lunes, 12 de julio de 2010
Ponza infinita
Tras 24 horas de larga travesía por fin hemos llegado a la isla de Ponza. Justo en la entrada nos recibe uno de los faros, el que marca el punto sur de la misma y con una sincronización perfecta nos encontramos con el Ariadna, el barco de Emilio con el que habíamos quedado, donde además hay otros cuatro tripulantes.
Navegamos ya relajados las últimas millas juntos antes de fondear. El paisaje que vemos es precioso, el de un pueblo costero, con las casas de diferentes colores, blancos, amarillos, azules… que se van superponiendo a lo alto del perfil de la colina en la que asientan.
Emilio y Joseba se ponen manos a la obra. En la popa del Alysio despiezan nuestro séptimo pasajero, el atún que será la comida de hoy. En el proceso un gran número de gaviotas y peces se agolpan alrededor del barco en busca de los restos que vamos arrojando al limpiarlo. Que os vamos a contar de cómo estaba el atún… todos juntos reunidos comimos ese día, tan felices.
Por la tarde hemos decidido bajar las neumáticas de los barcos para ir todos a ver este bonito pueblo de la Isla de Ponza. Aprovechamos para ver la iglesia, comprar y por supuesto ver el partido de semifinales entre Uruguay y Holanda tomando una cerveza y convencidos que el ganador sería el rival de España que jugaba al día siguiente. Como es tarde, la cena ligera y cada uno en su barco… mañana nos reuniremos de nuevo todos.
Al día siguiente, 07 de julio, y desayunando todos juntos decidimos visitar la isla de Palmarola. Zarpamos no sin ver antes, en la misma Ponza, los baños romanos excavados en las rocas a nivel de la superficie del mar. En la travesía a la isla de Palmarola dimos un poco de vuelta… Juanfran iba al timón y se empeñó en demostrarnos que la distancia más corta entre dos puntos no es evidentemente ir en línea recta… no, es mejor pasar primero por Marte para aprovechar el impulso del planeta y … bueno, que nos enseñó amablemente los alrededores de la isla. Un crack nuestro querido Juanito.
Volvimos con la idea de ver el partido de España y Alemania con lo que fondeamos en el puerto y con la alegría de la victoria llevamos el barco a una bahía cercana para pasar la noche.
No había amanecido todavía cuando nos despertaron las sacudidas del barco. Era un pequeño temporal. Nos pusimos en marcha para salir de allí cuanto antes. Llamamos a nuestros amigos del Ariadna para marcharnos juntos pero tuvieron problemas con el fondeo ya que el molinete estaba estropeado. Intentaron subir el fondeo a mano pero no pudieron. No hubo otra opción que cortar la cadena y salir lo antes posible.
Todos los barcos que habíamos fondeado allí buscamos refugio en una cala cercana de la misma Ponza. Allí pasamos el día. Emilio aprovechó para las reparaciones de su barco que estaba un poco dañado. Horas después y cuando el temporal había pasado, regresamos a la cala donde habíamos pasado la noche para recoger el fondeo. Para este menester, se aplicó una táctica muy utilizada por los altos mandos: el Grumete al agua, con aletas, gafas y respiradero, agarrado a un cabo y rastreando el fondo desde la superficie en busca de la dichosa ancla que el Ariadna había tenido que cortar durante el temporal.
El ancla no aparecía pero las medusas se las iba merendando el Grumete como si fueran pan con nocilla… lástima que después le dieran un poco de gases. Al final todos los tripulante en el agua, con gafas y aletas… pero el ancla y su cadena seguían sin aparecer. En esto que se acercó un joven que nos estaba viendo a todos con los tubitos de respiración nadando y nos dijo que el ancla estaba en Capitanía y nos la trajeron.
El día terminaba y contentos por haber encontrado el ancla, fondeamos en el puerto de Ponza y cenamos todos juntos en el Alysio. ¡El día día había sido de emociones intensas! Habíamos estado tres días en Ponza entre unas cosas y otras… ¡PONZA INFINITA!
ANEXO: DESPEDIDA
Hoy día 9 de julio es el último día para Juan y para mi, el Grumete. Hemos hecho la travesía de Ponza a Ischia. Nos hemos bañado en una cala preciosa en Ventotene donde además hemos visitado el pueblo, de unos 150 habitantes y su puerto romano, precioso.
No muy lejos hemos visto, desde el Alysio, la isla Di Stefano, donde la única construcción que hay es una cárcel en su parte más alta.
Bueno, hemos llegado a Ischia donde nos esperan para relevarnos Rosa y Ángel. Me alegro de verlos de nuevo aunque para seros sinceros y ahora que estoy solo escribiendo mi última crónica en cierta forma estoy un poco triste. Juanfran y yo hemos estado 9 días fantásticos, viendo sitios increíbles por su belleza y con unos compañeros que no nos merecemos lo buenos que han sido con nosotros. Muchas gracias Joseba, Amaia y Juanjo en nombre de los dos.
Antes de terminar también quiero mandar un fuerte abrazo a Maialen, mi compañera de guardia romántica y que continúa una semana más. Ha sido un placer, Maialen. ¡DALE CAÑA AL ALMIRANTE...! Nos vemos en la próxima…
El Grumete
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1 comentario:
Dejar de soñar? Nunca,VIVA el alysio lyfestyle!!!
Llego a estas horas de un concierto de jazz en Sabatini, Madrid está q se sale dando la bienvenida a la selección española... tal es el alboroto q el concierto no pudo empezar hasta la media noche. TENGOBESOS
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