Kastellorizo
Buzo, marinero, Joseba acusador, Santxo que no quiere saber nada, Juanjo y el de camiseta rosa que no tiene que ver con nuestra historia
Tras de nuestra noche de eclipse, salimos a recorrer la laguna. Llegamos a Oduleniz, lindo paisaje resort, donde no está permitido el acceso a los barcos, por lo que nuestros intepidos Alicia, Juanjo y Santxo saltan al agua con aletas para poder ver la laguna. El lugar es famoso para practicantes de parapente y ala delta que saltan desde el Baba Dag, monte que supera los 1.900 metros, y que permite estar 45 minutos en el aire.
Desde alli partimos hacia Kastellorizo, isla griega separada dos millas de Turquia. Entramos en el puerto de la isla que tiene forma cuadrangular rodeado de casas pintadas en distintos colores. Nos gusta mucho. Recuerda a la entrada en el puerto de Itaca. Nos da miedo atracar en el puerto porque está rodeado de bares y restaurantes y terminamos fondeando en una cala cercana. Kastellorizo fue un pueblo importante hasta la segunda guerra mundial, en la que fue evacuado antes de ser bombardeado. Todavia no se ha repuesto de la perdida de población que supuso la guerra, población de emigró a Australia. Para nosotros es conocida por la pelicula Mediterraneo, que narra la vida de una peloton de soldados italianos enviados a la isla para el control de la zona.
Desembarcamos en la gomona y tras visitar el pueblo y hacer algo de compra decidimos cenar en tierra en una de las plazas.
A la mañana mas compra, fundamental el hielo, y nos dirigimos a la isla de Kekoba en Turquia donde llegamos a media tarde acompañados de fuertes vientos termicos. Fondeamos y el capitan prepara para cenar arroz con calamares y gambas receta de Pere. A diferencia de Pere nos ofreció solo una degustación del plato porque la cantidad de arroz era insuficiente para quienes alli estabamos. Ahora bien, salvado el problema de la cantidad, estaba riquisimo.
Tras el reparador sueño, nos dedicamos a explorar el canal que se forma entre la isla de Kekoba y la tierra. Terminamos fondeando en Kalekoy donde desembarcamos para visitar el pueblo que es coronado por un fuerte levantado por los cruzados dentro de cuyas murallas se encuentra un anfiteatro pequeño para 300 personas. Alicia, Juanjo y yo subimos hasta la bandera del fuerte. La entrada al fuerte es previo pago, pero lo curioso es que para acceder al interior han colocado unas cancelas, como las que existen en los centros de la Administración en España. Dos cancelas, camaras de vigilancia, una caseta con pantallas de ordenador en medio de las piedras, si bien en este caso parece que la intención no es el control del funcionariado, que campaba por alli a sus anchas, sino de los visitantes. Intuyo que la Administración turca tiene una dimensión superior a la nuestra ya que en el fuerte estaban trabajando tres personas, con lo cual el ratio es una por visitante. Una vez que atravesamos las cancelas y que nos dan una ligera explicación del lugar, los funcionarios se vuelven a la entrada donde tenian una mesa y unas sillas de camping donde se aplican con el almuerzo. Como puede verse las culturas estan mucho mas cerca de lo que nos pensamos, aunque aqui el entorno es mucho mas agradable. Y las vistas desde lo alto impresionantes.
A lo largo del pueblo y de la fortaleza hay esparcidos sarcofagos y tumbas licias e innumerables puestos de pareos, pulseras, alfombras, telas y similares destinados a los turistas.
En la comida discutimos si dormimos en Kas, en Turquia, o volvemos a Kastellorizo. Al dia siguiente llegan Ana y Javi y tenemos que decidir el punto de encuentro. Al final decidimos repetir Kastellorizo. Cuando apagamos el motor tras el fondeo nos dimos cuenta de que aquello no iba bien. El motor de arranque venia dando problemas, pero con mas o menos dificultad habia funcionado. Ahora se negaba a hacerlo. Abrimos el motor e intentamos localizar la averia. Nada. Aquello seguia sin arrancar. Preparamos un pollo al curry para que el problema se redujera al motor, y mientras lo ingeriamos, pusimos en marcha el gabinete de crisis, en el que fuimos valorando las posibles soluciones mientras intentabamos contactar con Javi que estaba aterrizando y que entiende de ingenios mecanicos.
