jueves, 14 de agosto de 2014

VIERNES 18 DE JULIO. PRIMERA DESPEDIDA



Después de una noche muy tranquila tocó madrugón, teníamos que llegar al puerto de Lefkada para dejar a nuestro querido compañero Álvaro, así que a las seis comenzó a sonar el motor que nos despertó. El sol empezaba a salir pero hoy no empezábamos el día como los demás, daba mucha pena que se nos fuera el estupendo piloto en prácticas con el que nos habíamos reido tanto. Casi todos nos quedamos en el camarote más o menos durmiendo, era un viaje a motor para que Álvaro llegara a tiempo, acabé volviendo a quedarme dormida y sino hubiera sido por Susana ni siquiera me hubiera podido despedir de lejos porque habíamos atracado y él ya estaba en tierra, no todos estábamos despiertos  y no quiso que nos levantáramos, así que le mando el fuerte abrazo que se merecía como despedida por todos los buenos momentos que nos hizo pasar durante el tiempo que navegamos con él . Espero que en algún momento volvamos a coincidir en el Alysio porque fue un excelente compañero de viaje. Las despedidas nunca son agradables y menos cuando sabes que la propia también se acerca...


Álvaro concentrado pilotando en días anteriores 

Con mucha pena nuestro amigo se había ido pero todavía quedaban dos días por delante y no se podía desaprovechar ni un instante. De momento nos quedamos en Lefkada para reponer la despensa de lo necesario. Atracamos en el puerto municipal y después de darnos un homenaje con un excelente desayuno sentados en la terraza de un bar en una de las calles principales a la vez que se iniciaba la actividad a nuestro alrededor, comenzamos la tarea de hacer la compra. No es que fuera algo excesivamente complicado porque Amaia tenía totalmente controladas las necesidades del Alyisio, pero con aquel calor tan terrible que hacía, cargar con unas enormes bolsas llenas a tope parecía una tortura; aunque se hizo más llevadera la tarea recorriendo las calles de la población y viendo los puestos de frutas, verduras, pescados… y cómo no un montón de típicas tiendas que se veía que estaban destinadas al turismo. Además llamaban la atención ciertas costumbres que allí tenían los vecinos del lugar como ir tres en una moto, llevar de paquete al perrito, o también la cantidad de personas sin límite de edad que utilizaban bicicleta para desplazarse, así que podíamos ver a señoras de edad avanzada todas vestidas de negro con mucho remango en su bicicleta.


Después de un buen desayuno...

... a buscar rica fruta...
...ricos pescados...












... y con las bolsas llenas de todo lo necesario, vuelta al barco



























De vuelta nuevamente al barco y otra vez llena la despensa y también la caja de herramientas y repuestos ya que se aprovechó también la parada para comprar alguna pieza que era necesaria para hacer reparaciones. Y mientras tomábamos el acostumbrado vermouth estuvimos esperando al nuevo tripulante,  Enrique, que en su caso aunque lo de navegar no era nuevo para él, sí que era una novedad estar en el Alysio. Cansado pero contento de llegar a su destino, lo primero que hizo fue empezar a situarse en las costumbres del  velero. 
A continuación, dado que los problemas técnicos parecía que se multiplicaban de un momento para otro (el intercambiador que pierde agua salada, algún tornillo flojo, la correa del alternador que todavía estaba pendiente de cambiar y además aire en el sistema de agua dulce aunque respecto a ésto existía la duda de que el problema fuese que se habían acabado las reservas del depósito), teníamos que pasar de necesidad a ver a nuestro mecánico favorito por ser el más cercano, Takis, así que rumbo a Vliho. 

Esta vez el viaje fue muy entretenido para mí porque me toco pilotar, en algún momento tenía que hacerlo, no podía desaprovechar esta oportunidad. 


Tanta responsabilidad exigía mucha seriedad

Una vez que atracamos llegó de inmediato Takis en una motocicleta y en seguida cambió la correa poniendo la apropiada y dejándonos una de repuesto, aprovechamos también para rellenar los depósitos de agua dulce. 



