Tras abandonar Nisís Dhiaporos al amanecer (lugar precioso, por cierto) navegamos con viento moderado del través, rodeamos el sur de Sinthonya, y tomamos un rumbo que nos dirigía hacia Nea Marmaras, puerto elegido por la autoridad de a bordo para el cambio de tripulación.
Una bonita travesía a vela, con la consabida parada para bañarnos y comer en una cala situada junto a Pórto Koufó. El final de esta ruta nos reservaba una anécdota digna de ser registrada en este blog.
Todos sabemos el poderoso influjo que ejerce un IPAD.
Vino a bordo con tal dispositivo bajo el brazo, sacaba unas fotos muy buenas y sobre todo, la tableta, nos decía dónde nos encontrábamos con más rapidez y precisión que cualquiera de los sistemas de los que disponemos a bordo para conocer nuestra posición.
Así que convivimos con el Apple durante toda una semana, su propietario/a emocionado/a de sus prestaciones, los demás con los dientes largos.
La fe ciega en su IPAD y ser de Bilbao serían su perdición.
Nos aproximábamos a Nea Marmara, y el capi preguntó si habíamos pasado ya por delante de Porto Carras o no.
Este puerto es una marina cuya entrada, según habiamos visto la foto en el Pilot, se destaca por la presencia de dos hoteles de aspectos y tamaño muy relevantes.
Tras la pregunta del Supremo, rápida consulta al IPAD: “No,
todavía no estamos, según mi tableta estamos más al sur y debe quedar después
de aquel cabo…”
Dudas, toda la tripulación/pasaje, oteando la costa:
“Pues parece que aquellas casas son Marmaras, entonces esto que asoma por la amura de estribor debe ser la marina que dice el Pilot…”
“No, no, no. A mi el GPS del IPAD me dice que eso no es la marina…”
Que sí, que no, seguimos avanzando, comienzan a verse los hoteles y para la mayoría de la tripulación/pasaje es obvio que esa es la marina en cuestión.
El dispositivo electrónico de última generación seguía opinando diferente que el resto,
“Eso no es la marina, me apuesto una cena y mira que yo solo apuesto sobre seguro… (es de Bilbao)”
Una buena amiga señalando la foto del Pilot y los hoteles que a lo lejos se alzaban en la costa le decía “Pero, pero, mira, xxx (omitimos el nombre por razones obvias)…”
“Que, no, que eso no es la marina, que el IPAD dice que es mucho más allá”
Los demás pasmados y frotándonos las manos: “¿Mantienes la apuesta?”
“Sí, si, si. Si como decís y en contra de lo que dice mi tableta, es esto la marina, os pago la cena de esta noche”
El capi, vira 90º a estribor, enfila los hoteles y al
aproximarnos a la bocana, de pronto, se oye una vocecita IPAD en mano que confiesa:
“Ahora sí que estamos en la marina. No había actualizado la
posición… debía estar sin cobertura…(glup)
Esa noche, la tripulación/pasaje del Alysio cenó gratis, confirmando la gallardía bilbaina. Al
día siguiente las despedidas.
Hemos de reconocer, que ya nada es igual sin ella.
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