Venecia, increiblemente coincidimos con la gran fiesta del Redentor, disfrutando de un gran espectaculo de fuegos artificiales presenciados por cientos de barcos fondeados en el Canali di San Marco, espectáculo este, que sirvio par aliviar la perdida a bordo de la afamada Quinta del Brócoli y también la perdida de nuestro querido alternador (y van.....)
Pero no hay mal que cien años dure, incorporandose a la expedición los Comandantes Tudanca y Del Hoyo, pareja universalmente conocida por ser el terror de los alternadores descarriados asi que, después de improvos esfuerzos en reconducir por el buen camino la esquiva voluntad del anteriormente referido trasto, la algarabía vuelve a bordo al comprobar que voltios, ampérios, reostatos y demás criaturas del universo electrónico deciden seguir acompañandonos en nuestro periplo hacia aguas Adriaticas (Resumiendo; volvemos a tener nevera) ¡¡ Gracias Tudi y Carlos !!
No quiero contunuar este relato sin hacer mención a la abnegada marinería que presta servicio a bordo, radaristas, jefas de maniobra, jefes de maquinas, oficiales de sentina, la entusiasta grumetería y un sin fin de cargos siempre dirigidos por el sin par Joseba "Nelson" Iparraguirre mas comunmente conocido por las tascuchas portuarias como El Almirante. De como se obtienen los distintos cargos a bordo ya me referiré en otro momento pero baste decir que, como uno no ande vivo se le degrada en un santiamén y si no, repare el lector en mi depauperada carrera como marinero, que empezando como oficial de radar fuí degradado a asistente de sentina, y de ahí a vulgar gaviero, ahora parece que la Jefa de Cocina Amaya me acepta como humilde marmitón (consultese el termino en el diccionario)
Pero en este punto, el abnegado lector, querrá saber de las idas y venidas del Alisio. Ya hemos, mencionado la dilatada estancia en la recoleta Venecia, pero las ansias de conocimiento mundano de la tripulación no tiene limite así que decidimos ir a Murano, excursión no exenta de difulcutades debido a los angostos canales por los que el Almirante nos condujo. Finiquitada nuestra visita a Vencia ponemos rumbo a la croata peninsula de Istria, arribando a la localidad de Rovinj sobre las cuatro de la mañana, diligenciando los farragosos trámites de entrada en el pais a primera hora de la mañana. Aprovechamos la estancia para recorrer las abigarradas calles plagadas de edificios de claras reminiscencias venecianas. La localidad está coronada por la iglesia de Santa Eufemia, martir llegada hasta aquí navegando en un sacófago de piedra (aprecie el lector la moraleja de que el que no navega es por que no quiere) Antes de abandonar Rovinj tenemos que lamentar la perdida de dos miembros del Alisio, a saber; el primer oficial de puente Juanjo, que se toma unas merecidas vacaciones y nuestro entrañable amigo Jack (de los Daniel´s de toda la vida)
Aflijidos por las anteriormente mencionadas perdidas nos dirijimos a Pula, ciudad conocida por su excelente anfiteatro romano. Aquí seguimos disfrutando de esa costumbre local tan arraigada que un anterior interviniente en este blog ha venido en denominar como algo similar a "lecrujoalturistaporquesi" teniendo que pagar por fondear. Después de la preceptiva visita turistica y avituallar la depauperada despensa del Alisio decidimos ir en busca de esa calita paradisiaca donde dar paz y sosiego a nuestro espiritu, así que nos ponemos manos a la obra en la que la grumetería colobora halando cabos, izando trapos y gabias, disponiendo tangones, cazando amantillos, brazas y retenidas, menesteres en los que se emplean con gran entusiasmo (vease 4ª foto adjunta) que nos conduce a la Isla de Ist. Es en este punto donde la oficilía del barco da muestra de su abnegado compromiso con la empresa que nos ocupa, asi que ni corto ni perezoso el Comandate Tudanca decide que hay que recomponer la maltrecha antena de radio baqueteada por las mil y una singladuras del Alisio, antena, que como sin duda el abezado lector sabe, esta en lo mas alto del palo. Concluidos los trabajos, el hasta ahora, confiado Almirante tiene que hacer frente a un conato de motín por la falta de hielo a bordo con el que acompañar los vermuses vespertinos, así que decide, en un intento desesperado de aplacar los ánimos, se dirige hacia la localidad de Mali Losinj donde encuentra hielo en la gasolinera local salvandose provindencialmente, al igual que Colón cuando llegó a San Salvador (vamos, que se salvo por la campana)
Una vez reconciliadas marineria y oficialia, sin duda ayudados por ese fantastico juez de paz llamado Martini fondeamos en una "tranquila" cala donde pretendemos dormir, pero el dios Eolo y el dios Neptuno no se pusieron de acuerdo para la ocasión soplando el primero de un lado y el segundo metiendonos olas por el través por lo que disfrutamos a decir por uno de nuestros grumetes (lease con mucho énfasis) "Por Dioosss, ha sido la peor noche de mi vida"
Ante la desigual lucha del Alisio contra estos dos disciplentes dioses olímpicos decidimos que seria negocio mas provechoso proveerse de la proteccion de Ra, dios del sol, mas comunmente conocido por Lorenzo, asi que levamos anclas muy temprano para dirigirnos a Molat donde fondeamos junto a un humilde jabeque, que portaba en su cubierta un helicoptero, adminiculo este, que sin duda, El Almirante esta considerando añadir al Alisio. Habiendonos solazado suficientemete por Ra, volvemos a comprobar que la voluntad de Eolo sigue siendo esquiba para nuestra empresa, asi que "viento en proa a poca vela" nos dirigimos a las aguas ya surcadas anteriormente por el Alisio; Las Islas Kornati, a las que accedemos por un angosto canal, despues de la preceptiva "paradabañovermú" recorremos rumbo sur el entramado isleño de este parque nacional, en el que ¡como no! el tan cacareado crujoalturistaporquesí sigue teniendo plena vigencia. Ya he mencionado a Eolo y su tornadiza voluntad, voluntad que cambia sin ton ni son, que para eso es un Dios, asi que nos concede una vivaracha brisa que nos acerca a la monumental ciudad de Split en donde el Alisio recala para un nuevo cambio de tripulación. Continurá............
Marinero Lopez