jueves, 27 de junio de 2013

ASSOS

 Partimos, nuestro primer destino es la isla Bozcaada vemos un puerto con un castillo que parece uno de los que construiamos en la playa cuando eramos peques. Esta isla es famosa por  su castillo veneciano y por su vino.




Dejamos atrás la isla, nuestro destino es un pueblo llamado Behramkale ya que sabemos que tiene una zona con restos arqueólogicos de una antigua ciudad griega (Assos) a pesar de las reticencias del capi a la hora de pasar dias en tierra, el resto de tripulación le convencemos ya que parece que Assos promete por su situación en una colina de 238 metros sobre el nivel del mar y los restos del templo de Atenea (siglo VI a. C.). Recorremos el ágora, gimnasio, teatro, necrópolis etc.




















El atraque en el puerto es complicado por el tamaño del puerto y por no estar protegido del viento, aun así el Supremo demuestra su habilidad aunque necesitamos ayuda de una zodiac que nos mete la proa y el barco vecino nos da los cabo






El muelle es muy kuki, con pequeños hoteles, una zona de chill out y playita., Aprovechamos para cenar en un restaurante al lado de atraque del Alysio, al que accedemos a traves del barco al que estamos abarloados, Cenamos diminutas raciones de anchovys, Kalamari etc maridado con vinito de Bozcaada. Por fin conseguimos los ansiados ice cube, vamos los cubitos de hielo que necesitabamos desde Estambul. Joseba se ofrece a llevarlos al Alysio, al saltar de un barco a otro se rompe la bolsa y parte de los cubitos se cuelan por la escotilla del camarote de Javi y Ana  que acaba bastante mojado, pero no sería lo único que se mojase esa noche, el regreo del restaurante se hizo en la gomona y Ana al sentarse hace que vuelque la neumatica con Javi incluido que la esperaba con la mano tendida para ayudarla; imaginad cuando además de el bañito llegan a su camarote lleno de cubitos de hielo que evidentemente se habian desecho.



Al dia siguiente vamos hasta la ruinas de Assos y comprobamos una vez más lo bien que elegian los antiguos el lugar en el que ubicaban sus ciudades y sobretodo sus templos, desde la colina se divisa la Peninsula de Biga , golfo de Edremit y la isla de Lesvos. Si hay que elegir un lugar para comunicarse con los dioses este podria ser uno de ellos ,aunque para los que no tengan mucho interés por los dioses tambien pueden  poner su  casita en las terrazas que descienden hacia el mar y desde allí navegar.



Partimos hacia Ayvalik, donde fondeamos y celebramos la noche de San Juan con un ritual que nos enseña Ana heredado de su abuela (por ahora se van cumpliendo todos nuestros deseos, incluido el primer bañito de la temporada del capitán que se produce a la mañana siguiente)

HACIA EL ESTRECHO DE DARDANELOS



           LA PLANTITA EVOLUCIONA FAVORABLEMENTE

 Nuestro siguiente destino es Edkem lo que supone nueva anécdota con la forma de hacernos entender con la gente (el ingles o frances etc no existen, solo el turco)
Un hombre disfrazado de capitán nos indica que el lugar elegido para atracar en el puerto no es posible, curiosamente nos manda a un atraque situado al lado de su restaurante ( Nehir) nos dirige la maniobra “cabo de estribor lo hace firme en una argolla situada en babor, imaginaos como quedo el Alysio (lo que queria era ganar sitio para que cupiese su barco)………………………

 













     
Joseba se cabrea, y Begoña decide que es mejor intentar confraternizar con el enemigo en vista de que con el idioma es imposible; tras la compra de unas racioncitas de pescadito y pedir la clave de la wifi del restaurante (estamos sin wifi desde hace días ) tenemos un éxito total, no solo cabe el barco si no que nos trae una ración de moluscos no identificados. Begoña tenía razón por diez liras de pescado hemos conseguido entendernos sin palabras.

Lo que se está convirtiendo en un verdadero desafío es encontrar cubitos de hielo , desde que salimos de Estambul los gin tonic se han hecho imposibles, por no hablar de conseguir cualquier bebida alcohólica incluida la cerveza. Menos mal que nos acordamos de comprar una Bombay Saphire en el aeropuerto.