A la mañana Begoña y Santxo bajaron al pueblo para enterarse de las comunicaciones de la isla. La guia nos decia que a partir de julio un barco llega a diario, pero hasta esa fecha solo hablaba de un barco a la semana.
El resto de tripulantes seguiamos dando vueltas al motor. Pero como Dios aprieta, pero no ahoga y el buque está bajo la protección de la amatxo de Begoña, tras un par de golpes en una pieza que tenia todo el protagonismo y que obedecia al nombre de relé, al motor le dio por arrancar, y nosotros sin parar salimos corriendo a Fethiye en la confianza de que alli podriamos reparar definitivamente el motor.
Llegada a Fethiye, atranque elegante en la marina, encuentro con Javi y Ana, ducha y todos a cenar al pueblo. Compramos pescado en un mercadillo (gambas, calamares, bonito y lubina) y nos lo prepararon en el restaurante. De alli nos fuimos a tomar una copa, acompañada por una pipa de agua.
Al dia siguiente despliegue de actividad una vez conseguimos levantarnos, que no fue pronto. Desayuno en cubierta, Javi y Joseba al motor, Santxo y Juanjo al habour master y las chicas a poner lavadoras, cambiar dinero y hacer compra. Creo que debieramos reflexionar sobre este tradicional reparto de tareas. Paramos para comer una ensalada de garbanzos y con el espiritu tranquilo Joseba y Santxo van a una barberia para afeitar y cortar el pelo. El resto seguimos poniendo a punto el barco.
Vuelven los dos tripulantes acicalados como dos pinceles y nos disponemos a irnos. Pero como es sabido las cosas tienden a complicarse. Con las amarras sueltas pillamos con la helice la guia del muerto. Un par de vecinos nos ayudan a fijar el barco. A continuación Santxo al agua. Es el riesgo que tiene ser buen nadador, erizos, tabanos y al agua en el puerto para ver como teniamos la helice y como podiamos liberarla. Llamamos a la marina. Llegan los marineros y nos dicen que nos estemos quietos: que ni cabos, ni maniobras ni nadie en el agua. Esperamos un rato y aparece una zodiac con buzo con botella de oxigeno. Revisa la helice y las guias y nos pide un cuchillo para cortarlas. Dos de los marineros suben a bordo donde arrancar el motor y empiezan a dar acelerones adelante y atras. En ese punto en el barco solo quedamos Ana y yo.
Finalmente quedamos libres. Nos separamos del pantalan y vamos a repostar gasoleo. Para rematar el cuadro se me escapa una defensa que va a parar al agua. Nos la recogen desde la neumatica y nos la dan. En ese momento el buzo, u hombre rana, se acerca en la zodiac y nos dice que le tenemos que pagar en mano 30 euros por el trabajo. Y nosotros que no. Nos amarramos en el puesto de gasoleo, repostamos bajo la atenta mirada del buzo que telefono en mano empieza a hacer llamadas y Joseba, Juanjo y Santxo acaban en las oficinas de la marina. Por la parte local Selim, la chica de la oficina, que nos era muy favorable porque llevabamos todos el dia tratando con ella, el buzo, bastante mal encarado, el marinero que habia subido al Alysio y el master de la marina.
Al final pedimos factura y terminan cobrandonos 45 liras turcas, con el mosqueo de los participantes en el rescate. Salimos de la marina y como se nos ha hecho tardisimo fondeamos en una cala a media milla de distancia.
Desde alli partimos hacia Kastellorizo, isla griega separada dos millas de Turquia. Entramos en el puerto de la isla que tiene forma cuadrangular rodeado de casas pintadas en distintos colores. Nos gusta mucho. Recuerda a la entrada en el puerto de Itaca. Nos da miedo atracar en el puerto porque está rodeado de bares y restaurantes y terminamos fondeando en una cala cercana. Kastellorizo fue un pueblo importante hasta la segunda guerra mundial, en la que fue evacuado antes de ser bombardeado. Todavia no se ha repuesto de la perdida de población que supuso la guerra, población de emigró a Australia. Para nosotros es conocida por la pelicula Mediterraneo, que narra la vida de una peloton de soldados italianos enviados a la isla para el control de la zona.
