El sabado despedimos a Julen, Mª Jesus y Nieves que salieron con Juanjo en un coche alquilado a Tesalonica y el mismo sábado, en el mismo servicio de taxi, por la noche llegaron al barco, Maite, Antonio y Mª Angeles.
Es la primera vez que Antonio está en Grecia y también que monta en un velero. En la entrada de hoy va a recoger sus impresiones de primerizo:
Llegado al barco, el primero de mis temores consistía en el pensamiento de encontrarme durmiendo dentro de un espacio que se movía constantemente. Lo que pasó fue que después de 16 horas de viaje desde Estambul a Tesalónica, cuando me metí en la cama me preguntó Maite, ¿notas como se mueve el barco? A lo que contesté: no; y me quede inmediatamente dormido durante las siguientes 10 horas.
Llegado al barco, el primero de mis temores consistía en el pensamiento de encontrarme durmiendo dentro de un espacio que se movía constantemente. Lo que pasó fue que después de 16 horas de viaje desde Estambul a Tesalónica, cuando me metí en la cama me preguntó Maite, ¿notas como se mueve el barco? A lo que contesté: no; y me quede inmediatamente dormido durante las siguientes 10 horas.
A la mañana siguiente descubrí que
los desayunos eran opíparos, cosa que alegra el espíritu y colma el estómago.
Nos pusimos en movimiento y ví
con curiosidad todo lo que ocurría a mi alrededor: mucho mar, islas y un
espacio pequeño en el que me encontraba cómodo. También quiero reseñar mi
extrañeza ante un lenguaje incomprensible por lo marinero, que consiste en una
retahila de palabras nunca utilizadas por ser humano fuera de un barco. Eso sí,
dulce y sonoro cual melodía de canción sinfónica…
Después de experimentar que un
barco es un instrumento útil para llegar a lugares insólitos, bellos, a la par
que permite dar esquinazo a las hordas de turistas que pululan en agosto por las playas
mediterráneas, encuentro que resulta casi imposible dar paseos por tierra. Llevo cuatro días y aún no la he pisado de nuevo (¡¡¡SOS!!!); por lo creo que ya es un ente
de mi imaginación.
Mis últimas visiones sobre la
tierra se han conformado gracias a los monasterios ortodoxos del monte Athos,
los cuales excluyen de sus alrededores al sexo
femenino en todas sus formas, lo cual, además de ser extraño me causa violencia interior, aumentada por un
ejército de mosquitos que me chupan la sangre cada noche con una furia
desconocida por mí anteriormente.
Toda esta desazón queda
compensada por multitud de aperitivos con gin-tonic, cervezas frías y algún
chupito nocturno en grata compañía.
Nuevas actividades del Alypso: Investigación científica sobre el comportamiento de la Cotylorhiza tuberculata, conocida como agua cuajada (no mueve molino) que encontramos, a veces en exceso, por estas aguas e interfieren en nuestros placidos baños. La pobrica que veis en la foto, se agarro cual lapa al tridente, la mar de cariñosa. No debeis preocuparos: fue debidamente devuelta a su medio.
Vista desde el Alysio de uno de los monasterios de la cara oeste del Athos
La tripulación y el pasaje vistos desde los monasterios.
2 comentarios:
Vuestras faces reflejan LO BIEN Q VAIS( EN el fondo)...buenas brisas... rodeados de dioses, heroes y quizas hasta estrellas encendidas...TENGO NOSTALGIA!!!
QUIERO estar tb en el AZUL!!!
1admiradora del ALYPSIO :-)))
MUXOS BS
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