Partimos hacia Galipolis, navegamos a vela por esta aguas ahora tranquilas pero que durante siglos han sido motivo de guerras por ser paso estratégico entre dos continentes y a veces entre dos mundos.
Con viento favorable llegamos a CanaKkale con la intención de visitar Troya y solucionar nuestros problemas con la conexión wifi del Alysio. Toda  una mañana de nuevo para hacerse entender, cuando el único problema con la tarjeta y el modem era que no tenía saldo.
Decidimos seguir hacia el estrecho de Dardanelos , esplendidos paisajes en sus orillas, nos sorprende la vegetación y  fondeamos en una calita con vistas a un monumento de una belleza difícil de describir en homenaje  a los turcos caidos en la batalla de Galipolis..


miércoles, 26 de junio de 2013


Estambul – Bósforo y Mar Negro
Mañana VNLL (ventosa, nubosa, lluviosa) para llegar a la ciudad más grande de Turquía (pero no su capital) y la tercera de Europa con una población de casi 13 millones de habitantes. Se veía grande, grande, grande desde las islas Príncipe que abandonamos sorteando lo que creíamos eran muchos ferries. Poco después nos daríamos cuenta del error de nuestra apreciación numérica, sin duda precipitada al incorporarnos a la turbadora civilización después de tan relajados momentos de travesía.  El modelo más extendido de estos ferries nada tenían que ver con los que hasta la fecha habíamos venido viendo. La forma de los de ahora evocaban las líneas de barcos de otra época, unas líneas que fácilmente nos trasladaban mentalmente a la película de La Reina de África o de similares características.

Ansiosos estábamos por vislumbrar las famosas mezquitas de Santa Sofía y la Azul, pero el perfil que llegábamos a percibir se parecía más al de Nueva York que al de una ciudad fundada en el 667 a.C.. Poco a poco se fueron definiendo las tan esperadas siluetas, pero no será hasta dentro de un par de días cuando podremos estar a sus pies y apreciarlas sus inmensidades. Nuestro objetivo para hoy era subir por el Bósforo y llegar a la meta final: Navegar en el Mar Negro.


Cruzando el canal y ascendiendo por su lado izquierdo, disfrutamos de la vista como auténticos privilegiados alejados de cualquier masa turística. El capitán pretende acercarse al puente Galata próximo al mercado de las especias. Será misión imposible, la increíble densidad de ferries yendo y viniendo a toda velocidad, impide toda aproximación y el sentido común y la poca cordura que nos quedaba imponían una retirada a tiempo hacía la tranquila zona en la que los “pequeños” cruceros que transportan miles de personas, se encuentran atracados. Sin embargo durante el breve espacio en el que hemos intentando acercarnos al Puente nos hemos sentido eufóricos cual primeros colonos que arriban a la tierra que buscaban. Allí estábamos todos de pie en la bañera, mirando para todos los lados intentando retener en nuestras retinas hasta el más mínimo detalle de tan impresionante ciudad.  

Esa situación de “alerta”, se mantendría a lo largo de la subida por el Bósforo  (17 millas). Vimos las magníficas viviendas construidas a ras del agua, los palacetes de otras épocas  algunos de los cuales se han reconvertido en hoteles de lujo (por encima de 600 euros la noche – lo ibamos consultado en “intennete” según pasábamos por delante de ellos), pasamos por debajo de los dos puentes colgantes que permiten (soportando los interminables atascos) atravesar desde Europa a Asia, apreciamos en toda su intensidad la. Todo un espectáculo. Disfrutamos como enanos hasta el punto de prácticamente no darnos cuenta de que para entonces la comida nos la habíamos saltado. Ya haríamos merienda cena.

Más allá de la mitad de la longitud del Estrecho del Bósforo, la urbe empieza a desaparecer sustituida por una inmensa arboleda que todo lo inundaba y que no desmerecería a la de ningún bosque asturiano. Poco a poco, y esquivando a algunos de los 55.000 buques mercantes que anualmente transitan por sus aguas, seguimos subiendo hacía el Norte hasta la población de Poyraz, que se encuentra justo en la entrada al Mar Negro. Nuestra meta se encuentra cada vez más cerca. Aun así tendrá que seguir esperando, entramos en el puerto para sondear su conveniencia para el fondeo de esa ya no tan lejana noche. Visto el lugar, volvemos a salir al Estrecho y con rumbo decidido, nos dirigimos hacia el que más que próximo Mar Negro. Y por fin tras una breve incursión os dejamos el testimonio de nuestro, probablemente más que modesto logro para otros ojos distintos a los nuestros, pero tan importante como si hubiéramos las más altas cotas montañeras. El Alysio nunca había estado tan lejos de su casa. Por fin estábamos navegando por el Mar Negro, al frente Ucrania, a babor, Bulgaría y Rumanía, a estribor Georgia y Rusia. Que pasote, que sensación, igual que las olas que nos recibieron y a las que ya nos habíamos desacostumbrado con nuestra sin altibajos tranquila singladura. Ojala todos hubierais podido estar allí.




Pues hala a disfrutar un rato, comprobar que el Mar Negro, es oscuro por su profundidad pero no negro por el color de sus aguas y vuelta a Poyraz a dormir y mañana bajada hasta Estambul, final de nuestra travesía. Esta noche, también oiríamos al muecin de turno.

