sábado, 1 de agosto de 2009

Split-Skradin, 4º día (El almirante se baña. Por mis…)






Ya estamos totalmente acoplados a la rutina marinera: salimos del sobe para tirarnos de cabeza al mar (un sistema rápido para quitarse las legañas), usamos agua dulce sólo para lavarnos los dientes (1 vez al día y sin que nos pille el almirante), nos ponemos algo de ropa cuando tenemos a los del Luna a la vista (para no dar mala imagen) y otras pequeñas normas no escritas que rigen el día a día del Alisio y que es mejor aprender cuanto antes, si no quieres recibir collejas y escarnios.

Esta noche me ha costado conciliar el sueño, no porque me hubiera pasado el día haciendo el perro entre siesta y siesta, sino porque trataba de urdir un plan infalible para que se bañara el almirante. Sabía que no podía contar con nadie más: José no se mete en líos (total, por 5 días que más me da, no me siento junto al alerón y ya está), el marinero López, no sé, sin ánimo de cotillear, me parece un poco trepa y no me fío del todo de él (es sólo una impresión, pero…) Desde que lo degradaron (la historia de porqué, ni la sé, ni me interesa) para mí que sólo tiene un objetivo: recuperar su viejo status. Begoña, está en una posición muy incómoda: ser armadora y almirante consorte a la vez la obliga a ser muy hábil y a nadar entre 2 aguas. La admiro mucho. Y también me da pena, la verdad. Amaya, es parte del mando y nunca formaría parte de un motín, salvo en caso de absoluta fuerza mayor. Creo que lo del baño no entra en esa categoría, por desgracia. Así que estoy totalmente sola para esta empresa. A mí, la verdad, que me degraden y todo eso, me la sopla. Además, me quedan de estar aquí sólo un par de días. Pero lo que olor a sobaco es que me puede…
He llegado a la conclusión que lo mejor es la acción directa y el ataque por sorpresa. A pesar de todas sus taras y chaladuras, Joseba tiene alguna virtud: es un oficial a la antigua y seguro que no permitirá que una pobre chica desvalida (yo) sufra ningún daño. Mi plan es simple y decido entrar en combate sin más: Me tiro al agua con unas cangrejeras y, súbitamente, una se me sale y se va hundiendo lentamente. Intento recuperarla desesperadamente, pero, mi capacidad pulmonar es tan escasa que no bajo ni medio metro. Joseba me ve tan desvalida que, ni corto ni perezoso, se quita el bañador (con esta parte no contaba yo, es un daño colateral menor) y se lanza al rescate. Misión cumplida. Cangrejera recuperada. Almirante al agua. Bien.
De todo, lo mejor ha sido la mirada que me ha dedicado Begoña. No ha hecho falta hablar. Entre nosotras debemos ayudarnos. Solidaridad femenina.
El resto del día lo pasamos navegando por las Pataki (islas de) Nada que ver con su tocaya la famosa actriz-pibón: sin glamour, sin paparazzi, sin chiringuitos marchosos. No es que sean feas, ni nada. Tienen, también, una foto, sobre todo desde el aire. Pero sí dan un poco en secas y áridas. Lo que más nos alucina es que a pesar ser unos secanos tremendos, llenos de piedra y poco más alguien se ha dedicado a hacer miles de lindes con pedruscos. Yo creo que Iker Jiménez o Jiménez del Oso tendrán alguna explicación lógica a tan extraño fenómeno, pero a nosotros no nos acaba de cuadrar. Igual es la forma que los paisanos tienen de pasar el rato, porque mucho más que hacer tampoco hay.
La guía Michelín recomienda hoy: Cordero moruno estilo Amaya.
Ya he hecho algunas breves referencias al tema culinario que se lleva en el Alisio. Los que me hayan precedido saben que el nivel es alto. A los que están por venir, sólo les diré que lo de la manduca es cosa seria. La encargada de que esto funcione como un reloj suizo es la sin par Amaya. Es verdad que (casi) todos colaboramos en tareas de pinche o labores auxiliares, pero el alma mater de la intendencia y todo lo que conlleva es, sin duda alguna, Amaya.
Sin extenderme (más) quiero dejar constancia del cordero moruno estilo Amaya que nos ventilamos en medio del parque natural de las Pataki. 2 palabras: IM PRESIONANTE. (Hay un tuper en la nevera, para el que quiera constatar mis afirmaciones)
El día transcurre plácidamente entre baños de mar y de sol, vermuses, birras, siestas…
Después de nueva bronca con los guardabosques del parque (y pagar ½ entrada tras el regateo de rigor) nos dirigimos a nuestro fondeo nocturno, pasando antes a recoger a Juanjo que venía a re-engancharse a la tripulación, tras unas merecidas vacaciones. Me cuentan que la maniobra para subirlo a bordo ha sido digna de una peli de James Bond. Pero como me tienen aquí, castigada dándole a la tecla sin descanso, me la he perdido.
Después de una frugal cena, copas, chocolate, otros vicios varios, contemplación de los astros celestes y charla distendida, nos vamos al sobe. La noche es joven, pero nosotros, no.
El Joseba se ha bañado. No me deis las gracias, ha sido por pura super-vivencia. Pobre Begoña.

Marga

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