Tras desembarcar Marga y Jose, dejamos el río Krka para dirigirnos a la isla de Solta, donde se subieron a bordo Ana, Ignacio y Nacho. No sin antes degustar un delicioso arroz meloso preparado por los Pineda.
En los últimos días de navegación por Croacia el Alysio conoció nuevos lugares como el SW de la isla de Bra, las islas Pakleni, la ciudad de Hvar desde fuera, (imposible atracar o fondear), la bahía de Vela Luka en la isla de Korcula y revisitó la ciudad de Korcula, Polace en el P.N. de Mljet, y, claro, Dubrovnik.
En esta ciudad nos despedimos con una cena de la tripulación del Luna, y del marinero López, que pasó unos malos días al quedarse sin viaje de vuelta por quiebra de la compañía aérea, hasta que encontró una alternativa.
La burocracia croata nos volvió a sorprender enviándonos a hacer la emigración a una pequeña localidad, Cavtat, que al menos tenía su encanto e hizo más agradable la espera.
Tras unas pocas millas más costeando, entramos en la bahía de Kotor (Montenegro), a cuya fortaleza, para continuar la costumbre, ascendió de buena mañana la nueva tripulación.
Ya era momento de partir, Sicilia nos llamaba, y de nuevo nuestro amigo el alternador busca el protagonismo. Después de llevar días trabajando mal dice que hasta aquí, y que no hay más amperios. Establecido el plan de emergencia (traer el alternador antiguo desde Valencia) y las medidas de restricción: sin piloto automático, sin nevera, sin ordenador, con luces portátiles…, emprendimos la larga travesía que tras 3 noches de mar en calma nos llevó a Messina.
Allí el bueno de Miguel llegó con el alternador, y sin facturar equipaje; a cambio de dejar todos sus modelitos de verano en casa y tener que estar casi todo el tiempo en gayumbos. ¡Gracias!
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