AL FRENTE ESTAMBUL

Llegamos seis nuevos tripulantes a Estambul (la armadora, Javi y Ana desde
Valencia y Pilar, Isabella y como debutante Sandra procedentes de los madriles.. .Nos reciben el capi y Angel en la marina Atakoy.

Una vez reunida la tripulación hay consenso para dedicar un dia en tierra a visitar la ciudad (es lo que calcula Joseba que llevará el tener los papeles en regla dada la conocida rapidez de la autoridades portuarias turcas)
Mientras los chicos lo solucionan, las féminas decidimos visitar Estambul.

Parece que los astros en esta primavera turca  se alían para que pasemos algún día mas en Estambul..Es domingo y la  Administración del puerto no funciona..

Nos reunimos en el puente de Gálata ya que queremos despedirnos de Angel  que piensa pasar la noche tranquilo y relajado en su hotel cerca de Taskim (ji, ji….) en el meollo del cogollo: El  ambiente ya a la altura del Puente de Gálata nos llama la atención, un hormiguero humano se dirige a Taskim,, son los indignados turcos. Vemos puestecillos ambulante con todo tipo de artilugios para protegerse de los gases lacrimógenos y pelotas de goma,de los antidisturbios, llevan cascos, gafas antiventisca, mascarillas,  etc..
En la parte asiatica de Galata Angel se encuentra con la primera barrica donde es informado  de que : “esto es  una guerra”, “no sigas”.Ante el desconcierto Angel pide asilo en el Alysio.
Este no seria el último obstáculo del día, el tráfico está cortado en la zona y  no podemos regresar a la marina salvo que paguemos el timo de precio de los taxistas que quieren lucrarse a nuestra costa. Tras varias horas y sin saber muy bien como… aparece el autobús justo cuando íbamos a rendirnos y tomar un taxi.

Al día siguiente nos tememos otro día lleno de interrupciones por la Huelga General, pero esta vez nos equivocamos y llegamos sin problemas al centro. Joseba y Angel acuden con los pasaportes a los distintos edificios del Harbour Master armados de paciencia, tras largas horas de negociación, las autoridades portuarias dan el visto bueno y podemos continuar nuestro periplo por Turquía.
Mientras el resto de la tripulación callejeamos hasta Taskim para ver el estado en el que se encuentra la plaza después de la batalla nocturna y comprobamos  como destruyen el parque que ha sido excusa para iniciar este levantamiento ,la plaza estás tomada por la policía.
Subimos a la Torre de Gálata, tenemos a vista de pájaro toda la ciudad.
 
Y allá a su frente ESTAMBUL
Por fin todos y con los “sellos” del pasaporte en regla, tapeamos Kalamari y bira y nos despedimos de Angel antes de que se inicie la batalla del día siguiente.Montones chicos y chicas se dirigen  de nuevo a Taskim, la policia también se preparaCon el Alysio a vela contemplando las orillas de este increíble lugar: Mezquita azul, Topkapi, Mezquita Suleymaniye, mercado de las especiasen la orilla europea ;el capy nos lleva despacito para no perder detalle entre un continuo desfile de petroleros y barcos mercantes.El Alysio es el único velero y asi nos sentimos nosotros únicos disfrutando de esta ciudad con ubicación privilegiada y mentalmente recitando a Espronceda (que en su momento nos parecio un petardo pero ahora es muy apropiado para la ocasión

Con diez cañones por banda …....
……..no corta el mar si no vuela un velero …
…ASIA a un lado al otro EUROPA

Navegamos a vela por el canal del Bosforo y el cuerno de Oro por los que corren aguas del Mar Negro y mar de Mármara..
Marcamos una línea en el mar Negro y hacia allá nos dirigimos, visitamos el  puerto de Poyaz  de los que dice el capi  de verdad, con vida…
Regresamos por la  orilla  asiática del Bósforo, sucesión de palacios, casas estupendas con embarcadero propio, en las que no estaría mal pasar una temporada..
Fondeamos en las islas  Princesas, parte de la tripulación y a pesar de que ni el color ni la temperatura del agua  es la del Egeo se dan un bañito y DUCHA DE AGUA DULCE POSTERIOR.
Aviso tripulaciones entrantes : este año hay posibilidad de ducha diaria.
Y hemos adoptado una plantita a la que le están saliendo flores, creemos que es un cerezo.



martes, 25 de junio de 2013



Islas Principe

Hala, otro madrugón para los voluntarios. En pie a las 6. Sí será pronto, pero los amaneceres como los atardeceres, no son de desmerecer y me encanta verlos. Además con la edad que voy acumulando, me despierto  sin mayor esfuerzo. Así que a disfrutar. La salida del puerto de Mármara fué de lo más tranquila. 




Como viene siendo habitual en este viaje, el mar se ha aliado con nosotros y está de lo más tranquilo. Lo que nos ayudará a recorrer las 75 millas que tenemos por delante. Nos hubiera gustado visitar alguna población de la costa, pero en las fechas en las que estamos y nuestro proyecto de llegar hasta el Mar Negro, no nos permite demasiada distracción.


