sábado, 1 de agosto de 2009

Split-Skradin, 5º día (Del agua dulce, del agua salada y del agua salobre)








Bien amigos, esto llega a su fin. Mañana nos desembarcamos de este periplo. Voy a ir terminando porque al final no he visto ni una cala, ni una catedral, ni un museo, ni nada. Todo el día pegándole a la tecla.
Mi resumen iba a ser breve y he terminado al estilo Joseba. Todo se pega.
El lugar del fondeo es precioso a la luz del sol. Hemos ido de menos a más, seguro que es una táctica habitual (preguntaré a otros tripulantes que nos hayan precedido) Hoy la flota Adriática se dirige rumbo a Sibenik que está en la desembocadura de un río (concretamente el Krak, lo acabo de ver en el Adriatic Pilot) La idea es remontar río arriba hasta donde se pueda (hasta el último puente que dé de sí) Exactamente hasta la localidad Skradin (que bueno que es esto de tener el Pilot)
Lo más extraño del día va ser el contaste entre bañarse en el mar y en el río. Sobre todo porque hoy toca ducha-ducha para toda la tripulación (salvo, tal vez, el almirante) Vamos a aprovechar que estaremos en el río para lavarnos la cabeza y pegarnos un enjabonadita. El aclarado, directamente en el río. Quien nos ha visto y quién nos ve…
Antes, hay que desembarcar en Sibenik para aprovisionar y hacer alguna gestión. También para ver la catedral y sacarle una foto. Porque, la verdad, una foto tiene. Hasta es bonita por dentro. Además, hay pocos turistas (creo que sólo nosotros y otra pandilla de españoles) y casi tenemos sensación de descubridores de las Américas.
Lo de meter la compra en el barco sin que el almirante atraque es de ver. Ahora me hago una idea de cómo fue el embarque de Juanjo. Consiste, básicamente, en que el capi va haciendo pasadas cerca de un muelle, a marcha semi-lenta, y los tripulantes nos dedicamos a encestar las bolsas de la compra sobre la cubierta. Hay que evitar que ninguna se caiga al mar (puro garantizado), que los huevos lleguen enteros (extra bonus) y ser lo suficientemente ágil para subirte sin pegarte un morrazo. Las razones por las cuales el almirante no atraca como es debido no las sé, ni las cuestionaré. Si que lanzo al ciberespacio esta reflexión: Como se le caiga alguien en una de éstas, yo le metería un paquete…
Este va a ser el último párrafo de mi relato. Creo que he sido un poco injusta con el marinero López y le he juzgado un tanto a la ligera, pero ya no me da tiempo a re-escribirlo todo de nuevo. Lo que creí peloteo al almirante no es más que su natural buena disposición con la humanidad mundial. Es un tipo que piensa que el ser humano es bueno por naturaleza y él un claro ejemplo de esta afirmación. Un pastor de almas. Choca eso cinco, López y al pasado, pasado. Al resto de la tripulación, a los que han venido y a los que vendrán, que los vientos os sean propicios. Ha sido un placer.

Marga

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