Un viento de través fuerza 5 nos
acompañó en la travesía entre Lagos y Samotracia. Encantados, nos
llevó en volandas, haciendo entre 7 y 9 nudos, hasta el puerto de la capital de
la isla donde atracamos.
Decididos a recorrer la isla, esta vez por
tierra, fuimos a alquilar un coche y en tal menester conocimos a
un espécimen de los que no te crees que puedan existir: camiseta de
tirantes, cuadrado, mascando chicle con la boca abierta mientras iba haciendo
globos y nos trataba a baquetazos. En la oficina a la que subimos colgaban un
saco de entrenamiento de boxeo y unos guantes, actividad a la que al parecer se
dedicaba el individuo.
Finalmente alquilamos dos motos para cinco
porque según nos dijo nuestro arrendador en Grecia las motos de
50 centímetros necesitan carnet. Las motos machacadas, no podían con
su alma, y menos con nuestros kilos. Pero por 15 euros cada una no cabe exigir mucho mas. Sobre las motos y con unos cascos destrozados que no cerraban,
nos fuimos a cenar al centro de la capital, a unos 6 kilometros del puerto. Dos
en cada moto y uno andando. Se deja a uno de los paquetes a mitad de
camino, y la moto vuelve a buscar al que empezó a caminar, en tanto que la otra
moto llega con el suyo hasta el final, lo deposita en destino y vuelve a por quien
ha quedado a mitad de camino. Una moto sin luz y la otra con un minusculo
rayito.
La capital nos gustó. En el recorrido que hicimos vimos rincones
muy agradables. Acabamos cenando en una terraza recomendada por
la guía del Lonely Planet cuya especialidad era el cabrito, que
no cubrió las expectativas. Y de nuevo a las motos casi a oscuras
para volver al barco.
Sanchichauto aparcado en la capital.
A la mañana volvemos a las motos y nos
dirigimos al santuario de los dioses tracios. El conjunto impresiona sobre todo
si tenemos en cuenta que su construcción se inició hacia el año 1000 antes de
Cristo. De allí los franceses se llevaron la famosa Victoria de
Samotracia que hoy se encuentra en el Louvre.
Nuevamente a las motos y a buscar las termas, pero antes parada a almorzar. No somos capaces de encontrar las termas de marras y acabamos en una especie de campamento hippie al lado de unas pozas en las que con gran valor Mª Angeles se baña. En esta isla hemos encontrado bastantes hippies, lo que da idea del turismo de la misma. Tras pasar por la playa para un baño tradicional, conseguimos llegar a la capital con las motos agonizantes.
Ayer a la noche se veían las Pleyades, así que estando cerca de la tierra de Safo, vamos a cerrar con unos versos suyos:
Las Pleyades ya se esconden,
la luna también y media la
noche,
las horas pasan,
y voy a acostarme sola.
las horas pasan,
y voy a acostarme sola.
Postdata: no nos ha dado tiempo a estrenar la potera. Tengamos
confianza en mañana
1 comentario:
¡Vaya trabajo para comentar tanto post!
Este cortito.
¡Qué envidiaaaaaa!
Me voy y venga planes con motos y todo, hay que ver.
Por si no mirais para atrás, que sepais que teneis comentario al post potera.
Que sigais tan monos y ocurrentes.
Por cierto, sereis los únicos en Grecia que vais en moto con casco y encima rotando, si se puede ir 3 en una jamoto de esas... Qué civilizaos!
Mua, mua, mua,mua y mua (capi, afeitate que pinchas)
Publicar un comentario