El trayecto lo hacemos a motor por tener el viento constantemente aproado. Aún así reconocemos que tenemos suerte por no habernos encontrado con el viento “Meltemi”, que arrasa por la zona. Todavía es pronto. Su llegada suele ser principios de Julio/Agosto y al parecer puede llegar a durar varios días seguidos. Surge de repente con tiempo despejado y pueden llegar al nivel 7-8 de la escala Beaufort, lo que hace peligrosa la navegación para barcos como nuestro Alysio. El Supremo como buen conocedor de la mar, ha sido lo suficientemente hábil para programar el viaje y encontrarse en esta zona marítima cuando todavía el ogro está por despertar.

A pesar de haber salido de Mármara con aparente buen tiempo, sobre las diez de la mañana y afortunadamente a la popa de nuestro barco se desata una tormenta. Durante largo tiempo y a una distancia más que prudencial con respecto a nosotros, disfrutamos del espectáculo de las nubes  que se cerraban y de  los rayos que golpeaban repetidamente la superficie. Cuando uno está a resguardo, los embates de la naturaleza se aprecian en todo su esplendor y se disfrutan plenamente. El hecho de encontrarnos con nuestros forros polares daba ese toque de calor y confort que nos alejaba fícticiamente de la realidad que estábamos contemplando.  Igual que vino la tormenta, ésta desapareció. Para entonces ya nos encontrábamos a mitad de camino. Al inicio de la tarde y todavía de camino hacia las Islas Príncipe, el capitán se retira a “reflexionar”. Seguramente algún maledicente argumentaría que más bien el Supremo se fue a echar la siesta. Pues no, está equivocado. El Almirante nunca descansa cuando se halla en Alta Mar, a lo sumo “reflexiona”.   Pues sí, se fue a reflexionar y allí nos dejó a la tripulación, con el velamen puesto, como si supiéramos lo que teníamos que hacer.  Antes de sumergirse en las interioridades del Alysio, con voz firme, dijo: “cuando la velocidad baje de cuatro nudos, encended el motor”.  Señor, si señor, y allí estábamos mirando a ver si bajábamos de esa velocidad y sí, llegó el momento en el que tuvimos que reaccionar. Fue divertido, por un rato tuvimos un campo de pruebas y de experimentación náutica en el que nos movíamos a nuestro antojo y de un lado a otro sin acertar con la maniobra correcta. A ver prueba con el carro, échalo para estribor, no así no funciona, pues para babor, no,no que así no funciona. Recoged un poco la escota, no así tampoco funciona. Pues recoge la Mayor y deja solo el foque, pues nada que así tampoco conseguíamos nada. Algún osado pretendía sacar de su reflexión al comandante, pero nos opusimos, nos habíamos hecho merecedores de la confianza del capitán y no íbamos a echarlo todo por la borda.  Para entonces ya hacía tiempo que habíamos puesto el motor en marcha. El Supremo subió a la bañera y con ojos semicerrados propios de una profunda reflexión y consciente de nuestra ineptitud por seguramente los más que sucesivos bandazos a los que le habíamos sometido,  dictó sentencia operativa.” Recoged las velas . El viento está aproado y salvo que cambiéis de rumbo no tenéis nada que hacer”. Dicho y hecho, aquí acabaron nuestras hipótesis sobre la navegación.

En torno a las 18 horas arribamos a una cala de una de las islas Principe, concretamente al sur de la isla Heybeliada. Dada la cercanía de estas islas a Estambul, éstas se han convertido en un lugar en el que abundan las segundas residencias de los privilegiados para los fines de semana.  Bajo un calor que no habíamos tenido durante todo el periplo, pretendíamos bañarnos una vez fondeados pero aquí también nos encontramos con las medusas. Total que allí estábamos en la bañera del Alysio moviéndonos de un lado al otro, cociéndonos, buscando zona de sombra y mirando el agua sin bañarnos. 


Todo parecería lógico, pero lo chocante del momento es que estábamos rodeados de otros barcos y el personal  (nativo, eso sí) se bañaba sin aparente mayor preocupación por la existencia de tan celentéreos amigos que a nosotros nos amilanaba. Si ridículo, pero había que verte a ti, querido lector, en tal tesitura.  Bueno, menos mal que para pasar el tiempo, estuvimos comentando, desde un punto de vista cultural como cualquier programa de Sálvame, el hecho de que la cala fuera de lo más “familiar”. Rápidamente nos dimos cuenta que el lugar era el sitio preferido por los  ”abuelos” para ir acompañados por sus  “queridas” nietas. Hay que ver como se querían y que peripuestas iban las “nietas” haciendo juego con los espectaculares yates de los “abuelos”.  Ya que no nos bañábamos, estábamos entretenidos. Por pudor no pongo foto alguna sobre los "entrañables" momentos "familiares". Sin duda sus protagonistas nos lo agradecerán y por consiguiente nosotros nos libramos de al visita de sus guardaespaldas.


