ha duchado (ni lavado) hoy. Pobre Begoña.
La pregunta que lancé ayer al ciberespacio debe haber salido de la vía Láctea porque no he recibido ni asomo de respuesta. Hoy además, lanzo una nueva propuesta: ¿Para cuando la creación de un grupo de presión que obligue al almirante a lavarse el alerón? Se admiten todo tipo de sugerencias.

Marga

Split-Skradin, 1º día (Toma de contacto)




Julio, Año de nuestro Señor de 2009 (no me acuerdo del día exacto)

Aquí la marinera Marga haciendo un breve resumen de nuestra singladura a bordo del Alisio (esto… se escribe ¿con “y” o con “i? lo he visto de las 2 formas… Lanzo esa pregunta al ciberespacio…)
Me presento: Soy Marga y he llegado con mi chico, José Enrique (a partir de ahora sólo José) hasta Split para unirnos a la tripulación del Alisio. Nuestro nexo de conexión con tan famoso navío es la armadora Begoña que, años ha, estudió algo de ciencias con José.

Puede que José y yo consigamos un record este año: el de la menor permanencia a bordo, menos de una semana. Lanzo esta duda también al ciberespacio…

El capitán Joseba, ascendido misteriosamente a Almirante, nos recibe con los brazos abiertos. Lo de misteriosamente lo digo porque no estamos del todo familiarizados con la gran familia Alisíaca (valga la redundancia) y desconocemos gran parte de su historia (qué atrevida es la ignorancia)
Lo mismo, el resto de su panda: la armadora Begoña, la segunda Amaya y el marinero López. A primera vista, parecen todos buena gente. No hay parches, ni patas de palo, ni loros tuertos, ni cadenas sospechosas. Es más, el barco está como los chorros del oro, impoluto y resplandeciente. Luego nos enteraremos que la mañana ha ido de zafarrancho de limpieza a saco. De la que nos hemos librado…(Por algún comentario que se le escapa al marinero López por lo bajini, aquí hay que estar espabilado en el arte del escaqueo o mejor que te hubieras quedado currando en casita)

Joseba nos explica a su manera cómo funciona este tinglado. A su manera, ya lo sabéis, es breve y concisamente, dando la información justa y necesaria (Lanzo una propuesta al ciberespacio: ¿No sería posible que junto al juego de cama asignado se entregara un paracetamol o similar a los recién llegados? Falta hace)

Después de un sencillo y a la par, suculento y nutritivo almuerzo y la imperdonable siesta, parte de la tripulación nos dirigimos a descubrir Split. Concretamente Álvaro (marinero López), José y servidora. Joseba nos previene de lo que vamos a encontrar. Es más, nos previene de lo que vamos a encontrar en cualquier parada que hagamos desde ya mismo y a lo largo de la costa croata: ciudades de cartón-piedra rollo Disney Word y muuuuuuuuuuuuuucha peeeeeeeeeeñaaaaaaaa (joder, estamos a finales de Julio, qué querrás)

No nos dejamos convencer y optamos por verlo con nuestros propios ojitos.

Hombre, la verdad, lo de Split es algo raro-raro. Incluso queda bien y tiene alguna foto. Pero, bien pensado, es una aberración urbanística remontada a la época de los romanos (si es que está todo inventado) Todo el centro gira en torno al palacio que se mandó hacer un tal Diocleciano por el 3?? algo. Después, el que ha ido llegando, le ha metido lo que le ha parecido, sin contarse un duro: una catedral, una torre, un barrio, un palacio, un McDonald´s…. Siguiendo la tendencia, lo extraño es que el homo-urbanitas del siglo XXI no haya metido-aún- su zarpa y le haya dado a la autoridad competente por encargarle a Calatrava un edificio de diseño en medio de la plaza principal (al feo, que es, de los 2 hermanos el que es, además, un arquitecto cojonudo)

Nosotros, José y yo, sentimos una irresistible atracción por subir a las alturas: ya sea una torre, un risco, el campanario del pueblo… No sé porqué, pero así es. Así que, a la que llegamos a Split, allá que nos lanzamos a subir a la torre de la catedral, previo pago de 15 kune. El marinero López nos sigue, poco convencido. Es más, llega a lo más alto con un color de cara un poco mosqueante. Como no tenemos mucha (ninguna) confianza con él., lo miramos de reojo de cuando en cuando, rezando para que se le bajen las pulsaciones y recupere el resuello. Le cuesta, pero al final se recupera. Uff, menos mal…

Decendida la torre, damos vueltas por la maraña de calles y recovecos de lo que fue el palacio y cuando nos percatamos de que hemos pasado 3 veces por el Calcedonia y 5 por la tienda Aqua nos convencemos de que ya está todo el pescado vendido y que podemos dar por concluida la visita turística. Mejor buscar una terracita para la birra de antes de cenar, mientras esperamos al resto de nuestra tripulación.
Cuando al fin llegan, nos alargamos hasta la pizzería que recomienda nuestra guía (la Anaya) que nos mola más que la pizzería que recomienda la guía del marinero López (la Lonely Planet). Eso sí, ambas son las que hacen “las mejores pizzas de la cuidad”
La verdad, es que están bastante apañadas. Pagamos y al “sobe”
La noche es joven pero nosotros, no.

Que yo sepa, el almirante no se ha duchado hoy. Pobre Begoña.
Otra duda que lanzo al ciberespacio: ¿Cada cuantos días se lava el almirante?

Marga

Alysio 2014