Nos levantamos a la mañana masacrados por los mosquitos. Enviamos al cuerpo expedicionario integrado por Begoña y Santxo en la gomona al super mas cercano que resultó contaba con embarcadero, y en el que la mujer que se encontraba al mando nos vendió huevos de granja, butano y otras provisiones que necesitaron un par de viajes para llegar al barco.
Arrancamos y nos dedicamos a recorrer la cala norte de la bahía que tiene por nombre Hisarönü Körfezi, visitamos la cala de Vencí para acabar comiendo en Kuruca Bükü (a estas alturas pensamos que Bükü quiere decir cala en turco, según el traductor de google “sotos ribereños”). Después de comer partimos rumbo a Simi, otra vez en Grecia. Por fin navegamos a vela con un viento muy agradable que calificaríamos de descuartelar. Y otra vez cambio de banderas. La turca al estuche, la griega pasa a bandera de cortesía.
Nos acercamos al puerto de Simi, con casas rodeándolo pintadas de colores. El pueblo nos gustó pero después de un par de vueltas nos dimos cuenta que no había sitio para nosotros, así que dejamos el puerto y nos dirigimos a una cala al sur donde fondeamos sin mayores problemas. Hubo un momento de crisis pensando que nos despedíamos de la cena en tierra, aunque el carácter de la marinería consiguió superarlo con un par de cervezas.
En un par de viajes de gomona estábamos todos en tierra. Recorrimos el puertecillo y la tripulación se dividió en dos grupos. Juanjo y Alicia cogieron el autobús para visitar el pueblo, y los demás buscamos un restaurante para cenar. Esta vez elegimos bien restaurante agradable, la cena rica y bien de precio. Recuperamos la gomona y la cama.
A la mañana tempranito nos despierta el capitán para saber quienes estábamos interesados en visitar el pueblo. Cogemos el autobús de las 8.30 menos Santxo que decide ahorrar el euro que cuesta e ir andando. La carretera que lleva al pueblo muy estrecha. El autobús tiene que hacer maniobra cuando se cruza con una moto y en ocasiones da la impresión de que las ruedas están sobre el limite del asfalto. Visita al pueblo, desayuno en terraza y aprovisionamiento. A las 11 cogemos el autobús de vuelta, levantamos el fondeo y salimos corriendo hacia Datça para desembarcar al polizón y a nuestra fotógrafa que parten hacia Estambul. Otra vez tramites en el habour master, que no evitan la mordida de una gestoria (30 liras).
Salimos raudos hacia nuestro próximo destino: Cnidos, celebre por su Venus, pero las olas que nos agitan nos han hecho desviarnos y entrar en el puerto Palamut, que esta franqueado por dos redondas tetas, y que nos recuerda a la conquista de la costa española de los años 60, con miles de restaurantes pero sin ningún kebakçi (restaurante de doner kebak)
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