A la mañana siguiente nos levantamos a las 7.30 y nos pusimos rumbo al varadero de Egina. Al llegar nos estaban esperando. Colocamos sin demasiados problemas, a pesar del aspecto, el barco en el foso y subió a bordo el mecánico. Dos horas más tarde el problema estaba solucionado. Todos contentos porque no hizo falta varar el barco.
Desde alli, dimos la vuelta a Egina, lo que nos llevó todo el día, para llegar a la tarde a Epidhavros. El calor sofocante. Cuando el sol se ha ido damos un paseo, viendo el teatro antiguo de Epidhavros bastante bien conservado y rodeado de naranjos y olivos. Ducha fantástica, cena, y a la cama cual marmotas.
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