A medida que iba cayendo el atardecer y la noche se acercaba, la gran mayoría de los barcos que por allí andaban, y tal como preveíamos, se retiraron a la seguridad de los puertos y de las segundas residencias de sus acaudalados propietarios. dejando expedita la cala para los que allí permanecimos fondeados.


La tranquilidad se impuso y poco después de cenar y de los consabidos chupitos y raciones de chocolate habituales, nos retiramos. La jornada había sido larga y mañana nos esperaba : Estambul y el Bósforo

lunes, 24 de junio de 2013



Mármara (Robinson Crusoe)
Con la llegada del ferry de las 8 de la mañana, la vida en el Alysio vuelve a resurgir. Después de un plácido desayuno, el Supremo sigue alentándonos para que aprendamos las lógicas de la navegación  y salgamos a vela de nuestro fondeo. Si bien somos conscientes que el aprovechamiento de las leyes de la física en este arte debe ser pleno y parecen evidentes las formas en que hay que aplicarlas para nuestro beneficio, el notable aturullamiento y descoordinación de la forma de proceder de la tripulación termina por exigir la intervención del capitán para poder abandonar la zona. Sin duda nos siguen faltando tablas y en especial tener clara la terminología náutica. Aún a pesar de ello, nos hicimos a la mar y con sucesivos bordos, nos dirigimos hacia nuestro próximo destino distante unas catorce millas. La isla de Mármara y su capital  del mismo nombre.


El viento sopló a nuestro favor y alcanzando velocidades de siete nudos y medio, nos vamos aproximando a nuestro destino.



 La isla de Mármara era reputada en la antigüedad por sus canteras de mármol (de donde se deriva el nombre del mar, de la isla y de la ciudad). Estas canteras suministraron gran parte del mármol utilizado en Constantinopla (Estambúl). Su mármol es blanco con suaves vetas azules y se exportaba a Europa Oriental, Próximo Oriente, Asia Menor, Grecia e Italia. Sin embargo esa aparente importancia industrial no cabe deducirse del tamaño y estado de la ciudad, que más bien está relativamente inundada de pequeños hoteles para dar satisfacción a una más que evidente visita de turismo nativo y que claramente se ponía de manifiesto  en que el único velero atracado en el puerto era nuestro querido Alysio. 




Es en este puerto pesquero donde nos encontramos a la reencarnación de Robinson Crusoe. Os dejo una foto del mentado por aquello que una imagen dice más que mil palabras bajo la condición de que si sois capaces de ver donde tiene los ojos debajo de la pelambrera que lo caracteriza, nos aviséis ya que todavía nos atenaza la duda de si realmente era capaz de ver algo o por el contrario tiene visión de rayos x o son los felices piojos que probablemente albergue los que le dirigen cuando camina.



 Durante el trayecto hacia la isla nos cruzamos con una motora cuya elevada velocidad  y atronador ruido que iba parejo a su rápido desplazamiento nos dejó boquiabiertos. Por un momento pensamos en la guardia costera que gracias a un soplo se dirigía rauda a detener a los malhechores, pero de eso nada de nada. Luego comprobaríamos que se trataba de una ambulancia. No tenemos la menor duda que llegaría a atender al enfermo que la necesitaba, lo que ya no teníamos tan claro es si el enfermo en cuestión habría sido capaz de resistir los embates de las olas y los impactos de los saltos que daba en su traslado. Tuvimos la oportunidad de ver la ambulancia atracada en el pequeño puerto de Mármara y era todo un ejemplo de la aplicación práctica de la tecnología de los fórmula uno y aeroespacial todo al unísono. En su interior se apreciaban asientos envolventes con arneses de cuatro puntos, que en nada envidaban a los de un caza F-18. El tablero de mandos iba parejo.


Aprovechamos nuestra bajada a tierra, para hacer las ineludibles compras de avituallamiento y de paso cenamos pescado en una de las agradables terrazas aledañas a la orilla del mar regado con la cerveza EFES del lugar.


Ya habréis podido deducir al ver la foto del Alysio atracado y donde al fondo se aprecia una majestuosa mezquita, que sí, que también esta noche nos hemos despertado con los madrugadores alaridos del muecín de turno.  Dado el largo viaje que nos espera, sobre las seis de la mañana, ponemos rumbo a las Islas Principe, que se encuentran a la entrada de Estambul y a unas 75 millas de nuestra posición actual


domingo, 23 de junio de 2013



Gelibolu – Isla Pasalimani y la fábrica de Medusas (45 millas)
Tras un nuevo amanecer ponemos rumbo hacia la isla de Pasalimani y entramos en el tan ansiado por conocer, Mar de Mármara. Como todos sabéis, es un mar interior que une las aguas del mar Negro y del mar Egeo. Tiene unas dimensiones de unos 200 km de largo por 75 de ancho. 
Hay dos grupos de islas principales, denominadas Islas Príncipe y de Mármara. La isla de Pasalimani a la que nos dirigimos, se encuentra entre las islas de este segundo grupo.

