lunes, 10 de junio de 2013


El final de las tribulaciones del Alysio (por el momento…)


Desde mi inocente ignorancia, cuando preparaba mi mochilita en Madrid para partir, desconocía lo que me esperaría al llegar al Alysio. Recordaba mis últimos días del año pasado en septiembre, cuando llegábamos al lugar de reposo invernal y durante los cuales la operación de fondeo consistía en “un hacer brazos” subiendo y bajando la dichosa cadenita a pelo. ¿Me encontraría con lo mismo de nuevo? ¡Horror! ¡Nooooo!

Por otra parte el motor perdía aceite y las noticias recibidas de Joseba me decían que se había producido “un arreglo en falso”. De nuevo desde mi ingenuidad (a pesar de mis años a veces lo soy), trataba de desentrañar el significado de ese término que nunca antes, a pesar del largo ejercicio de mi profesión ingenieril, había oído… ¿Qué narices querría decir eso? ¿Qué misterio habrá detrás de esas palabras? Ya todos sabemos que a veces las frases lapidarias del capitán nos dejan un tanto anonadados, pero en este caso, ¡leches!, la cosa era seria porque tampoco es que me apeteciese el quedarme tirado en mitad del océano (bueno, no es océano, pero me queda más dramático y así lo dejo) sin motor y sin una brizna de viento. ¡Que horror! ¡Qué perspectiva! ¿Me subo al avión?

Me subí y llegué pero a Atenas en vez de al lugar previsto inicialmente ¡Vale, billete de avión a Skyathos que regalo!

Lo que me encontré despejó parcialmente mis dudas. Allí estaba el capi en compañía de Ignacio y Natxo y el informe que recibí me tranquilizó en gran medida. El tema del molinete estaba a punto de solucionarse con dos personas que no parecían griegos, por la eficacia que demostraron, trabajando a destajo y con la promesa de dejarlo acabado esa misma noche, como así fue. ¡Problema menos!

Lo del motor estaba ya hecho pero el capi tenía serias dudas que solo se despejarían una vez puestos en ruta
Luego fueron 26 h de carrera para llegar a tiempo de coger la nueva tripulación en Skyathos y esas ya las “disfruté” yo también, lo que para empezar mi singladura de este año no estaba nada mal, pero bueno, se pasó, con sus lluvias, fríos y olas nocturnas, pero se pasó y llegamos a Skyathos a tiempo. Lo mejor de esta travesía fue el comprobar que el motor ya no perdía aceite, lo que se comprobó en varias ocasiones con la consiguiente alegría general. O sea que el arreglo había sido “en verdadero” en contra de los temores del capi.

Lo que siguió a continuación ya será objeto del siguiente capítulo en donde se desentrañará otro de mis interrogantes de este viaje: ¿Qué pasa en un barco en donde, durante 15 días, tienen que convivir tripulantes masculinos solos por primera vez en la ya larga historia del Alysio? No os lo perdáis

Aquí quiero aprovechar para agradecer a los Ignacio y Natxo que llegaron al barco un día, se encontraron “la tostada”, hicieron un saltito a Atenas y allí se quedaron 6 días ayudando al capi a pelear con los genios de la mecánica griega, para poder solucionar los problemas. A continuación se pegaron la paliza de 26 horas, con guardia nocturna incluida, de recorrido hasta Skyathos, en donde recogeríamos nuevos tripulantes, allí cogieron su avión de vuelta a Atenas y… ¡fin de las vacaciones!. Bravo por ellos. Todos los que estaremos a continuación en el Alysio este verano tendríamos que darles efusivamente las gracias por “su sacrificio” porque, la verdad, es que lo que han hecho no tiene precio.

Angel

Aquí tenéis el estado del apoyo del molinete en origen de la reparación y su estado final






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Alysio 2014