Desembarcamos en la gomona y tras visitar el pueblo y hacer algo de compra decidimos cenar en tierra en una de las plazas.
A la mañana mas compra, fundamental el hielo, y nos dirigimos a la isla de Kekoba en Turquia donde llegamos a media tarde acompañados de fuertes vientos termicos. Fondeamos y el capitan prepara para cenar arroz con calamares y gambas receta de Pere. A diferencia de Pere nos ofreció solo una degustación del plato porque la cantidad de arroz era insuficiente para quienes alli estabamos. Ahora bien, salvado el problema de la cantidad, estaba riquisimo.
Tras el reparador sueño, nos dedicamos a explorar el canal que se forma entre la isla de Kekoba y la tierra. Terminamos fondeando en Kalekoy donde desembarcamos para visitar el pueblo que es coronado por un fuerte levantado por los cruzados dentro de cuyas murallas se encuentra un anfiteatro pequeño para 300 personas. Alicia, Juanjo y yo subimos hasta la bandera del fuerte. La entrada al fuerte es previo pago, pero lo curioso es que para acceder al interior han colocado unas cancelas, como las que existen en los centros de la Administración en España. Dos cancelas, camaras de vigilancia, una caseta con pantallas de ordenador en medio de las piedras, si bien en este caso parece que la intención no es el control del funcionariado, que campaba por alli a sus anchas, sino de los visitantes. Intuyo que la Administración turca tiene una dimensión superior a la nuestra ya que en el fuerte estaban trabajando tres personas, con lo cual el ratio es una por visitante. Una vez que atravesamos las cancelas y que nos dan una ligera explicación del lugar, los funcionarios se vuelven a la entrada donde tenian una mesa y unas sillas de camping donde se aplican con el almuerzo. Como puede verse las culturas estan mucho mas cerca de lo que nos pensamos, aunque aqui el entorno es mucho mas agradable. Y las vistas desde lo alto impresionantes.
A lo largo del pueblo y de la fortaleza hay esparcidos sarcofagos y tumbas licias e innumerables puestos de pareos, pulseras, alfombras, telas y similares destinados a los turistas.
En la comida discutimos si dormimos en Kas, en Turquia, o volvemos a Kastellorizo. Al dia siguiente llegan Ana y Javi y tenemos que decidir el punto de encuentro. Al final decidimos repetir Kastellorizo. Cuando apagamos el motor tras el fondeo nos dimos cuenta de que aquello no iba bien. El motor de arranque venia dando problemas, pero con mas o menos dificultad habia funcionado. Ahora se negaba a hacerlo. Abrimos el motor e intentamos localizar la averia. Nada. Aquello seguia sin arrancar. Preparamos un pollo al curry para que el problema se redujera al motor, y mientras lo ingeriamos, pusimos en marcha el gabinete de crisis, en el que fuimos valorando las posibles soluciones mientras intentabamos contactar con Javi que estaba aterrizando y que entiende de ingenios mecanicos.
A la mañana Begoña y Santxo bajaron al pueblo para enterarse de las comunicaciones de la isla. La guia nos decia que a partir de julio un barco llega a diario, pero hasta esa fecha solo hablaba de un barco a la semana.
El resto de tripulantes seguiamos dando vueltas al motor. Pero como Dios aprieta, pero no ahoga y el buque está bajo la protección de la amatxo de Begoña, tras un par de golpes en una pieza que tenia todo el protagonismo y que obedecia al nombre de relé, al motor le dio por arrancar, y nosotros sin parar salimos corriendo a Fethiye en la confianza de que alli podriamos reparar definitivamente el motor.