Una vez pasado el estrecho de Dardanelos, rápidamente nos volvemos a dar cuenta que nos encontramos en plena ruta de mercantes, a cual más ansioso por llegar a su destino y que no dudan en acelerar y en adelantarse unos a otros cual carrera de fórmula uno. Dado nuestro minúsculo tamaño ante semejantes mastodontes del mar y al igual que hicimos en el estrecho, nuestra navegación discurrirá en el lateral de la ruta, hasta que abandonamos la misma y nos dirigimos directamente hacía Pasalimani.




Dado que el viento predominante es del Noreste, lo tenemos aproado lo que impone el uso del motor. Si, ya sabemos que se pueden usar los bordos en zig-zag yendo a vela. Pero la distancia a recorrer nos limita nuestras fantasía de querer rememorar a los grandes marinos. A estas alturas y dado el innumerable nº de horas del que se ha hecho uso del motor, desde la “reparación” en Atenas, nuestra confianza en el mismo y en su rendimiento es absoluta y al Supremo se le nota cierto relax al respecto de la mecánica. Hoy nuestra intención es fondear en lo que parecía una estupenda cala, de escasa profundidad en la que se encuentra ubicada la pequeña población de Pasalimani. Apenas estamos entrando en la susodicha cala, bastante más grande de lo que se podría deducir mirando los mapas, y nuestro gozo de bañarnos en aguas transparentes, se torna en algo imposible que desde entonces será una constante en nuestra etapa por Turquía. Acabamos de descubrir donde está la fabrica de medusas que inundan nuestras costas levantinas y del Sol. No deis más vueltas, ni hagáis más cavilaciones al respecto. Las medusas se crian en las islas de Mármara. Jamás hemos visto tal densidad por metro cuadrado y durante tan amplia superficie, tan desagradables y odiados bichejos. No exagero si os digo que por metro cuadrado, no había menos de diez medusas. Blancas, grandes. Además el color del agua (si pensamos que estamos hablando de una profundidad de unos ocho metros, en ocasiones de hasta tan solo cuatro),  se alejaba bastante de la idílica transparencia del Mar Egeo. 

No es que el tiempo nos haya acompañado durante esta singladura, de hecho por las noches nos arropábamos con un saco de dormir encima de las sabanas. Aunque se agradecía la experiencia, no ha dejado de ser un hecho inusitado comparado con todos los años anteriores que he navegado en el Alysio por Grecia,  pero además del factor tiempo, tener que tener en cuenta este “animalejo” nos reduciría nuestros baños drásticamente, de hecho no recuerdo que desde el inicio de la subida por el estrecho de Dardanelos nos hubiéramos vuelto a bañar en el mar y tampoco lo haríamos durante todo el resto de nuestro viaje.

Atravesamos la cala y llegamos a la diminuta población de Pasalimani, el fondeo no convence al Supremo y unánimemente giramos 180 grados y nos volvemos por donde vinimos con la intención de rodear la isla por el sur, para llegar 8 millas más allá a otro fondeadero en una población con un sugerente nombre que por su entonación parece más hawaiano que turco: Balikli.
Ahora sí, dado que íbamos con tiempo y que el viento sopla a nuestro favor, desplegamos velas y no nos importó hacer cuantos bordos fueron necesarios para llegar a nuestro destino. Nuestro animoso capitán, nos incita a trabajar los bordos, manteniéndose él a una distancia prudencial delegando la maniobra en una tripulación más llena de dudas que de capacidad de reacción. Obviamente el Supremo retomó el mando y marcó las directrices oportunas para poder arribar con luz, sino todavía estaríamos intentando llegar a la orilla

La población de Balikli, todavía más pequeña que la de Pasalimani, está conectada por ferry con el continente. Para el diminuto tamaño de la villa, cuya población sin duda entraba varias veces sin dificultad en uno sólo de los ferries que acudían, nos sorprendió el número de llegadas de éstos que llegamos a ver. Si bien por la noche, no hubo movimiento alguno la respecto, lo que facilitó nuestro dormir, hasta el bien conocido momento en el que el muecín y con la megafonía del pueblo volvió a sobresaltarnos con su oración de madrugada. Pues nada media vuelta y a volver a dormir. Al día siguiente nos espera la isla de Mármara y su población con el mismo nombre.

jueves, 20 de junio de 2013

9 - 10 de Junio Canakkale – Gelibolu (Problem problem)