En Vliho


 Joseba, Juanfran, Thierry y yo hicimos una pequeña expedición para ir hasta su “taller” puesto que el mecánico nos había contado que el “Capitán Teach” estaba allí pendiente de una reparación debido a que aquella misma mañana había encallado. Nos acercamos hasta allá para ver qué les había pasado y cómo se encontraban, afortunadamente dentro del susto bien, así que les deseo que la reparación haya sido rápida y que hayan podido continuar navegando tranquilamente de nuevo y sin más percances por las aguas griegas. Está claro que un pequeño percance le puede pasar hasta al más experto navegante. Nuestro capitán aprovechó para llevarnos  a los que nos habíamos acercado hasta allí, a una visita guiada por el lugar donde pasa los días Takis, y viendo el calor que tiene que soportar en aquella explanada llena de embarcaciones, casi hasta se podría entender su carácter huraño porque era inaguantable el calor del sol. Además el capitán aprovechó para darnos unas explicaciones acerca de ciertas partes del barco ya que teníamos allí una estupenda posibilidad de ver lo que normalmente está bajo el agua, como siempre digo, él en su salsa con estos temas que le apasionan. Y aunque en este caso no se trataba de ver algo especialmente espectacular por su belleza también fue una experiencia más que mereció la pena, algo con lo que no contaba con lo que ni siquiera llevé la cámara para inmortalizar todo aquello, Juanfran fue más previsor que yo y como buen paparazzi que estaba siendo desde que subió al barco a él no se le olvidó y tomó fotos de todo. 


Takis entre todos los barcos varados...



... y con el sol calentando con toda su fuerza







Iniciamos rumbo a Puerto Leone, en Kálamos, donde habíamos estado ya pero que habíamos dejado a medias de conocer por la tormenta así que tendríamos la oportunidad de ver todo aquello que nos había llamado la atención quedándonos con las ganas. También tuve la oportunidad de pilotar de nuevo un ratito, pero a juicio del capitán era mejor que no siguiera, y por supuesto, donde manda patrón no manda marinero así que abandoné las prácticas, pero para mí que quedó un poco afectado por el incidente del “Capitán Teach” y no se fiaba de mí… ¡alma de poca fe! Así que Thierry con mucha más soltura que yo me tomó el relevo.

Como no había viento estaba siendo una tarde bastante tranquila ya que ni siquiera pudimos ir a vela, todo el rato a motor, y como todavía faltaba un rato para llegar a Puerto Leone decidimos tomar un gin tonic en marcha acompañado de un aperitivo…. Lo que nunca hubiéramos sospechado era que ese hábito de última hora de la tarde nos iba a ser tan útil porque al ir a coger las tónicas de la sentina ésta estaba inundada. La cara de sorpresa que nos quedó no tenía nombre, sobre todo porque hacía escasamente dos horas que habíamos estado con Takis y no le había dado importancia al tema de las entradas de agua, achacandolo a una dilatación de la bocina del motor. Yo creo que si en ese momento hubiera estado allí, posiblemente alguien le hubiera agarrado de la coleta y se la hubiera arrancado. Pero como no estaba no quedaba otra opción que ponernos a achicar agua para apaciguar los ánimos, eso sí, el gin tonic lo tomamos. El capitán en un primer momento se puso bastante nervioso, por decir algo, porque yo creo que cuando vio todo aquel agua la descripción exacta era que le salían rayos y truenos por los ojos, pero en seguida recuperó la compostura, nos organizamos y todos nos pusimos a colaborar dejando en las manos de Enrique el pilotaje del barco mientras sacábamos agua con cualquier cacharro que tuviéramos a mano, por lo menos yo tenía el día activo y como me dijo Juanfran se me pegó a la mano el cuenco con el que estaba achicando y no paré en todo el rato, ¡todos le tuvimos que dar con ganas a la tarea!



En plena tarea de achique


Una hora más tarde llegamos a Kálamos, donde ya estaba el “Nan” esperándonos. También estaban fondeados varios vecinos más como  un yate enorme de nombre "Buka", propiedad de un acaudalado empresario, en este caso del presidente de industrias Titán, es increíble para lo que puede dar vender pinturas. Realmente muy llamativo pero seguimos quedándonos con el velero Nirvana que nos habíamos encontrado navegando días antes, en este caso propiedad del propietario del imperio textil Mango y que era realmente espectacular.




En Puerto Leone, el "Nan" en primer plano y al fondo el yate "Buka"


Una vez que fondeamos terminamos de sacar todo el agua que quedaba, ya bastante menos, y hubo también que apretar algún tornillo para rematar la operación por el momento hasta el día siguiente. No cabía ninguna duda de que estaba siendo la jornada más agotadora desde que habíamos embarcado. Y aunque alguien pueda pensar que menudo susto y que vaya vacaciones achicando agua, tengo que decir que hasta incluso esta sorpresa inesperada tuvo su gracia, ¡no todos los días te encuentras con una situación así! Una anécdota más que con el tiempo recuerdas con una sonrisa aunque seguro que para nuestro capitán el recuerdo no le traerá precisamente una sonrisa y supongo que nunca se acostumbrará a estas adversidades.
A pesar de tanto movimiento Amaia se puso manos a la obra para tener la cena a punto, y como Santxo estaba en labores de ayudante de mecánico fue Enrique quien muy eficientemente le echó una mano y nos hicieron unos espaguetis deliciosos, realmente hoy nos habíamos ganado una buena cena y un merecido descanso.



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Alysio 2014