ATHINA - CABO SUNION
Antes que nada, disculpad vuesas mercedes por la demora en
la narración de los aconteceres sobrevenidos en el Alysio a lo largo de la
ultima semana de éste aún presente mes de Julio.
Como auténticos privilegiados, los últimos tripulantes
embarcados, partimos del
puerto de la
Marina Eza sito en la mismísima Atenas y próximo al conocido puerto del Pireo
con destino al Cabo Sunion, y con el
objetivo
de disfrutar de la vista del Templo de Poseidón
(sí, ese que aparece en el anuncio de una famosa marca de yogures).
Aunque las féminas se sintieron algo defraudadas al saber que no las esperaría
el efebo de Enrique Noriega, la contemplación del templo desde el mar y el
atardecer correspondiente no tenían desperdicio alguno.
Como tampoco tenía desperdicio, el que rompiendo la magia de
una travesía recien iniciada, alguno que otro tripulante tuviera que regresar a
Atenas el Lunes por la mañana en busca de un nuevo alternador. Si, habéis leído
bien, los avatares con el alternador perduran y se mantienen. El nuevo
alternador tampoco cumple las expectativas y la desesperación eléctrica del
Comandante, rebautizado en este viaje como el Capitán Supremo, sigue
subsistiendo y convirtiéndose en un mal crónico difícil de atajar.
La presencia de Eolo aconsejaba permanecer en el lugar, y
así lo hicimos. Los tres barcos de la singladura (Aldebarán, Nan y Alyisio)
disfrutaron de un segundo atardecer en la parcela de Poseidón en espera de
mejores vientos o cuando menos, más calmados.
TEMPLO DE POSEIDON – VASILIKO.
Ya en la mañana del Martés y con la intención de pillar
desprevenidos a los dioses, zarpamos a las 6 de la mañana, alcanzando
prontamente y todavía en el Continente, la marina Olímpica construida con
motivo de los últimos juegos olímpicos helenos y que actualmente en sus
edificios muestra las heridas del desuso y la ausencia de inquilinos, aunque no
de barcos.
Realizadas las compras, nos dirigimos a la próxima isla de
Ebia, que no pequeña, ya que en ocasiones y por su tamaño, uno puede seguir
pensando en que nos encontramos en el continente.
Tras un trayecto un tanto movido para los neofitos,
alcanzamos la paz marina y espiritual al llegar al mediodía a la isla Petali y
más concretamente a la cala de Vasiliko. Allí nos esperaba la ansiada agua
azúl, la playa solitaria y en contra de lo que vaticinaba la biblia Pilot, tan
sólo la presencia de dos barcos. Aunque nuestro destino inicial se encontraba
prefijado a mayor distancia, el consenso, la unanimidad y el buen criterio, se
impusieron y fondeamos para permanecer hasta el día siguiente. Cena en la
bañera, al aire libre y contemplando un cielo estrellado, que es difícil de ver
en las urbes de las que procedemos.
Detallar, que el Capitán Supremo, nos dio muestras de sus
conocimientos gastronómicos aprendidos en su singladura atlántica y aleccionó a
la chiquillería en la elaboración de pizzas de supervivencia. Los críos
encantados de aprender y de saber que las pizzas las puede hacer uno mismo y no
es imprescindible encargarlas por teléfono. El resultado inicial, aunque no fue
espectacular, ha ido alcanzando con la experiencia grandes cotas de éxito.
VASILIKO – ALMIROPOTAMUS
Después de una agradable noche, alterada en alguna que otra
ocasión por las perdidas olas generadas por el paso de los ferrys, alcanzamos el pequeño puerto de Nea
Marmaris, tras unas rápidas compras de
los consabidos y ansiados ice cubes y demás materia prima para la elaboración
de gin-tonics, tomar unas cervezas y ver
como los crios mientras tanto se habían entretenido en pescar 69 pececillos,
que luego liberarían, partimos bajo un Sol implacable hacía nuestro destino final del día. Almiropotamus. Amplia cala, bien resguardada el viento
Norte. Hoy los chavales inundan a la hora de cenar el Nan. Por contra, el
Alysio se relaja con los adultos que llegan de este barco y la ausencia de la
hiperactividad de los crios. En todo caso, agradecer la disposición y paciencia
de Lourdes y de Toni, al permanecer con la chiquillería.
ALMIROPOTAMUS – CHALKIDA
El Jueves, inconscientes de lo que nos iba a deparar el
día, nos despertamos también pronto para
los cánones históricos del Alysio y a las 7 de la mañana ya estábamos en
marcha, alegres y ufanos.
Directos alcanzamos el amparo de una isla privada próxima a
Eretria. Baños, cervezas, comida y siestas por doquier. Ese mismo día, debemos
pasar bajo el puente que une el continente con la isla de Evia y cuya longitud
no supera los 25/30 metros. La apertura
sólo se realiza una vez al día para no interrumpir el denso tráfico rodado al
que se ve sometido tan ansiado puente y este se produce en el entorno de la
medianoche. La burocracia helena nos obliga a estar en las proximidades
del puente antes de las 9 de la noche,
por lo que una vez organizados y puestos de acuerdo levantamos los fondeos e
intentamos abandonar la isla que tan bien nos acogió a la llegada, pero que no
nos dejaría ir tan fácilmente. En la maniobra de salida y dada la poca
profundidad existente, uno de los barcos de la travesía encalló. Sin
consecuencias ni personales ni materiales, pero tras un denudado esfuerzo de
más de una hora y contando con la sabía experiencia y hacer de los allí
presentes el barco en cuestión alcanzó
las aguas libres para satisfacción de todos y en especial para los tripulantes
embarrancados. Disculpad que me tome la licencia de omitir el nombre del barco.
El hecho ocurrió tal cual os lo relato, pero no creo que sea menester
particularizarlo para no afectar la estima de la marinería afectada.
Después de este lance, bien resuelto, alcanzamos el fondeo
de Chalkida y los comandantes de los trres barcos gestionan con éxito ante la
Guardia Costera la autorización de paso por el puente. Tras el pago de la
correspondiente tasa y un ininteligible aviso radiofónico, los barcos fondeados
nos ponemos en marcha y al igual que en las rebajas cada uno se coloca en fila
para poder acceder a la otra zona a través del puente.
Este puente, que no se alza, ni se rota, sino
que se separa, está en mitad de una ciudad y en una zona inundada por terrazas
de bares y cafés, que a pesar de la crisis se encuentra asiduamente visitados.
El evento de la apertura del puente a medianoche, congrega a cientos de
personas a ambos lados para contemplar el vaiven de los barcos y veleros que a
lo largo del día se han ido congregando en espera de franquear el exiguo paso.
Por una vez percibimos la sensación que deben tener los famosos al ser
observados a nuestro paso, y en ocasiones vitoreados, por las personas que se
habían postrado en el lugar, cual jubilados ante las obras. Sin otra novedad
fondeamos próximos en espera
de la
llegada del último día de vida marinera en este año para algunos de los
tripulantes del Alysio.
Postdata que no es de Thierry, al que agradezco infinito que se anime a escribir porque estabamos sin publicar hace tiempo, sino mia. Asi como Prince dejo de utilizar su nombre para pasar a denominarse El Artista, Joseba parece que ha tomado apego al titulo El Supremo, y como quien manda, manda, voy avisando.