A 22 millas al norte de Canakkale se encuentra nuestro siguiente destino Gelibolu (Galipoli) 40º25’37’’N – 26º40’15’’E
En 1304 se convirtió en el centro del Estado cruzado creado por los almogávares; los aragoneses la quemaron en 1307.  Llegó a ser el principal campamento militar de las fuerzas británicas y francesas en 1854 durante la guerra de Crimea. Durante la Primera Guerra Mundial, las fuerzas aliadas intentaron sin éxito expulsar a los otomanos de los Dardanelos y capturar Constantinopla (hoy Estambul).
Como os decía después de comer, salimos de la Marina de Canakkale rumbo a Galipoli (no sin que antes de salir nos volvieran a cobrar por otro concepto) en lo que sería una agradable travesía por el lateral del estrecho evitando la continua sucesión de barcos mercantes que en uno y otro sentido se desplazaban. 
Nuestra llegada al final de la jornada tendría su anécdota correspondiente, después de analizar desde el exterior la posibilidad de atracar en el puerto, opción que rápidamente el Supremo descartó por la escasa profundidad y estrecha entrada del lugar,



Nos trasladamos a una bahía cercana para pasar la noche y en el momento de echar el fondeo, oímos la mágica palabra PROBLEM. Levantamos la cabeza y de donde no se sabe donde vino, teníamos justo al lado una pequeña barca de pesca a remos, en la que el único tripulante intentaba comunicarse con nosotros en turco. Ante nuestra evidente ignorancia del idioma, de la que rápidamente se percató el pescador en cuestión, utilizó una y otra vez tan socorrida palabra en inglés intentando indicarnos un no sé qué que no alcanzábamos a entender. No pasó mucho tiempo hasta que finalmente comprendimos el por qué de la preocupación de este buen hombre. Al ver que echábamos el ancla, temía que con la cadena hubiéramos enganchado una red que había tendido en su momento y que carecía de señalización alguna que nos hubiera orientado para no fondear en el lugar. Ante la posibilidad de perder lo que seguramente por su aspecto sería su único medio de vida, afanosamente se puso a recoger a mano la dichosa red sacándola del mar y dejando caer en la barca los largos metros que media, con la terrible duda de si nuestra cadena se la había podido estropear. Creo que en ese momento dimos las gracias de no tener que trabajar en ese oficio tan penoso, peligroso y poco agradecido como el de marino. No tengo la menor duda que interiormente todos pensamos que el pescado que venden estos pescadores (y no el de las multinacionales y grandes empresas pesqueras) por caro que lo cobren nunca será lo suficiente como para compensar el esfuerzo que realizan y los riesgos a los que se ven sometidos. Afortunadamente nuestro fondeo no había alcanzado la red y todos respiramos aliviados y nos alegramos por el hombre en cuestión que continuó hasta levantar toda la red y posteriormente abandono el lugar de la misma callada forma en que lo hizo cuando le vimos por primera vez.


Gelibolu es el último punto en el que ambos continentes se acercan suficientemente antes de volver a aproximarse en Estambul, ya pasado el Mar de Mármara lo que hacía que existiera un tráfico continuo de ferries que en nada alentaba a que por su proximidad y el oleaje que producían, pudiéramos aventurar que pasaríamos una noche tranquila a bordo. Sorprendentemente fué francamente tranquila.

 NOTA: El estado turco se declara laico, sin embargo toda su geografía se encuentra salpicada densamente de mezquitas cuyos muecines en cumplimiento de sus atribuciones realizan la llamada a la oración (adhan) cinco veces al día  desde el minarete de la mezquita (actualmente sustituido por un altavoz). Una de estas llamadas nos atormentaría a lo largo de todo el viaje por tierras turcas, ya que la misma se producía sobre las 03:30 horas, sobresaltando inexorable y puntualmente a la tripulación que plácidamente dormía. Será una vivencia difícil de olvidar.

Por si os sirve de referencia sobre que es lo que tan fervorosa y enérgicamente cantaban a tan intempestivas horas aquí va una versión escrita de la oración en cuestión:

«Dios es más grande, Dios es más grande»
«Doy fe de que no hay más dios que Dios»
«Doy fe de que Mahoma es el mensajero de Dios»

«Acudid a la oración»
ḥayya ʿalà ṣ-ṣalāt
«Acudid a la salvación»
ḥayya ʿalà l-falāḥ
«La oración es mejor que el sueño»*
aṣ-ṣalātu jayrun min an-nawm
«Dios es más grande»
allāhu akbar
«No hay más dios que Dios»
lā ilāha illā-llāh


Canakkale - 8 de Junio

Puf!!!!!, ya estoy incorporado a la rutina diaria y se me hace harto difícil y doloroso recordar los tan cercanos días que acabo de disfrutar un año más a bordo de nuestro querido Alysio.  A pesar de que al igual que a sus tripulantes, el paso de los años le van pasando factura, una vez más ha dado su DO de pecho llegando a alcanzar fronteras que no hace mucho eran impensables. Sí, ya se que me adelanto a los hechos, pero no puedo reprimirme desde ya en informaros que hemos llegado a navegar por el Mar Negro.

