martes, 12 de agosto de 2014

MARTES 15 DE JULIO. UN DÍA TORMENTOSO

Ya martes, los días van pasando sin enterarnos, por un lado parecen eternos por lo mucho que nos cunden y por lo bien que los aprovechamos pero por otro lado poco a poco vemos cómo al mismo tiempo se van agotando...
Este día me despierto y me extraña que mi compañera de camarote estuviera allí leyendo, ella ya se había dado su baño mañanero, pero había empezado a llover y se refugió en el interior del barco. Yo decido salir igualmente y veo que el cielo está completamente nublado, incluso caían algunas gotas, pero ¿quién dijo miedo? Así que no falto a mi cita con el Egeo y me voy para el agua, total me mojaría igual bañándome... Además ya no podía empezar la mañana sin meterme en el mar. Al principio sin problema, no dejaban de ser cuatro gotas, pero cuando a lo lejos se empezaron a dejar ver relámpagos y oir truenos, parecía que daba un poco de impresión, lo peor fue cuando las inofensivas gotas pasaron a ser pedruscos de granizo que incluso hacían daño así que tuve que salir del agua como alma que lleva el diablo para resguardarme.
La novedad ese día fue que se sirvió el desayuno dentro en nuestro saloncito, igual de bueno todo pero hay que reconocer que se disfruta el doble al aire libre.



En plena tormenta



Después de más de una hora de tormenta diluviando tan fuerte que entraba el agua por todos los rincones posibles, empezó a salir tímidamente algún que otro rayo de sol a la vez que seguía lloviznando, no era ni mucho menos otro día radiante como los anteriores pero por lo menos había dejado de llover con tanta fuerza, y como ya íbamos con retraso respecto a lo previsto, teníamos que ponernos en marcha sin más tardanza en dirección a Astakos para recoger a dos nuevos tripulantes Thierry y Juanfran, nuevos este año pero ya asiduos del Alysio. Lo único malo, que debido al mal tiempo no habíamos podido acercarnos a conocer el pueblo abandonado que se veía desde el barco y que desde lejos nos despertó bastante interés, así que tuvimos que abandonar Puerto Leone quedándonos con la ganas de descubrir aquellas ruinas que habían provocado nuestra curiosidad .



Alejándonos de Puerto Leone con la bonita iglesia en lo alto 


Una vez que llegamos a Astakos, fondeamos cerca del puerto, ni siquiera llegamos a atracar y no todos fuimos a tierra. Álvaro llevó con la gomona hasta el muelle a Amaia y Santxo que iban a aprovechar la parada  para hacer alguna compra de víveres, y a continuación volvió con los dos nuevos compañeros de viaje; si bien antes, durante el rato que estuvo allí, conoció a los tripulantes españoles del velero "Capitán Teach", Alberto y Lola, y no perdió luego la oportunidad  Joseba para un intercambio de impresiones acerca de diferentes problemas técnicos cuando al llegar Álvaro le comentó que también ellos tenían alguna que otra dificultad… y es que navegar no se puede negar que es muy bonito pero  también pudimos vivir en el día a día todos los problemas que surgen por muy cuidadoso que se procure ser. 

Astakos

Ampliada la tripulación, ahora había dos más para integrar la chusma, y además muy pero que muy madrugadores haciéndoles la competencia a Álvaro y Susana, puesto que ya desde el primer día, a pesar de que también habían tenido un viaje bastante agotador pudimos ver que no se les pegaban las sábanas.



Relajados durante el tiempo que permanecimos fondeados en Astakos

Siguiente paso del día… por supuesto dado que se acercaba la hora de comer había que seguir inspeccionando la costa griega. Nos acercamos a una zona del litoral, a Kioni, en donde había una piscifactoría y otro pequeño pueblo deshabitado con las ruinas de unos antiguos molinos de viento. 
De paso que parábamos a comer intentaríamos ver delfines, así que estuvimos muy atentos en la “Cala de los Delfines” o “Pan de Limón”, aunque si alguna vez los hubo, que así nos lo aseguraron quienes pudieron avistar un par de ejemplares en años anteriores y por supuesto no dudamos de que fuera cierto, esta vez no se dejaron contemplar. 
Y totalmente distinto a lo visto hasta el momento, pudimos contemplar también unas grúas de tamaño gigantesco destinadas a ser utilizadas para barcos contenedores, aunque por lo visto no les estaban dando demasiado uso; no es que precisamente embellecieran el paisaje pero tampoco estuvo mal ver otro tipo de cosas.


Piscifactoría

Pueblo deshabitado en Kioni

Grúas para barcos contenedores








































Más tarde, siguiendo la rutina del barco, continuamos navegando para fondear cuando llegara la noche, y esta vez dado que las nubes amenazadoras estuvieron persiguiéndonos durante todo el día y que a lo lejos se podían oir los truenos, mejor que un resguardo idílico preferimos un sitio que nos diera protección, mejor no complicarse por lo que pudiera suceder.  Así que pasamos la noche en Nisis Pétalas, o como había sido bautizado el lugar por los tripulantes del Alysio de anteriores ocasiones “Cala Verde”. Además según íbamos acercándonos, dada la cantidad de embarcaciones que allí había, llegamos a la conclusión de que muchos más navegantes habían tenido la misma idea que nosotros. Mientras estábamos fondeando, vimos que nuestros vecinos más cercanos eran una pareja de nacionalidad alemana, y por las ganas de hablar que la señora parecía tener, confirmamos que en ocasiones puede ser mejor viajar como en el camarote de los hermanos Marx que sólo con otra persona. Por cierto… “Carmen de Barcelona, tu amiga alemana nos preguntó por ti "(por supuesto que ni idea de quién era para disgusto de nuestra agradable y dicharachera vecina).



Mirar hacia atrás y ver la tormenta acercándose


Y hoy para que vierais cómo nos cuidaban nuestros queridos cocineros, como el día estaba pelín desagradable nos hicieron unas patatas a la riojana para comer y unas ricas sopas de ajo para la cena.

Con el estómago lleno y ya relajados, comenzaba a oscurecer y empezaron a aparecer el cansancio y las ganas de dormir.




Nisis Pétalas











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Alysio 2014