Llegada a Fethiye, atranque elegante en la marina, encuentro con Javi y Ana, ducha y todos a cenar al pueblo. Compramos pescado en un mercadillo (gambas, calamares, bonito y lubina) y nos lo prepararon en el restaurante. De alli nos fuimos a tomar una copa, acompañada por una pipa de agua.
Al dia siguiente despliegue de actividad una vez conseguimos levantarnos, que no fue pronto. Desayuno en cubierta, Javi y Joseba al motor, Santxo y Juanjo al habour master y las chicas a poner lavadoras, cambiar dinero y hacer compra. Creo que debieramos reflexionar sobre este tradicional reparto de tareas. Paramos para comer una ensalada de garbanzos y con el espiritu tranquilo Joseba y Santxo van a una barberia para afeitar y cortar el pelo. El resto seguimos poniendo a punto el barco.
Vuelven los dos tripulantes acicalados como dos pinceles y nos disponemos a irnos. Pero como es sabido las cosas tienden a complicarse. Con las amarras sueltas pillamos con la helice la guia del muerto. Un par de vecinos nos ayudan a fijar el barco. A continuación Santxo al agua. Es el riesgo que tiene ser buen nadador, erizos, tabanos y al agua en el puerto para ver como teniamos la helice y como podiamos liberarla. Llamamos a la marina. Llegan los marineros y nos dicen que nos estemos quietos: que ni cabos, ni maniobras ni nadie en el agua. Esperamos un rato y aparece una zodiac con buzo con botella de oxigeno. Revisa la helice y las guias y nos pide un cuchillo para cortarlas. Dos de los marineros suben a bordo donde arrancar el motor y empiezan a dar acelerones adelante y atras. En ese punto en el barco solo quedamos Ana y yo.
Finalmente quedamos libres. Nos separamos del pantalan y vamos a repostar gasoleo. Para rematar el cuadro se me escapa una defensa que va a parar al agua. Nos la recogen desde la neumatica y nos la dan. En ese momento el buzo, u hombre rana, se acerca en la zodiac y nos dice que le tenemos que pagar en mano 30 euros por el trabajo. Y nosotros que no. Nos amarramos en el puesto de gasoleo, repostamos bajo la atenta mirada del buzo que telefono en mano empieza a hacer llamadas y Joseba, Juanjo y Santxo acaban en las oficinas de la marina. Por la parte local Selim, la chica de la oficina, que nos era muy favorable porque llevabamos todos el dia tratando con ella, el buzo, bastante mal encarado, el marinero que habia subido al Alysio y el master de la marina.
Al final pedimos factura y terminan cobrandonos 45 liras turcas, con el mosqueo de los participantes en el rescate. Salimos de la marina y como se nos ha hecho tardisimo fondeamos en una cala a media milla de distancia.
4 comentarios:
Mis colegas me matizan que quizas los comentarios sobre la división de tareas que he hecho en un par de entradas pueden dar una imagen falseada de la realidad. Asi que precisando diré que la organización economica o dinero, está en manos de las mujeres, lo cual podriamos discutir si es o no tradicional, y de otra que los hombres participan de forma muy activa en la cocina. Y eso es absolutamente cierto.
Me alegro mucho de que solucionarais la pega del relé de arranque del motor y espero que Joseba me facilite la dirección del gabinete de cosmetica e "institicién", pues según las fotos ha quedado hecho un DANDI.
Os sigo todos los dias y me estais dando mucha envidia
Saludos de Pere.
Esta etapa parece que, salvo por la lubina, el pollo al curry y la pareja de pinceles, se ha de inscribir en el capítulo de las tribulaciones del Alysio... Vencidas las dificultades a buscar nuevos horizontes.
Por aquí, en el Aixkire, nos enfrentamos el sábado a la mar de olas cantábricas (3-4 metritos) y tras unas horas de imposible ceñida pegando más saltos que en una montaña rusa, media vuelta y a comer a la bahía de Hondarribia. Larraitz está hecha una valiente mariñela.
Muy buena ruta Alysios.
Q POCHOLADA, Castellorizo!!!
CapY, además de ir al barbieri DE VEZ EN CUANDO digo yo... q te daras creme SPF50 en la face varias veces al día... no???
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