Antes de empezar a relataros esta parte del viaje y dados los avatares sufridos por el Alysio, quiero por una parte:

1º agradecer a la tripulación anterior, los sufrimientos padecidos durante las reparaciones del barco y que los ha mantenido en “dique seco” durante una semana en Atenas hasta que se solucionaron los problemas y agradecimiento por sus esfuerzos para que el barco estuviera en el punto de salida esperado (Isla de Skiatos) lo que les supuso realizar una travesía de unas 170 millas naúticas sin parar.

2º pedir perdón a los seguidores del blog, (que me consta no sólo se reducen a las tripulaciones pasadas, presentes y futuras sino lectores externos a este grupo que usan nuestras experiencias como referencia para intentar lograr las suyas propias)  por el desfase que se está produciendo este año entre el momento en el que acontecen los hechos y en el que se reflejan los mismos en el blog. Espero que las tripulaciones siguientes corrijan esta mala tendencia y actualicen puntualmente sus vivencias.

Siguiendo el relato de Angel, comentaros que desde la capital de la isla de origen volcanico Limnos (Mirina) nos dirigimos directamente hacía el estrecho de Dardanelos y de ahí a Canakkale (77 millas).


El estrecho de Dardanelos se encuentra entre Europa y Asia. La ciudad de Troya se encontraba en la entrada occidental del estrecho. Además durante la 1ª Guerra Mundial las tropas británicas, francesas, australianas y neozelandesas intentaron sin éxito arrebatar el control del estrecho a los turcos en la conocida batalla de Gallipoli. Sendos monumentos a la entrada del Estrecho rememoran  para ambos bandos y bajo el indiferente y abigarrado transito de buques mercantes, tan trágicos días. 




Desde la entrada del Estrecho hasta Canakkale (39º47'N - 0º31'E) hay unas 13 millas que recorrimos por el lateral asiático con la clara intención de minimizar los efectos de la corriente marítima en nuestra contra y no interrumpir la rapida ascensión de los mercantes que venían por detras.

 Çanakkale y Estambul son las únicas provincias turcas que tienen territorio en dos continentes (Europa y Asia). El Harbour Master nos dirigió directamente a la Marina Canakkale en donde a base de los correspondientes abonos de las interminables partidas de gestiones y conceptos que de forma escalonada esgrimían las autoridades del puerto conseguimos finalmente acceder a tierra Turca. En el intervalo en el que se resolvían los trámites, podíamos circular libremente por la marina que se ubica en el paseo maritimo de la ciudad, si bien estabamos aislados del quehacer cotidiano de los ciudadanos de Canakkale por una pequeña valla en la que nos apostamos para observar a nuestros nuevos vecinos que sin ataduras paseaban y disfrutaban delante de nuestras narices.







Durante ese período de tiempo en el que nos encontrábamos en tierra de nadie, surgió una de las anécdotas del viaje que perduraría y afloraría repetidamente durante toda la travesía. En nuestro afán de comunicarnos con el exterior, rápidamente nos hicimos con las contraseñas para utilizar en nuestros móviles tan ansiado Whasapp. Si bien las limitaciones físicas pueden impedir escribir mensajes extensos siempre existe la opción de utilizar el micrófono para que el propio aparato transcriba lo dictado. Esta posibilidad desconocida para uno de los tripulantes y que le agrado notablemente cuando se la dimos a conocer, nos reportaría multitud de momentos agradables recordando como el mentado tripulante puso en práctica el dictado. En nuestra memoria perdura la pose del tripulante hablando con gestos grandilocuentes al móvil, al que se dirigía cual avezada secretaria sin que éste se percatara que esa posibilidad de dictado tiene su limite y hacía tiempo que lo había agotado, pero seguía pretendíendo plasmar las experiencias más nimias a pesar que el aparato se había desconectado. 

Conseguidos los papeles que legalmente reconocían nuestra legal entrada en el país y dadas las horas nocturnas en las que nos encontrábamos nos lanzamos a la búsqueda de un restaurante que nos agradara a la totalidad de la tripulación y que por supuesto tuviera cerveza. Como en ocasiones el hambre es mala consejera, entramos en el primero que nos satisfizo sin percatarnos que las cercanías había multitud de restaurantes que hubieran cumplido mucho mejor su papel y nuestras ansias gastronómicas.

La larga travesía paso su factura y rápidamente nos retiramos para al día siguiente hacer las compras de avituallamiento oportunas, después de comer partir hacía un nuevo y próximo horizonte, que se materializaría en alcanzar Gelibolu (Galipoli) 

Alysio 2014