Julio, Año de nuestro Señor de 2009 (no me acuerdo del día exacto)
Aquí la marinera Marga haciendo un breve resumen de nuestra singladura a bordo del Alisio (esto… se escribe ¿con “y” o con “i? lo he visto de las 2 formas… Lanzo esa pregunta al ciberespacio…)
Me presento: Soy Marga y he llegado con mi chico, José Enrique (a partir de ahora sólo José) hasta Split para unirnos a la tripulación del Alisio. Nuestro nexo de conexión con tan famoso navío es la armadora Begoña que, años ha, estudió algo de ciencias con José.
Puede que José y yo consigamos un record este año: el de la menor permanencia a bordo, menos de una semana. Lanzo esta duda también al ciberespacio…
El capitán Joseba, ascendido misteriosamente a Almirante, nos recibe con los brazos abiertos. Lo de misteriosamente lo digo porque no estamos del todo familiarizados con la gran familia Alisíaca (valga la redundancia) y desconocemos gran parte de su historia (qué atrevida es la ignorancia)
Lo mismo, el resto de su panda: la armadora Begoña, la segunda Amaya y el marinero López. A primera vista, parecen todos buena gente. No hay parches, ni patas de palo, ni loros tuertos, ni cadenas sospechosas. Es más, el barco está como los chorros del oro, impoluto y resplandeciente. Luego nos enteraremos que la mañana ha ido de zafarrancho de limpieza a saco. De la que nos hemos librado…(Por algún comentario que se le escapa al marinero López por lo bajini, aquí hay que estar espabilado en el arte del escaqueo o mejor que te hubieras quedado currando en casita)
Joseba nos explica a su manera cómo funciona este tinglado. A su manera, ya lo sabéis, es breve y concisamente, dando la información justa y necesaria (Lanzo una propuesta al ciberespacio: ¿No sería posible que junto al juego de cama asignado se entregara un paracetamol o similar a los recién llegados? Falta hace)
Después de un sencillo y a la par, suculento y nutritivo almuerzo y la imperdonable siesta, parte de la tripulación nos dirigimos a descubrir Split. Concretamente Álvaro (marinero López), José y servidora. Joseba nos previene de lo que vamos a encontrar. Es más, nos previene de lo que vamos a encontrar en cualquier parada que hagamos desde ya mismo y a lo largo de la costa croata: ciudades de cartón-piedra rollo Disney Word y muuuuuuuuuuuuuucha peeeeeeeeeeñaaaaaaaa (joder, estamos a finales de Julio, qué querrás)
No nos dejamos convencer y optamos por verlo con nuestros propios ojitos.
Hombre, la verdad, lo de Split es algo raro-raro. Incluso queda bien y tiene alguna foto. Pero, bien pensado, es una aberración urbanística remontada a la época de los romanos (si es que está todo inventado) Todo el centro gira en torno al palacio que se mandó hacer un tal Diocleciano por el 3?? algo. Después, el que ha ido llegando, le ha metido lo que le ha parecido, sin contarse un duro: una catedral, una torre, un barrio, un palacio, un McDonald´s…. Siguiendo la tendencia, lo extraño es que el homo-urbanitas del siglo XXI no haya metido-aún- su zarpa y le haya dado a la autoridad competente por encargarle a Calatrava un edificio de diseño en medio de la plaza principal (al feo, que es, de los 2 hermanos el que es, además, un arquitecto cojonudo)
Nosotros, José y yo, sentimos una irresistible atracción por subir a las alturas: ya sea una torre, un risco, el campanario del pueblo… No sé porqué, pero así es. Así que, a la que llegamos a Split, allá que nos lanzamos a subir a la torre de la catedral, previo pago de 15 kune. El marinero López nos sigue, poco convencido. Es más, llega a lo más alto con un color de cara un poco mosqueante. Como no tenemos mucha (ninguna) confianza con él., lo miramos de reojo de cuando en cuando, rezando para que se le bajen las pulsaciones y recupere el resuello. Le cuesta, pero al final se recupera. Uff, menos mal…
Decendida la torre, damos vueltas por la maraña de calles y recovecos de lo que fue el palacio y cuando nos percatamos de que hemos pasado 3 veces por el Calcedonia y 5 por la tienda Aqua nos convencemos de que ya está todo el pescado vendido y que podemos dar por concluida la visita turística. Mejor buscar una terracita para la birra de antes de cenar, mientras esperamos al resto de nuestra tripulación.
Cuando al fin llegan, nos alargamos hasta la pizzería que recomienda nuestra guía (la Anaya) que nos mola más que la pizzería que recomienda la guía del marinero López (la Lonely Planet). Eso sí, ambas son las que hacen “las mejores pizzas de la cuidad”
La verdad, es que están bastante apañadas. Pagamos y al “sobe”
La noche es joven pero nosotros, no.
Que yo sepa, el almirante no se ha duchado hoy. Pobre Begoña.
Otra duda que lanzo al ciberespacio: ¿Cada cuantos días se lava el almirante?
Marga
1 comentario:
Respuestas desde el ciberespacio:
1.- En el diccionario de la Real Academia Española, el viento con el que se bautizó al barco, se escribe con "I". La fantasia de utilizar la "Y" a parte de su carácter snob, debe ser por cuestiones de inscripción navalburocraticas.
2.- Disfruta, la sensación de poco tiempo es para todos la misma y sino pregunta al almirante que hace un mes ya estaba acongojado porque su viaje estaba llegando a término.
3.-El rango de Almirante lo adquirió porque no se encontró otra foto que encajara con su recio rostro pulido en mil batallas. De ahí a que lo sea, queda a discreción del criterio de cada cual.
4.- Respecto a lo de la limpieza, no te agobies, si sientes envidia, podras resarcirte el día que abandones el barco.
5.- Veo que conoces ya la oratoria explicativa tipo tarzán de Joseba, Yo ordeno y mando y tu obedeces. Procura no contrariarle y sino que te cuenten que le pasó a Alfredo Landa.
Un saludo, buenos vientos y recuerdos a la tripulación
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