miércoles, 14 de julio de 2010
El Alysio esteticien (“Primo dia” después de la gran noche)
Ayer noche disfrutamos de la victoria de la “invencible” sobre los infieles del norte tomando gelatos en terraza “ad-hoc”. Los “proflandes” tuvieron que pagarse unos helados a los “vencedores-gloria-de-la-España-Imperial-por-los-siglos-de-los-siglos-amen” (El Gran Capitan, las victorias sobre el turco, la campaña de Rusia, el gol de Marcelino y por fin … el gol de Iniesta… oé, oé, oé… que será recordado para siempre, en los anales de la historia de este nuestro sufrido país… ¡La gran crisis al carajo… es lo de menos y además no tiene ninguna importancia!)
Con la resaca de la victoria en el cuerpo, partimos de madrugada los esforzados Juanjo y un servidor hacia tierras de Nápoles, con un alternador cada uno en la mochila a atrapar el pintarrajeado – antigualla renqueante - tren que nos conduciría al triunfo. La historia es larga de contar, pero baste únicamente decir que después del primer desastre, al conocer que el experto que nos lo solucionaría había “morto” cinco meses antes y otro intento fallido, finalmente dimos con napolitano experto en estas lides que nos solucionó tamaño problema ¡Espagna campeones!, nos decían por todas partes. Alegres volvimos al Alysio.
Montósen y comprobóse que ambos alternadores funcionaban y, con gran algarabía por parte de toda la tripulación, partimos del puerto.
Nos dirigimos hacia Capri y en el viaje descubrimos una gran habilidad en una de las tripulantes (Mariaje) en algo nuevo en este año en el Alysio: Los masajes. En las fotos adjuntas puede observarse la relajación, el ensimismamiento y el “coloque” que los masajes produjeron en parte de la tripulación (el que suscribe aún no lo ha catado, aunque espera que el próximo nuevo día le proporcione satisfacción parecida) -. También se procedió a una pintada de uñas de pies, con alegres colores, en la femenina tripulación, por parte de Amaia. ¡Esto es el Alysio esteticen… salud, alegría y relajación!. Fondeamos en Capri y dormimos a pierna suelta en cala alucinante, plena de recuerdos históricos… Calígula y otros barbaros como él despeñando siervos por sus acantilados (“guay del Paraguay” – al que, por cierto, eliminamos también en la reciente-gran batalla-).
En la mañana descubrimos que había barcos mucho más grandes que el nuestro. Enormes, lujosos, excesivos… pero mucho menos acogedores que el nuestro… ¡nada de envidia! ¡No, que no… que no cambiamos!
Visita al pueblo de Capri por parte de la tripulación y salida en travesía hacia Sicilia. Veinte horas por delante y la noche que nos engulle en su espesura – no hay rastro de luna -. Los turnos de guardia organizados. Me he pedido el primero para poder escribir esto. Amaia me acompaña – en realidad es ella la que vigila los posibles movimientos de barcos, mientras que yo escribo -. ¡Qué gran suerte la nuestra!.
En la noche, atrapados por las estrellas que nos abrazan, acogen y hacen empequeñecer, el traqueteo del motor – tran, tran, tran – y la obscuridad más absoluta, el Alyisio se hace más madre-acogedora que nunca, moviéndose en un punto infinitésimo del Mediterraneo. El rumor de las aguas golpeando el casco, el resto de los amigos que duermen confiados, mi compañera que también duerme – por un tiempo hoy se ha librado de mis ronquidos -. El rumor de un mar que asusta y empequeñece… ¡La vida! ¡Qué gran suerte tenemos!.
Alysio esteticien… Alysio del Mediterraneo: En algún momento, en algún lugar de este mar … os espera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario